Capítulo 9.

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En la celebración de anoche la estaba pasando realmente bien, pero me retiré después de la comida. Estaba agotada físicamente, necesitaba descansar para poder estar al cien el día de hoy. Hilaria hizo una lista de lugares que quiere mostrarme. Acepté porque me dijo que quiere pasar tiempo conmigo, ya que por el trabajo no salimos tan seguido como antes. Yo estoy más que encantada con la idea, me gusta pasar el rato con ella. Levanto la taza de café que me preparo Sasha y bebo lo último que me queda. Recordando el día de ayer, me lleva a recordar el baile que tuve con Edel, fue extraño. La sensación que tuve, no se como explicarla, es tan....indescriptible, pero única. Jamás me pasó. Ni con Valentin.

—¿Tahi? — levantó la cabeza — ¿Estás bien? Te estoy llamando. ¿En dónde está esa cabecita lectora tuya?

—Aquí. Bien pegada al cuello.

—Que chistosa. ¿Estas lista?

—Si, deja que lavó la taza y paso al baño.

—No, no, deja que yo me encargo —Sasha me dice tomando la taza que estoy por llevar a la mesada — vayan asi no vienen tarde.

—Gracias.

Hilaria sale por la puerta diciéndome que me esperara en las escaleras y yo me dirijo al baño de abajo, abro la puerta no sin antes tocar y preguntar si alguien se encuentra. Entro. Hoy llevo una coleta alta con dos mechones sueltos al costado, es la primera vez que me hago un peinado así, soy más bien de dejarlo suelto o hacerme una trenza, porque después se me hacen rulos y me encanta. Abro mi cartera y saco mi labial de bálsamo de frutilla, me lo paso suavemente dejando brillo a su paso. Mi celular vibra en mi bolso.

—¿Ma? ¿Cómo estás?

—"¿Ma, como estas?" Enojada, me dijiste que ibas a llamarme ayer antes de irte a dormir. Te espere, Tahira.

—Lo olvide. Después de la fiesta, llegué a la habitación y caí rendida, lo prometo. No se enoje, prometo que a la vuelta le ayudaré a preparar su postre favorito.

—En ese caso, te perdono — ambas reímos. Es fácil convencerla, además se que ama que pasemos momentos juntos — ¿La pasaste bien? ¿Tomaste alcohol?

—Si, la pase muy bien. Baile mucho y no, no tomé ni una gota. Solo un batido de fresa que me preparo Sasha. ¿Y por allá cómo andan? ¿Sufriendo sin mi?

Te extra...

¿Escuchas eso?... Paz — Mi padre se mete en la conversación y escucho el regaño de mi madre, no pude evitar reír.

—Paz tendré cuando te vayas a trabajar y me dejes terminar de pintar.

—Eso no decías cuando...

—¡Norman!

—Oigan, no quiere escuchar conversación que mis oídos no puedan soportar. Tengo que dejarlos, Hilaria me va a matar si tardo más en el baño así que los amo y prometo que los llamaré más tarde. ¿Bien?

—Bien. Te amamos.

Sigo a Hilaria por el sendero que me lleva, agradezco haber traído una gorra porque hace un calor y el sol en esta parte está pegando fuerte, lo bueno es que hay un poco de viento. Con su ayuda subimos por una pequeña montaña de tierra y temo por mi vida, no tengo idea donde me está llevando. Espero no lanzarnos desde algún lugar porque juro que saldré corriendo.

—¡Te haces esperar, pequeña Baldwin! ¡Mi abuela es más rápida! — grita una voz masculina, lo que me hace levantar la cabeza después de sacudirme las rodillas. Frente a mí hay dos chicos guapos sonriendo en nuestra dirección, una chica con anteojos sentada en una roca leyendo una revista y... Edel, apoyado en un árbol con los brazos cruzados... mirándome.Trago saliva nerviosa y agarro mi cartera con fuerza. El chico que gritó se acerca a nosotras abrazando con fuerza a Hilaria, ella chilla y lo golpea.

Mi Dulce CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora