VI. la llamada

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No había nada que pudiera quitar mi sonrisa recordando el día anterior, me levanté y decidí ponerme una blusa blanca con manga tres cuartos, una falda gris que llegaba a mis tobillos con dobladillos, mis tenis blancos y pinte mis labios color tenu...

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No había nada que pudiera quitar mi sonrisa recordando el día anterior, me levanté y decidí ponerme una blusa blanca con manga tres cuartos, una falda gris que llegaba a mis tobillos con dobladillos, mis tenis blancos y pinte mis labios color tenue rojos.

Baje y como ahora era costumbre no estaban Laurie ni Andy, me senté enfrente de Jacob acomodando mi pelo suelto, sonreí con la esperanza que me viera. El resto de la mañana fue igual, ir a la escuela y volver, me senté en el sofá viendo televisión hasta que sonó el timbre.

—hola—salude a Sarah parada en la puerta,—¿cómo estas?—la tomé de la mano para jalarla hacia dentro—estoy viendo tele—me senté de nuevo en el sofá y le indique que se sentará mientras cambiaba de canal

—de hecho vine a ver a Jacob—la miré sorprendida dejando de cambiar de canal y procesando su visita

—oh—fue lo único que dije —vienes a verlo a él—asintió—déjame avisarle que estás aquí de seguro se sorprenderá —rei nerviosa

—o no lo creo, él me invitó a venir—suspiré para no dejar de sonreí

—entonces pasa, te acompaño a su habitación —camine lento hacia las escaleras sin poder creer lo que me dijo—Jacob—toque su puerta—soy Beth—sonrió

—¿Beth?—preguntó y abrió la puerta—Sarah—sonrió a esta 

—hola—apenada y bajando su mirada aunque luego se miraron por un tiempo

—si, hola—sonrie interrumpiendo el contacto visual—¿a qué se debe tu visita, Sarah?—lamí mis labios dejando atrás la opresión en mi pecho 

—yo la invite—la tomó de la mano, cerré los ojos un instante 

—bien—miré la puerta de mi habitación—iré a hacer tarea—caminé rápido para llegar —adiós, Sarah—me despedí y entre

Miré el techo buscando no soltar lágrimas, sonreí lo mejor que pude y me concentré en mi tarea de biologia, dejando atrás los pensamientos que tenía sobre que pasaba en la  habitación del otro lado de la casa. Los pensamientos no dejaban de fluir hasta que decidí tomar una ducha y escuche las risas de ellos dos  y fue cuando me dí cuenta que soy una egoísta porque quería que esa persona fuera yo.

Mi respiración se agitó después de que corrí hasta mi habitación de vuelta, cerré la puerta un poco fuerte que lastimo mi mano y comenzó a sangrar, suspiré y tomé el botiquín cambiando el vendaje, no sin antes dejar mi ropa sucia en el sesto, sonrió y me recuesto un poco dejando que mis ojos se humedezcan.

La hora de la cena fue la más dolorosa, los ví compartir miradas mientras yo sonreí platicando animadamente con Laurie y Andy para que no descubrieran que me gusta su hijo.

—y bien Beth, ¿cómo vas con el chico que te gusta tal vez Sarah te puede ayudar?—miré a Sarah mirarme

—no lo creo—la miré con una sonrisa cálida—al parecer a él no le gusto yo y me lo dejó muy claro—baje mi mirada—pero lo bueno de eso es que podré concentrarme más en mis estudios—llevo un pedazo de carne a mi boca

—no te desanimes—suelta Andy—antes de Laurie pase muchos fracasos en el amor y mírame ahora tengo una esposa y una familia envidiable—baje la mirada recordando las veces que mamá decía que les tenía envidia—oh lo siento, no quería..—negué

—no te preocupes—sonrei y segui comiendo

—disculpen, me tengo que ir—Sarah limpio sus labios con la servilleta pero Jacob la detuvo

—te falto aquí—miré la escena con una sonrisa mientras que por dentro quería llorar con todas las ganas

—hacen una bonita pareja—solté viendo la escena —¿no lo creen?—sonreí viendo a los señores Barber considerándolo 

—tal vez—rio Jacob y se paró para acompañar a Sarah a la puerta, miré el reloj de la sala 

—ya es hora, iré a hablar con mi madre por teléfono—deje la servilleta en la mesa y fui a la sala, marque su número en mi celular y tardo en contestar—mamá—dije feliz de poder escuchar su voz en semanas

—hola, Beth—se escuchaba relajada—cariño no puedo hablar si quieres puedes marcarme en otro momento—deje de sonreir 

—claro no hay problema—mi voz se apagó—mañana te habló—mordí mi labio y decidí que ella cortara, para escucharla un poco más

—¿quién era?—se escuchó una voz masculina conocida

—nadie importante—me senté en el sofá mirando a los Barber quienes me miraban triste

—¿segura?—insistió el hombre de la voz tan familiar

—si fuera importante,hubiera contestado ¿no?—miré mi teléfono —Jackson—escuché su risa, fruncí ligeramente mi ceño al recordarlo, era mi maestro de canto 

—mamá—dije con la voz quebrada—sigues en el teléfono—sequé una lágrima—por cierto saludame a Jackson —colgué y miré a los Barber —iré a estudiar—camine un poco pero la voz de Laurie me hizo parar

—Beth, cariño ¿estás bien?—asentí

—porque no estarlo—hice mi mayor intento de una sonrisa—de seguro es feliz con Jackson, el es muy buena persona y canta hermoso—rei y seguí caminando a mi habitación entre triste y enojada 

Me recosté mirando el techo de mi habitación el cual tenía estrellas y una galaxia  que pinte mi primer día, sonreí recordando todos los momentos que tuvo mi familia, escuché la puerta de mi habitacion ser abierta, escuche también los pasos hasta que sentí como el colchón se hundia al lado de mi.

—¿estás bien?—asentí sonriendo 

—siempre estoy bien—contesté arrogante mientras unas risas se escapaban de mi 

—vaya, nunca pensé que fueras arrogante—rió y sentí su mirada, voltee mi cabeza para verlo

—hay cosas que no conoces de mi—sonreí mirándolo a los ojos  

—¿quién es Jackson?—pensé mi respuesta por unos segundos y conteste

—era mi maestro de canto—mordí ligeramente mi labio inferior—mamá decidió inscribirme por lo del coro—suspiré—fue cuando conocimos a Jackson, él siempre fue amable y atento conmigo—miré la foto mi familiar en el buró adornada de diamantina morada y estrellas azules  

—vaya—sentí su mano tomar la mía y entrelazarla

—me siento terrible—me sonroje por su contacto

—no es tu culpa—apreté su mano

—Jake, me siento terrible porque no me siento mal por la separación de mis padres—miré el techo—los primeros días si me culpe aunque luego entendí que no era mi culpa de sus decisiones, son adultos—me acerque ligeramente a él

—no tienes porque hacerlo—sentí su pierna chocar con la mía—tienes razón no tienes que culparte—sentí su mano zafarse de la mía 

—¿soy egoísta?—lo miré pidiendo respuesta el solo miro el techo

—no lo se—su brazo pasó por detrás de mi cuello—necesito conocerte más para poder opinar—mis mejillas se sonrojaron tanto que creí que iban a explotar de lo roja que estaban

—averiguemoslo—acomode mi cabeza en su cuello

—Beth,—lo miré—¿quién te gusta?—abrí mis ojos inmediatamente

 —¿por qué quieres saber?—oculte mi cara en su cuello para no delatar mis ya mejillas habían llegado a su límite 

—para ayudarte—sentí su abrazo—quiero verte feliz con el chico que te gusta—sobo mi cabeza—te lo mereces—lo miré—aunque sea con Ben—hizo una mueca y cuando me moví fingí estar dormida evitando el tema

Surrender ||Jacob BarberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora