capítulo cinco

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    Hoy parecía ser un día diferente. Está nublado, y el clima está fresco. Pero como todos los sábados por la mañana, la cancha está ocupada por los equipos femeninos, se llevaba a cabo un campeonato de Rugby por el verano.

   Aunque la idea de un deporte rudo para muchos solo era cosa de hombres, había bastante gente que los apoyaba. La madre de ____ lo hacía. Para ella era importante criar a una hija fuerte.

— Hola Steph —saluda ____ llegando a la formación.

— ¿Aún recuerdas mi nombre? Quien lo diría. Ya ni me hablas, solo porque te juntas con esos perdedores idiotas.

— Steph, ¿vas a seguir con eso?. Basta, pareces mi novia.

— Pero es cierto, ya me olvidaste por completo. Ya no vienes a mi casa los jueves, ¡eran jueves de película _____! Todo cambió... —dice Stephanie, lanza un suspiro y comienza a alejarse de su amiga.

— Te dije que podías venir con nosotros si eso es lo que querías, pero a la señorita prejuicio le gusta mantener apariencia —reclama _____, pero como su amiga se alejaba, lo había dicho en voz alta, por lo que llama la atención de todo el equipo.

— ¿"Señorita Prejuicio"? No sé que mierda te pasa. Haz cambiado.

— No cambié. Solo... quiero hacer nuevos amigos, ¿quien de acá lo es? Ninguna, Steph. Me lo dejaron en claro el año pasado.

   Al oír eso, Stephanie voltea a verla. Sabía a qué se refería.

— Todas estaban ahí, y actuaron como si no pasara nada.

— ¡Eso quedó en el pasado! —grita Steph.

— ¡Para ti Stephanie! ¡Yo lo pienso a cada minuto! —le devuelve el grito, hecha una furia y casi soltando en llanto.

     La mayoría ya las había rodeado, y como siempre, el odio iba a ir hacia ____, porque sabían que ella tenía razón.  _____ corre lejos del campus, después de todo, tendría tiempo de volver. Se refugia detrás de las gradas, respirando agitada, y limpiando sus lágrimas.

   ¿Cómo podía ser tan descarada? ¿Por qué ella? Se suponía que era su mejor amiga.

— ¿Estás bien? —una mano se pone sobre su hombro, y ____ la aparta rápidamente, pero se percata que era Richie.

— Solo... una discusión con una perra traicionera —bufa enojada.

   Escucha más pasos aproximarse, eran bastantes. Se trataban del pequeño Eddie y Beverly.

— Hey ____ ¿cómo te encuentras? —le pregunta Beverly.

— No sabría decirte —suelta una risa nerviosa, y se peina su cabello con los dedos, en un acto lleno de nerviosismo— No creo que pueda jugar. Mejor dicho, no quiero. Son tan buenas, que no necesitaran a la capitana.

— Te acompaño a casa —se adelanta Richie, con una expresión preocupada.

— Si mi mamá te ve, te mata.

— Que me mate —sonrie.

    ____ se quita la banda del equipo y la deja tirada sobre el césped. Quizá se metería en graves problemas, pero la arruinaba el estar con toda esas mierdas.

— ¿En serio te dejan abandonar el equipo así como si nada? —le pregunta Edds.

— En realidad, no. Mamá me matará cuando se entere —dice _____— Que me mate.

(...)

     Richie y ____ caminaban juntos por la calle. En un espacio muy tranquilo. A unas cuantas casas, estaba la de la joven, y por suerte, el auto de su madre no estaba ahí, lo que significaba que ya se había ido a trabajar.

— ¿En serio no fue nada? —pregunta Richie, a quien el tema le rondaba por la cabeza una y otra vez.

— No fue nada Rich, solo una discusión sin sentido.

— Ellas te patearan el trasero, ¿lo sabes cierto?.

— Que lo hagan, que más da. Solo no quiero volver a jugar —se excusa ____, pero la verdad era que no le interesaba. Tenía miedo, por su madre, pero las cosas debían ser como se suponía que estaban bien.

— El loco de Bill dice que nos juntaremos mañana en su garage, hay que investigar —anuncia Rich.

— Todo ese asunto... me da miedo, siento que nos estamos metiendo en una grande.

— Grande como mi pene —Richie suelta una carcajada mientras se tocaba las bolas.

— Cuando digo grande, me refiero a algo grande, no a un maní —ella rueda los ojos y continua caminando.

— ¡Oye!.

    Tras avanzar dos casas más, llegaron a la de _____. Agradecía que su madre no estuviera, o tendría razones para temer aún más. Se despide de Richie y cierra la puerta tras ella.

— Hogar dulce hogar —susurra con sarcasmos y una sonrisa fingida.

    Escucha pasos en el pasillo, y el corazón se le acelera a mil por hora, ya que se suponía que estaba sola y ahora temía el no estarlo. Da unos temblorosos pasos adelante y de una de las habitaciones sale quien menos lo esperaba.

   Las paredes blancas son sustituidas por otras de color rojo, con luces de colores por todos lados, y escucha fuertes voces y risas de gente que no conocía. En un abrir y cerrar de ojos, estaba rodeada de una multitud, que gritaban y reían mientras la veían. Por alguna razón, está mareada y bastante confundida.

— Ahora si serás mía —anuncia Henry mientras comenzaba a besar su cuello.

— ¡B-basta! —intenta gritar pero algo no lo permitía. La cabeza le da vueltas y apenas podía moverse.

   Sientes las manos del rubio tocar sus piernas, y eso hace que su desesperación aumente cada vez más y más. ¿Por qué no está en casa? ¿Todo fue un sueño? ¿Aún no había pasado aquel horrible momento?.

   El peso del cuerpo de Henry era más notable sobre el suyo, tenía bastante fuerza, y ____ igual, pero no podía. Estaba paralizada.

— ¡No! ¡Ya déjame! ¡No me toques asqueroso, quítame tus manos de encima! ¡Por favor! ¡Ayúdenme!.

    El rostro del rubio sobre ella, reemplaza aquella sonrisa por una más macabra aún. Sus dientes... se alargaron y afilaron notablemente, sus ojos cambiaron por unos rojos, la piel se le hizo blanca como la leche y en un abrir y cerrar de ojos... el ya no está ahí, en su lugar había un horroroso payaso, mostrando sus innumerables colmillos.

   Los gritos de ____ se hacen aún más fuertes. Necesitaba escapar, necesitaba despertar de esa pesadilla. Pero se siente tan real. De verdad estaba pasando.

— ¡No! —su grito se hace ensordecedor. Y como por arte de magia, su cuerpo finalmente reacciona y logra escaparse de sus garras.

    Voltea rápidamente a la entrada y abre la puerta, chocando contra algo y cayendo al piso.

— ¡____, madre mía! ¿¡Estás bien?! —exclama Richie preocupado.

   La joven mira al interior de la casa... Todo está como siempre estuvo. No hay gente... no está Henry, no está ese payaso.

— L-Lo ví Richie... Lo ví.



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