Epílogo.

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La vida me enseño que las personas siempre fallan o se alejan, que el amor nunca será perfecto, solo hay que encontrar a la persona indicada. Estos dos años aprendí que puedo caerme miles de veces, pero también puede levantarme mil veces y más, que la vida te pondrá a prueba para ver cuán fuerte eres. Depende de uno mismo levantarse y luchar. Hay que ser valientes y fuertes, nunca perder la esperanza. Solo respirar profundo y aguantar lo que venga, porque todo pasa por algo y en algún momento mejorará. Perdonar tampoco es sencillo, a menudo es necesario que pase un poco de tiempo hasta que las heridas cicatricen, pero si pones de tu parte y demuestras que quieres ser feliz, todo habrá valido la pena.

Aprende a luchar, a ser fuerte, a perdonar y a amarte. Tenemos que aceptarnos tal cual somos, valorarnos y confiar en nosotros mismos. Dejar de sentirnos inútiles. Somos seres humanos diferentes, pero únicos. Finalmente, estoy cumpliendo mi sueño de tener mi propia librería y cafetería. El lugar es encantador, lleno de estanterías majestuosas que albergan una amplia colección de libros. Las paredes están decoradas con obras de arte inspiradoras y grandes ventanales dejan entrar la luz del sol, creando una atmósfera cálida y acogedora. Aquí estoy, sentada junto al hombre que amo, disfrutando de nuestra pasión compartida por la lectura. Nos sumergimos en los libros, dejándonos llevar por las historias y los conocimientos que nos ofrecen. Los sillones cómodos nos abrazan mientras nos perdemos en las páginas impresas. Cada día, exploramos juntos nuevos mundos y expandimos nuestros horizontes intelectuales. Esta biblioteca se ha convertido en nuestro refugio cuando esta cerrada. Descansamos leyendo o paseando por el pueblo. En este espacio mágico, me siento completa. Aquí puedo tener fe en el poder transformador de las palabras y compartir mi vida con el hombre que amo. Juntos, creamos un santuario donde el amor y el conocimiento se entrelazan en perfecta armonía.

Han pasado tres años desde nuestra conversación en Eternal Moon. Después de unos días tuve que volver a mi pueblo por que Anastasia necesitaba verme, me pareció extraño su llamada y preocupada tome un vuelo esa misma mañana, al llegar salude a mi familia y deje mis cosas en casa, rápidamente me fui hasta su casa donde me cito. No esperaba para nada ese día tal sorpresa. Me cedió la propiedad de la librería. Me negué rotundamente se lo mucho que trabaja para mantenerla activa, el esfuerzo que ponen sus hijos, pero todos ellos están decididos a cedérmela. Recordar ese día me llena de tristeza, porque fue la última vez que vi a Anastasia decidió ir a vivir a Sunnyvale. Estoy tan agradecida con ella. Con lo que había ahorrado remodele muchas cosas.

—¿Salimos a comer hoy con tu familia?—me pregunta Edel mientras acaricia mi brazo. Mi familia adora a Edel, aunque mi hermano y mi padre pueden ser un poco molestos a veces. Siempre se lo llevan a un lado cuando vamos a visitarlo, y no paran de hablar. Curiosamente, nos mudamos a solo dos casas de distancia de "Mi Dulce Casualidad" el nombre en sí evoca una sensación encantadora de sorpresa y alegría, como si visitar la librería y cafetería fuera una experiencia mágica y única. La combinación de elementos dulces como el café y los postres con la idea de casualidad genera curiosidad y atrae a los clientes. Decimos eso cuando nos preguntan el por qué de ese nombre a la librería. Pero, en realidad, Edel siempre dice que nuestro encuentro fue el resultado de una dulce casualidad.

—Iba a terminar de ver que pedidos tienen que llegar mañana.

—Estoy celoso. Tiene toda tu atención.

Dejó el libro a un lado y coloco mis brazos alrededor de su cuello, los suyos en mi cintura acariciándome. Amo con todas mis fuerzas a este hombre, su belleza, su actitud y su valentía me tiene por completo. Me ha ayudado en todo, hasta vino a vivir a Blue Field conmigo, aunque los fines de semanas, algunas veces lo acompaño a Eternal Moon para visitar a sus padres, solo Hilaria volvió. Ella ya encontró a su compañera, lo recuerdo como si fuera ayer, necesitaba una ayudante los días que no esté en el trabajo y llego Aglaia, una joven universitaria amante de la lectura y la moda, cualidades que tenemos Hilaria y yo, fue sorpresivo, después de seis meses se pusieron de pareja. Estoy tan feliz por ellas.

Mi Dulce CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora