♥21♥

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Draco se sentó en su escritorio, temblando y sudando.

Su esposa había sobrevivido al accidente, ¿y el bebé?

Recordó que no había estado a su lado durante el coma...

Astoria le había convencido de que era porque Hermione realmente no se preocupaba por él.

Pero era porque había estado hospitalizada... no sólo por una leve conmoción cerebral... ¿habría sido también por un aborto involuntario?

Cogió el teléfono y, con una voz debilitada por el horror de los recuerdos, pidió que lo comunicaran con el hospital en Nueva York.

Un rato más tarde estaba colgando el teléfono nuevamente, con una inmensa sensación de alivio.

No había perdido el bebé, pero una vez más tampoco se lo había contado.

¿Por qué no?

Entonces se rio burlonamente de sí mismo y de su torpeza.

Hermione le había dicho que se casó con ella sólo porque estaba embarazada, y estaba convencida de eso.

Entonces, en esta ocasión, había mantenido al nuevo bebé fuera de la ecuación, porque quería que el factor decisivo a la hora de resolver sobre el matrimonio, fueran sus sentimientos por ella.

¿O no era así?

En realidad, según los recuerdos que le torturaban la mente, su esposa quería el divorcio.

La bilis se le subió a la garganta.

Nunca le había dicho que la amaba y ella lo creyó así.

Durante todo el tiempo que estuvieron juntos había creído que no era nada especial para él, cuando ella representaba el mismísimo aire que respiraba.

No había dicho las palabras, pero ¡maldita sea!, ¿es que ella no se había dado cuenta?

La necesitaba de una manera que nunca podría necesitar a otro ser humano.

Ella no lo había abandonado después de salir del hospital.

De hecho, había actuado como si quisiera salvar el matrimonio.

¿Había sido así, o simplemente un acto nacido de su naturaleza compasiva debido a su amnesia?

¿Si le contaba que había recuperado la memoria, lo abandonaría?

Ciertamente la noche anterior no le había creído cuando le dijo que la amaba.

Eso indicaba que en la cabeza de Hermione nada había cambiado con relación a ellos.

Seguía sin confiar en él.

¿Y por qué no iba a ser así?

Él había hecho bien poco para ganarse esa confianza.

Pero había despedido a Astoria.

Eso tenía que servir de algo.

Aunque nada de eso tenía importancia si no podía convencerla de que la amaba.

Pensó en varias posibilidades y algo se le ocurría, pero primero tenía que terminar con el cortejo que había comenzado el día anterior.

Cogió el teléfono de nuevo; esta vez llamó a una floristería.

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Cuando otra entrega llegó, Hermione sintió ganas de reír a carcajadas.

La primera había sido un enorme ramo de rosas escarlatas.

La tarjeta que lo acompañaba decía:

El bebé navideño de MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora