19. Es hora de que Knuckles brille

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Knuckles fue convencido de ir con el Clan Nocturno para poder conseguir más información de ellas, porque de veras que casi los insulta y ellos aún así le siguieron tratando bien y con paciencia.

Bien, it's time for Knuckles shine, tengo que encontrar una forma clara y buena para que me crean que quiero ser parte de su estúpido clan, ¿pero cómo? –Diría Knuckles en sus pensamientos mientras caminaba por la isla hasta donde estaban construyendo Albión.– Quizás les haga caso y debería pedir más información al respecto de la Esmeralda Maestra, seguro que con eso me dejarían entrar a su nave y quizás hablar con su jefe, mi más grande problema es que si de verdad ellos pueden controlar mentes lo podrán hacer conmigo también, y sin mí, el uso de la Esmeralda Maestra estaría casi asegurado para ellos, debo tener sumo cuidado, para que les haga pensar que quiero participar voluntariamente en su reconstrucción de la gran ciudad de la Isla Ángel. –Añadiría a sus pensamientos para cuando finalmente llegaría al lugar donde el Clan Nocturno estaba construyendo la ciudad que bautizaban como Albión.– Wow, esta ciudad en serio que es gigante, o bueno, lo será. –Diría Knuckles impresionado por el panorama que observaba, unas bases que abarcaban parte de la zona de hongos de la zona, y gran parte del desierto de Sandopolis.–

Knuckles pasaría entonces a más dentro del lugar donde vería que los del Clan Nocturno tenían a varios autómatas haciendo el trabajo pesado, mientras observaba como ellos movían gigantescas rocas para después comenzar a poner fuertes cimientos de hierro en los pastizales de la zona de hongos, Shade se le acercó por detrás.

Señor Knuckles, no esperaba verlo por aquí. –Diría Shade acercándose con su máscara para acto seguido quitársela en señal de respeto.–

Ah, sí, …em, este… Estaba de paseo, sí, eso, quería checar cómo iba la ciudad y si de verdad ocupaban mi gema como decían. –Dice Knuckles.–

Tranquilo, señor Knuckles. Aún no necesitamos de su gema, la necesitamos para cosas que implican más poder que unos simples cimientos. –Responde Shade.–

Sí, eso me di cuenta. Dime, Shade, ¿cuáles son esas cosas para las que necesitan mi gema? –Dice Shade.–

Lamento informarle que no puedo darle ningún tipo de información al respecto de eso. –Respondería Shade.–

¿Por qué? Hasta este momento no he llegado a preguntar la razón del porqué no puedes decirme para que quieren ¡mí! gema. –Diría Knuckles, haciendo énfasis en ese «mí».–

No puedo decirle nada respecto a ¡su! gema porque yo no soy la encargada del uso de la gema, el interesado es nuestro líder, Ix. –Diría Shade haciendo énfasis en ese «su».–

…Entiendo… ¿Al menos me puedes decir qué queréis hacer en este lugar?, ¿de dónde venís? –Respondería y preguntaría Knuckles a Shade tras no obtener su respuesta esperada.–

Verá, señor Knuckles, nosotros somos el Clan Nocturno, nosotros fuimos hace muchos siglos desterrados por un accidente a una desolada dimensión, pero, gracias a nuestra avanzada tecnología, en poco tiempo pudimos establecer una forma de poder sobrevivir en aquella dimensión. –Relata Shade para Knuckles.–

Entiendo, ¿y cómo se llamaba aquella dimensión?, ¿cómo es que lograron salir? –Preguntaría Knuckles.–

Andas más comunicativo de lo normal, ¿no es cierto? –Preguntaría Shade.–

¿A qué te refieres con eso? –Preguntaría Knuckles con un tono un poco indignado.–

Nada, nada. –Respondería Shade.– Respondiéndole a su pregunta, el nombre de la dimensión es Qafás T̂e Ẑi Alj̬afáq que según nuestro traductor, sería lo más cercano «jaula del crepúsculo». –Añadiría a lo dicho.–

¿Jaula? –Preguntaría Knuckles.–

A eso voy, tranquilo. –Diría Shade.– Aquella dimensión estaba repleta de creaturas letales, parece ser que solía ser usada …para… –Diría Shade para detenerse un segundo.– razas realmente feroces de distintas zonas del multiverso, ni idea del porqué iríamos a parar ahí, “¿querían que fuésemos su cena quizás?” –Añadiría Shade a su relato con un toque bromista en el final.–

Ja, ja, probablemente. Entonces, ¿cómo volvieron? –Insistiría Knuckles.–

Como habrás notado, nuestra tecnología es bastante avanzada y es que, mientras estuvimos en la zona de la Jaula del Crepúsculo nos adelantamos en demasía en cuanto a tecnología se refiere, aunque algunas cosas las mantuvimos de forma bastante conservadora, teníamos la esperanza de que si llegábamos a volver, podríamos comunicarnos en nuestro idioma natal. El traductor ya lo traíamos con nosotros, pues lo usábamos para intentar dïalogar con las bestias de aquella zona en busca de algún tipo de comercio.  –Diría Shade añadiendo y finalizando con su relato.– ¿Tiene alguna duda de nuestra causa, señor Knuckles.–

No, por ahora no. –Respondería Knuckles.– Pero, aún así sigo firme en que no os daré la Esmeralda Maestra. –Aclararía Knuckles a Shade antes de que esta pudiese preguntar al respecto de la confïanza con la gema.–

Tranquilo, seño Knuckles. Entiendo que la decisión de brindarnos la Esmeralda Maestra debe ser complicada para usted, pero, solo quisiese decirle una cosa por si no se había dado cuenta. –Diria Shade acercándose a Knuckles lentamente.– Si nuestras fuentes no nos fallan, su raza comenzó a tener problemas de fertilidad tras mucho, lo que hizo que pocos equidnas rojos naciesen, por ello, usted debe ser si no me equivoco, el último de la raza del clan de Pachacámac, ¿o me equivoco, señor Knuckles? –Preguntaría Shade a Knuckles directamente mientras lo veía fijamente a sus ojos.–

Knuckles quedó perplejo unos segundos mientras veía aquellos ojos morado uva, aquellos ojos iguales a los suyos, y de quiénes nadie más había visto más que en sus ojos propios y por ello, hubo unos segundos de silencio, porque además, Knuckles sabía que eso era cierto. El último equidna rojo protector de la Esmeralda Maestra, el cual desde hace ya mucho había quedado a su cuidado, sin descendencia alguna, sin posibilidad de ella, y que cuando muriese, la Esmeralda Maestra dejaría estar custodiada por la raza de los equidnas que ya era cuidada desde hace más de cuatrocientos de años.

Eh, cara linda, ¿qué tanto miras? –Preguntaría Shade.–

Tú, “sojos”, digo, nada. –Diría Knuckles algo nervioso.– Ejem, respondiendo a tu pregunta, sí, soy el último del clan Knuckles. –Diría Knuckles.–

Supongo que fue rebautizado entre más fue pasando el tiempo. –Diría Shade percatándose del cambio de nombre de dicho clan.– En fin, téngalo en cuenta. Porque le está dando la espalda a quizás, su última esperanza de preservar su raza. –Añadiría Shade para darse la media vuelta y comenzar a retirarse.– Me retiro, señor Knuckles. Soy procuradora de una de las tropas del Clan Nocturno, así que no puedo estar mucho tiempo aquí. Cuídese, y piense en lo que le dije. –Diría para finalmente volver.–

…Joder… –Diría Knuckles comenzando a regresar donde la Esmeralda Maestra.– ¿Qué se supone que debo hacer ahora? –Iría diciendo sin saber qué hacer ante tal situación.–

Flámico (Nuevos Capítulos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora