4. Día de compras

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El auto se estaciono en el estacionamiento del centro comercial Harrods, el más caro de todo Londres.

Nunca en mi corta vida he puesto un pie aquí, es decir tan solo respirar cerca de este lugar sale caro, así que prefería atender mis necesidades humanas en otra parte más barata.

Bajamos de la camioneta y al entrar había muchas mujeres y hombres bien vestidos, o sea tan solo sus peinados valían más que todo mi outfit, mi preciado suéter de cuadros rosas se sintió avergonzado con todas esas prendas caras que usaban los que estaban ahí.

Chris tomo mi mano y me guio por el centro comercial, sus guardaespaldas nos seguían a lo lejos.

¿Habrán estado en el Ritz cuando Chris me lo propuso?

Como sea, los pensamientos se fueron de mi mente al sentir la mirada de muchas personas sobre mí, especialmente la de las mujeres. Las mire y a decir verdad eran hermosas, es que yo no entiendo ¿Por qué yo? Sobre estas mujeres hechas por los dioses.

Entramos a una tienda bastante cara "Hell Hall", además de costosa era la más prestigiosa de todo el país. Una señorita se acercó y nos atendió con una gran sonrisa, Chris le explico que la que buscaba ropa era yo, así que ella me mostro varias prendas.

Ya en el probador me preocupe por lo caro que era todo esto, sabía que Chris iba a pagar, me lo había dejado claro cuando entramos a la tienda, pero me sentía mal por hacerlo pagar tanta cantidad de dinero.

- Podrías salir ya, no tenemos todo el día para estar en una sola tienda- era la voz de mi desesperado nuevo esposo.

Suspire probándome el vestido gris, pero cuando estaba por subirlo por completo mi mano ya no alcanzo más, trate de estirarme lo más que pude, pero nada, ya rendida asome mi cabeza en busca de la señorita que me atendía, sin embargo para mi mala suerte nadie estaba ahí más que Chris que escribía en su celular al notar una silueta a través del reflejo del espejo levanto la vista mirándome directamente a los ojos y no sé porque, tal vez sea por su atractivo que me puse algo nerviosa.

- ¿necesitas ayuda? - asentí y él se acercó hasta entrar al probador conmigo.

-Es el cierre-aclare dando la media vuelta quedando de frente al espejo y de espaldas a él- no alcanzo a subirlo- él pareció entender e hizo a un lado con delicadeza mi cabello, tocando con suavidad mi espalda cosa que me hizo sentir algo raro.

Una vez listo el cierre ambos miramos nuestro reflejo en el espejo, él me superaba por un poco más de una cabeza en altura, verlo tan guapo detrás de mi hizo que me sonrojara y apartara la mirada dando la vuelta para quedar frente a él.

-¿Y qué te parece? - me referí al vestido.

Él me miro y sonrió ligeramente.

-Te ves bien, deberías llevarte todo- desvió la mirada a la montaña de ropa que me había estado probando antes.

Él momento se volvió por lo menos para mí algo incómodo.

-Si, se ve bien - me mire en el espejo.

Ahora si creo que el momento era extraño para ambos.

-bueno te dejo cambiar- asiento y cuando sale por fin saco la respiración que mantenía en mis pulmones.

Salimos de la tienda con varias bolsas que los mismos encargados de la tienda se encargaron de llevar a la camioneta.

-Me siento mal que pagues por todo esto, es demasiado caro-dije cuando entramos a otra tienda. No pude evitar mencionarlo a pesar de que ya me había dejado claro que no le molestaba en lo absoluto.

Casada con el CEO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora