Capítulo 4.

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Ya tengo todo preparado, me llevo una maleta mediana con ropa necesaria y una mochila con los productos de limpieza facial, cremas, dos libros para ir leyendo en el camino y unos bocadillos. Despedirme de mi familia y de kira fue difícil, como si no fuera a verlos jamás, eso espero que nunca suceda, mis padres repetían si estaba segura de ir en todo el momento, pero les asegure que necesito cambiar de aire. Anoche andando en bicicleta por el pueblo, me ayudó a relajarme y quitar todo el estrés que venía acumulando, con Margaret quedamos en tener encuentros virtuales hasta que vuelva, ella le pareció un plan increíble y a menudo la veo después de las una de la tarde. En el trabajo están al tanto que necesito ir a hacer esa vuelta.

—¿Estás bien, Tahi? — me pregunta Hilaria con la cabeza apoyada en mi hombro. Sigo acariciando su cabello lentamente, le gusta, ya que la mantiene tranquila.

—Sí, estoy perfectamente. ¿Tú?

—Me siento muy emocionada que conozcas todos los lugares donde pasaba el tiempo cuando era pequeña, ya sabes que mi origen es diferente al tuyo — asiento, viendo por la ventana del auto en movimiento. Estamos yendo para al aeropuerto — bien, allá en mi man... Pueblo son amables, pero también hay personas malas. Por lo tanto, de noche es preferible que estés con alguno de nosotros, yo te digo esto, porque a ti te gusta dar paseos nocturnos. No es Blue Field.

—Lo capto. Estaré pegada a ti.

Una extraña sensación empiezo a sentir. Y la curiosidad no queda atrás, aún no entiendo por qué Hilaria está tan preocupada y no encuentro un pensamiento que me ayude a comprender su comportamiento, será que les habita un asesino en serie o alguien despiadado para tal reacción. No creo, conociéndola no permitiría que viniera. Es muy extraño, pero sé que en algún momento me lo dirá. Me enfocaré en disfrutar, descansar y escribir. Mientras subo al avión, siento una mezcla de emoción y nerviosismo. El rugido de los motores y la aceleración al despegar me hacen sentir como si estuviera volando. Desde mi ventanilla, observo cómo el paisaje se vuelve cada vez más pequeño, dejando atrás la tierra firme. El cielo azul se extiende infinitamente ante mis ojos, mientras las nubes forman un suave colchón de algodón. A medida que el avión asciende, siento una extraña sensación en el estómago, como si estuviera flotando en el aire. Miro por la ventanilla y veo cómo las luces se convierten en diminutos puntos brillantes. Es como si estuviera en otro mundo, suspendido entre el cielo y la tierra. Durante el vuelo, disfruto de las vistas desde las alturas y me maravillo con la belleza del mundo desde esa perspectiva única. Finalmente, el avión comienza su descenso y siento un ligero cosquilleo en los oídos mientras nos acercamos al destino. Aterrizamos suavemente y la emoción de llegar a un lugar nuevo llena mi corazón. ¡El viaje en avión ha sido una experiencia increíble!

Me ajusto la mochila en mi espalda y con mi mano izquierda tomo la manija de mi valija arrastrándola por el pasillo hacia la salida donde un automóvil negro nos espera con Sasha sosteniendo la puerta trasera, con una pequeña sonrisa ayudo a Alece a poner la valija mía y de Hilaria en el baúl.

—Suban niñas, tenemos un largo viaje.

—¡Vamos, vamos!

Hilaria me empuja para que suba mientras da pequeños brincos. Alguien se encuentra demasiado ansiosa. El motor ruge en segundos, acelera y nuestros cuerpos se inclinan hacia delante por la velocidad. Son solo doce minutos en los que conducimos alejándonos del aeropuerto. Creí que tal vez un domingo habría mucha gente afuera, pero no hubo tantas. Al mirar mi celular, tengo mensajes del grupo familiar, les contestó que ya bajé del avión y estamos yendo a la casa de los padres de Hilaria. El auto se desvía hacia la izquierda y entra por un camino de árboles verdes. Las palabras se quedan cortas para expresar lo que mis ojos ven, puedo jurar que hay brillos en ellos. Los árboles parecían acogernos con sus ramas entrelazadas, formando un techo protector sobre nosotros. Los rayos de sol filtrados creaban un juego de luces y sombras que pintaban un hermoso lienzo natural.

Mi Dulce CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora