3. Movimientos...

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El plan era simple, los adultos se volverían a reagrupar con el loto blanco, debían aplacar la invasión, el equipo avatar, debía hacer tiempo mientras esperaba el cometa Sozin y el único lugar donde nunca buscarían, La isla donde Zuko tenia sus últimos recuerdos con su madre.

La isla Ember, de playas eternas de calor y trópico agradable para disfrutar del mar y la arena, Katara luego de haber experimentado conocer al asesino de su madre, había comenzado a ver a Zuko de una manera muy diferente, el rencor aun seguía latente, pero comenzaba a creer en el.

En la casa de los antiguos señores del fuego, cada uno tenia su propia habitación, sin embargo, Zuko cada ves dormía menos, no se sentía cómodo estando allí. Notaba como todos disfrutaban, se relajaban, pero el no, estaba preocupado. Les explico el momento en que sucedería el ataque y como, por lo que solo debían esperar el momento adecuado, pero sin embargo, el no podía detenerse.

Su propio entrenamiento se había vuelto arduo y severo, todos lo acompañaban pero luego seguían su camino o propio entrenamiento. Algunos simplemente se relajaban, como era el caso de Zoka y Zuki, quienes se disfrutaban como novios oficiales.

Ang seguía con su practica de fuego control, pero mas alejado de Zuko luego de haberse enfrentado a los últimos dragones. Estaban agotados, y Zuko cada ves prestaba mas atención a todo lo que hacia y dejaba de hacer Katara junto al avatar.

Sabia que su lazo era muy cercano, en mas de una ocasión le había demostrado su preocupación y cariño, algo poco común entre una clase de amor mas fraternal o familiar.

De sus pulmones salia un humeante fuego, podía sentir como su interior estaba comenzando a sentir las llamas que ardían sin control por todo con su poder.

Estaba comenzando a doler, cuando se alejo en total silencio a la playa, un lugar muy apartado que desembocaba en una pequeña playa cubierta por acantilados y un curioso fogón a un lado, cerca de lo que parecía una cadena de cavernas construidas con los años y el mar.

La noche estaba acercándose, mientras Zuko solo quería perderse en la profundidad del mar, ahogarse y morir si era posible, una ola azoto su cuerpo, definitivamente lo estaba llevando la corriente.

Pero fue cuando sintió un tirón en su brazo, miro hacia la playa que estaba dejando atrás, como era posible que se entregara al mar de esa manera, no dejaba de pensar, sentía que el fuego de su pecho se calmaba, pero a la ves seguía sintiendo calor, el agua ayudaba, pero tal ves no suficiente.

-ZUKO!- Escucho mientras alguien tomaba ahora su brazo, ya no era un látigo de agua control, era Katara, esperando encontrar su mirada mientras que el recuperaba su aliento.

Habia echo un disco de hielo debajo de ellos, aun se encontraban en el mar, pero volviendo, dejo de toser agua salada, miro a su alrededor, no encontraba a la persona que lo había salvado, hasta que termino de voltearse.

Se encontró con el rostro de Katara muy cerca, el no podía negar que su cercanía lo puso muy nervioso, por un momento sintió un escalofrió, que ella noto.

-Katara yo....- No le dio tiempo, ella lo abrazo, sintió su calor en las partes de su cuerpo que rozaban con ella, ese aroma en su cabello antes había estado ahí, recordaba el aroma de su collar cuando lo encontró en el pasado, era suave, pero delicioso.

Se alejo lo suficiente para poder mirarlo a los ojos, estaban aun muy cerca, pero notaba lo angustiada que Katara se encontraba.

-Casi te lleva la corriente Zuko, estas loco o que? - Al fin reacciono de verdad, todo lo anterior parecía una fantasía, Katara jamas podría llegar a abrazarlo por voluntad propia, después de todo siempre proclamo con orgullo su odio por el.

Pero en ella noto algo mientras que se encontraba en ese trance, su mirada estaba clavada en el, queriendo contener sus lagrimas, era increíble ver con que facilidad la había echo llorar durante todos esos años pasados y tan oscuros.

Zuko levanto sus manos, llevándolas al rostro de Katara, ella se asombro por ese gesto, pero notaba como el estaba perdido intentando encontrar una explicación a todo lo que había pasado con el.

No era una caricia, podría llegar a decirse que estaba tomándola con sus manos, tal ves, el aun no estaba preparado para alejarse de ella, pero finalmente estaban llegando a la orilla.

Katara lo quería ayudar a sentarse en las rocas que rodeaban el fogón, pero el le indico seguir un poco mas dentro de las cuevas que se encontraban a unos pasos.

Al entrar se sorprendió que también hubiera un pequeño lugar con rocas formadas para un fogón mas interno, pero con una vista hermosa hacia el mar.

Ahí pudo sentarse, respirar profundo, e incluso lograr secarse con su aliento, mientras que salia vapor del resto de su ropa.

Dentro de el, había un fuego que necesitaba dejar salir su furia y dolor. Katara no podía verlo mas así, se acerco y puso de rodillas para estar a su altura frente a el.

-Zuko, debes entender que ahora no estas solo, nos tienes a nosotros... puedes hablarnos.


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No Quería Besarte (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora