♥2♥

2.9K 157 17
                                    

Habían chocado entre sí frente al Museo Metropolitano de Arte. 

Era un día de verano de calor bochornoso y Hermione había ido a la ciudad para visitar a su padre, pero él había cancelado los planes de almuerzo por una reunión de negocios de última hora. 

Eso no era ninguna novedad y, como tantas otras veces, rápidamente había decidido ir al museo. 

Sólo que esta vez, nunca llegó a entrar.

Con la cabeza en otra parte, Hermione había dejado que sus instintos la guiaran hacia su destino. 

Ahora que su padre había cancelado el almuerzo, tendría tiempo para conocer a ese nuevo artista del vidrio del que había oído hablar. 

¿Se mostraría dispuesto a mostrar su obra en la próxima exhibición denominada.

«Historia del vidrio en el arte», en el pequeño museo en el que ella trabajaba, ¿en el norte del estado de Nueva York? 

No todos los artistas se mostraban dispuestos a exponer en un museo.

Representaba poco, o más bien nada de dinero para ellos, pero la exposición era buena.

Estaba ensayando en su mente el acercamiento al artista cuando golpeó con lo que pareció una pared de ladrillos y rebotó hacia atrás. 

Levantó la mirada cuando dos manos fuertes y masculinas la tomaron por los hombros, impidiendo que se cayera.

No había sido una pared de ladrillos. 

Había sido un hombre. 

El espécimen de macho más increíblemente hermoso que había visto en su vida. 

Fácilmente un metro noventa de estatura. 

El Adonis de pelo rubio tenía ojos del color de la plata y un cuerpo finamente esculpido envuelto en un traje Armani de ajuste perfecto. 

Y encima olía espectacular. Guau.

Pensó que tal vez había pronunciado la palabra en voz alta, pero no estuvo segura.

Él le sonrió y ella sintió que todo el aire de sus pulmones se esfumaba en un silbido mientras su cerebro se quedaba sin sangre. 

Mareada, sólo pudo estar agradecida de que él todavía la estuviera tomando por los hombros.

Esos ojos plata increíbles se deslizaron sobre su fisonomía con tal intensidad que pareció que estuviera tocándola.

-Perdóname, no tuve la intención de chocarte -

Pero ella supo, o más bien intuyó, que la culpable había sido ella.

-No estaba mirando por donde caminaba -admitió con una mueca, mientras luchaba con un impulso totalmente inapropiado de estirar la mano y tocar ese cuerpo duro tan cerca del suyo.

-Y yo estaba demasiado ocupado observándote para darme cuenta por dónde iba-

Ella se lo había quedado mirando.

-¿Realmente acabas de decir eso? -

La sonrisa de él creció a proporciones tan sexis que Hermione casi se derritió.

-¿No estás acostumbrada a que los hombres que te rodean sean honestos sobre la atracción que sienten por ti? -

-No estoy acostumbrada a que hombres como tú se sientan atraídos por mí en lo absoluto -

Tan pronto como soltó las palabras se sonrojó tanto que sintió fuego en las mejillas. 

Ni a propósito podría haber sido más patosa.

El bebé navideño de MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora