ΩCapítulo 16Ω🔥

228 12 8
                                    

Desperté en una habitación que conocía muy bien, de mi propio centro de fertilidad, supuse que habrían cambiado los campos biométricos y no podría salir, y así era, pero no me importó porque estaba "libre" mi mano estaba suelta, no había tubos ni caños conectados a mi cuerpo, solo era yo.

Me levanté y fui al baño y tomé una ducha.
Llamé por la línea interna para ver si estaba Remi o quién y del otro lado me atendió una voz extraña. Me dijo que ya que estaba despierto vendría Alexis a verme.
El solo hecho de oír aquello llenó mi interior de calidez, y por el lazo Alexis me decía "ya voy bebe, ya voy".

Se oyeron ruidos en la puerta y me acerqué expectante. Mi mirada se cruzó con los ojos que yo más anhelaba ver.
Como era normal entre nosotros en silencio, expresándonos por medio de nuestro lazo todos aquellos sentimientos que, al menos yo, no sabía como poner en palabras.
Luego de nuestro abrazo y el silente intercambio de sentimientos y emociones Alexis tomó mi mentón y juntó nuestros labios. Era un beso lleno de necesidad, no tanto de pasión y lujuria, un beso que buscaba protección y seguridad, un beso que buscaba paz. Tanto Alexis como yo  necesitábamos sentirnos. Comprobar que estábamos bien, sanos y enteros. Mi lobo necesitaba con urgencia comprobar que mi Alfa estaba bien. Era casi un mandato supremo.

Luego de aquel beso mi corazón se sentía mucho más tranquilo y Alexis me veía lleno de ternura, me sonrió y amé esa sonrisa, por la luna ¿cuándo me enamoré de este modo de él? ¿Qué importa?.
Ahora lo qué importa es que lo tengo aquí conmigo. Y que pude comprobar que está sano y bien.

Me acerqué a besarlo nuevamente, pero esta vez en mi mente ardía la pasión y mis ojos destilaban lujuria, no hacían falta las palabras con Alexis, era como si fuésemos un solo ser entero y completo.

Alexis inmediatamente tomó mi nuca y con la misma pasión y presionó nuestros cuerpos, gruñéndole a mi camisa  la arrancó,  sin ninguna compasión, luego comenzó a besar mi cuello como un poseso, mientras yo le quitaba su camisa, ¡rayos que perfecto era su cuerpo! era fascinante lo mucho que me gustaba, lo muchísimo que me excitaba, sentía el anhelo de sentir sus dedos sobre mi piel, me impactaba lo mucho que deseaba ser tocado impúdicamente y sin compasión por Alexis. Y me complació claro, metiendo sus manos sin pudor por todo mi cuerpo, ¡cielos! ¡Cómo me encantaba verlo así de excitado! Saber que era por mí.
Luego de haber disfrutado, aunque jamás sería suficiente, de sus besos y sus caricias, le tomé de la nuca y viéndole sus maravillosos ojos le dije,
-¡Mierda, cómo te amo!-
Y me regaló su más hermosa sonrisa, esa que me roba el aliento, y me dijo,
-¡yo tampoco sé como mierda pasó Esteban, pero estoy jodidamente enamorado!-
Aquella declaración envió un flujo de calor y energía por mi cuerpo, acumulándose en mi entrepierna, y en ese momento se acabó la dulzura.

Llevé mi cara hasta el cuello de mi Alfa e inhalé profundamente, dejándome embriagar por su exquisito aroma a flores de duraznos, mi verga ya no podía crecer más, tenía la sensación de haberme roto algo ahí abajo, palpitaba y chorreaba, quité mi cara de su cuello y le tendí sobre la cama, llevé mi boca a su verga con muchas ganas, comencé a lamer y aquello produjo una erupción de flujo en su pene, lo tomé con mis dedos y lo usé para jugar con el hermoso paraíso de placer entre sus nalgas, sentí como su culo se expandió entre mis dedos, su excitación era magestuosa, nunca un cuerpo ha logrado hacerme sentir tan excitado y completo solo con estar, le hice una mamada mientras le dilataba y eso fue genial, beber su semen no tenía comparación, no conocía un sabor más exquisito, solo el de nuestro semen combinado. Luego de beberlo, lo penetré. Esta es la sensación más gratificante de mi vida, nunca en todos estos años me sentí así de pleno al entrar en nadie, mi verga calzaba perfecto en su culo, sus gemidos en mi oído sonaban como una sinfonía mágica enviando ondas de placer directo a mi pene, ver como se excitaba nuevamente mientras yo le hacía el amor era sencillamente increíble,
-amor, no me la saques nunca- gemía en mi oído y mientras aumentaba el ritmo de mis embestidas, él extendió su cabeza hacia atrás y me pidió
-Muérdeme, Márcame, Anúdame- y yo sin poder ni querer resistirme a las súplicas de mi Alfa enterré mis dientes en su cuello bebiendo de su dulce sangre y dejando ir mi nudo en su interior mientras lamía una y otra y otra vez la herida que acababa de hacer a mi hombre mientras me deleitaba con aquella increíble sensación que no tengo idea como describir, lamer la herida recién creada, enviaba olas más placenteras que las del orgasmo a todo mi cuerpo. Sencillamente era felicidad. Creo que al fin entiendo lo que es la felicidad.

Luego de una media hora o así, mi nudo se disipó, liberándonos. Pero no queríamos separarnos, nos sentíamos sencillamente plenos y felices. Sin embargo el deseo de ser tomado por mi Alfa comenzó a bullir en mi interior, como un mandato de mi lobo, mi lobo exigía ser tomado, poseído y marcado, anhelaba a su Alfa en modo dominante de una manera imperiosa, por lo que suavemente supliqué
-Tómame bebé, te deseo tanto en mi interior- y con estas palabras los ojos de Alexis se dilataron, su pene se hinchó y su aroma se intensificó todos sus instintos de Alfa afloraron e inmediatamente tomó el control de la situación y yo me sentía tan complacido solo con verlo así de fuerte y superior, poderoso y dominante.
Tomó mi cabello en mi nuca y me acercó a su boca con urgencia y determinación, comenzó a besarme lento pero intenso, dejando vagar suavemente sus manos por mi cuerpo, poco a poco sus besos se hicieron más intensos, más enérgicos, más hambrientos,  mordisqueó sensualmente mi labio y al hacerlo mi verga latió, Alexis pudo sentirlo en su abdomen y tomó mi pene en su mano, ¡cielos, qué bien me hacía sentir!, con la otra mano comenzó a presionar mi ano, como si de un botón mágico se tratase, poco a poco se abrió para él, yo podía sentir su gran satisfacción a través de nuestro lazo, tomó de mi propio fluido para lubricarme el ano y así poder ingresar cómodamente en mí.
Aquella verga ingresando en mi cuerpo se sentía caliente y gruesa, rígida y larga, la sensación de estar por fin completo, entero y pleno se extendió en mi interior, Alexis se movía dentro y fuera de mí dejando lujuria y pasión regadas por todo mi ser, una de sus manos continuaba el vaivén en mi pene mientras la otra se aferraba a mis caderas, su boca insaciable devoraba la mía impúdica y descaradamente,  cuando yo sentí que el fuego estaba cocinando todo mi ser, mi lobo comenzó a suplicar más, más y más. Al borde del éxtasis expuse mi cuello para ser mordido, y mi adorado Alfa no se hizo rogar, enterró profundo sus dientes, bebiendo y dejando ir su semen y nudo en mi interior, lamiendo desesperado la mordida, gruñendo y acariciando mi cuerpo, más posesivo que nunca, esta actitud de mi Alexis me llevó al clímax una vez más yo ya ni podía asombrarme de lo que su cuerpo lograba en el mío era simplemente increíble.

Estábamos así, abrazados, exhaustos, él lamiéndome el cuello cuando la puerta fue sorpresivamente abierta, e ingresaron varias personas,  era muy incómodo, el pudor, la vergüenza y el deseo de cubrir a mi Alfa comenzaron a amontonarse en mí,   de hecho el aroma a Alfas y sexo que habíamos impregnado en el ambiente se comenzó a agriar, Alexis se puso en alerta, su nudo de la nada desapareció y rápidamente detectó a 2 alfas hostiles, pero en el grupo estaba también Remi, otro de los alfas era su destinado, y había otras personas, betas supuse.
Alexis pidió intimidad, para vestirnos, rápidamente me pasó lo que quedaba de mi ropa, me dijo que me calmara, que todo estaría bien.

Pero lo cierto es que yo no lo creía,  yo... Comencé a sentir el deseo visceral de tranquilizar la angustia de mi Alfa, mi lobo surgió y no pude ni quise controlarlo de modo alguno, mis sentidos se agudizaron, detecté al alfa intruso más dominante y dejé que mi lobo se manifestara, pero yo estaba conciente y acompañando la acción,  o eso creí,  mi lobo avanzó y se enfrentó al invasor,
-¡MIO!- rugió
El alfa que claramente no tenía intenciones de enfrentarme, dió un par de pasos atrás, Alexis trató de calmarme, tanto en sus acciones, abrazándome por la espalda y diciéndome que me tranquilizara, como por el lazo, pero yo sentía muy nítidamente a través del lazo el pánico que éste despedía por su miedo a que nos separen, yo no lo permitiría nadie nos alejará.

Avancé dispuesto a atacar, en realidad no solo a atacar, deseaba matar, mi lobo ansiaba la sangre de esos invasores, mi aroma cambió radicalmente de agrio a pútrido, mi visión se tornó absolutamente roja, mis garras y colmillos asomaron, me acuclillé y salté sobre el estúpido alfa que veía en los pensamientos de mi Alfa, era como si una orden celestial me obligara a matar a aquel imbécil que dañaba a mi Alfa, todo se volvió un caos en un momento, gritos, mordidas, sangre, muerte, partes de cuerpos por todos lados pero de repente el aroma a flores de duraznos llega a mí, doblegando mi odio, no era solo el aroma, era la sangre, el aroma a sangre fresca que emanaba una herida de mi Alfa,  reprimiendo mis más bajos instintos asesinos me giré en busca de la fuente del aroma, salté sobre el agresor de mi Alfa y le atravesé el cuello de una mordida, escupí su asquerosa sangre sobre los imbéciles que trataron de detenerme, le arranqué los brazos al hijo de puta que se atrevió a atacar a mi Alfa, le quite el corazón a través del estómago, lo aplasté y unos chorros de sangre brotaron de él, acerqué mi hocico a mi Alfa y le sentí, bien sano y salvo, solo tenía un arañazo en el torso, de donde surgió el aroma a sangre fresca, me giré y encaré a los otros intrusos, Alexis se paró a mi espalda y ya no supe más nada, todo se volvió negro, no se que más sucedió, sólo puedo recordar que en mi mente reinaba este pensamiento:
-Alexis, te amo, no dejaré que nos separen-

Tierno AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora