ΩCapítulo 12Ω

203 18 4
                                    

A pesar de salir corriendo de mi oficina en busca de un poco de aislamiento emocional, no resultó, a todo aquel montón de sentimientos se le sumaron muchos otros, ¡¡¡Miiiieeeerdddaaaa!!!
Uno no puede escapar de lo que siente, cruzó por mi mente la idea de beber un poco, siempre oí que era un medio de escapar de los problemas quizás resulte también con los sentimientos y emociones, pero ni eso puedo, hoy tengo trabajo, ¡mierda!

Suena mi celular de repente arrancándome de mi alboroto emocional, al ver la pantalla, vi que era Remi, y atendí su llamada, preguntándome que habría ocurrido.

-Dime Remi- Dije

-Señor, ¿qué pasó?- Me preguntó con ¿miedo? en su voz.

-¿De qué hablas?- Pregunté muy confundido.

-¿Dónde está? ¿Está bien? ¿Le hizo daño?- Preguntó atropelladamente, sin dejarme responder nada
-¿Le ... Le golpeó señor?-

-Dios Remi, claro que ¡no! ¿De dónde rayos sacas esas ideas?- Dije muy molesto ante la absurda idea de que yo pudiese dañar a mi Alexis, aunque al cabo de un momento me dí cuenta que quizás se refería a que si él me habría atacado a mí. Otra idea igual de absurda. Porque si alguna certeza existe en mi interior, es que mi Alexis jamás me dañaría, al menos, no intencionalmente.

-El señor Trujillo está... Está inquieto- Dijo eligiendo cuidadosamente la palabra, cómo si no quisiese ofenderlo.

Supuse que estaría con Alexis o su hermana allí, mierda, su hermana, no la he visto en días desde que le atendí, de hecho ahora mismo, esa parte de mi vida se siente increíblemente lejana, como si fuese el pasado de alguien más, es tan extraña la sensación que me da escalofríos.

-Remi, estoy aquí, en el estacionamiento, no me fui a ningún sitio, mi lobo me lo impidió, no sé cómo demonios lidiar con mis sentimientos, me siento una mierda y no se que pasará conmigo- Vomité todo aquello, ya no lograba contener las emociones y sentimientos que me ahogaban, me abordaban como olas en una tempestad, inclemente uno tras otro se atropellaban en mi mente estas emociones absolutamente nuevas e intensas. Me sentía ahogado, al borde del desmayo.

-Muy bien Señor, lo haré inmediatamente- Dijo Remi y yo comprendí que vendría a mí, pero que no quería que se enterase Alexis o ¿Cómo diablos se llamaba la omega?

Y al decir aquello, oí el corte de la llamada. Que me dejó, conmigo a solas nuevamente, siendo despiadadamente atosigado por estos sentimientos extraños, encontrados, difíciles de tolerar. ~¿cómo hace la gente para tolerar esto?~ me pregunté con absoluto interés y muy sorprendido por la fortaleza de las demás personas, sintiéndome aún más débil y vulnerable.

A los minutos Remi llegó, por suerte venía sola, y con una humeante taza de café y muy acertadamente mis píldoras para la migraña, ella inicialmente no me dijo nada, solo se sentó a mi lado, me tendió lo que trajo y se quedó en silencio, respetando mi confusión, su compañía de algún modo me reconfortaba, era ella lo más parecido a un amigo en mi vida. Y así estuvimos un rato. En un apacible silencio. En el que me dediqué a buscar características a mis sentimientos, como este extraño ardor en mi pecho, en gran parte proveniente de mi lobo, que anhela rodear con nuestros brazos a Alexis, este sentimiento parece estar abriendo pequeños cortes en mi pecho, los siento arder, duelen. No sé como se llama esto, pero siento la urgencia de regresar y abrazarlo, porque me duele su ausencia. No puedo creer lo grandísimo de esta sensación incómoda y dolorosa. Otro sentimiento que reina petulante frente a muchos otros es una extraña sensación de profunda satisfacción, como si no existiese nada mejor en la existencia, esta sensación parece cubrir cada fibra de mi ser y mi lobo, la certeza de haber encontrado a mi pareja, la increíble realidad de haberle marcado como MÍO para siempre, es tan jodidamente satisfactorio, que creo explotar de gozo, si no fuera por los muchos otros sentimientos agolpándose en mi mente, estoy seguro que este primaría en mis emociones.
Otro que me resulta incomprensible es este punzante deseo de descuartizar, desgarrar, desangrar y bailar sobre el cadáver de la maldita zorra esa. Esta sensación crea imágenes tan nítidas del exacto sufrimiento que anhela mi lobo provocarle a la maldita perra esa. Deseo verla agonizar por mi mano hasta ver apagarse el brillo de la vida en sus ojos. Es tan poderoso este sentimiento que agita mi respiración, mis garras pugnan por salir y mi aroma se torna agrio. Remi se sobresaltó por estos repentinos cambios. Y yo recuerdo que ella me acompaña y entonces decido dejar mi auto-inspección emocional, para hablarle.

Tierno AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora