C A P I T U L O 9

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Mini maratón 2/3

Nickolas Peña

Ruidos en las escaleras me despiertan, me incorporo rápidamente y me quedo perplejo al ver que no me encuentro en mi habitación. Caigo en cuenta que estoy en Santorini, en la fabulosa casa de playa de los padres de Aleixa.

Nuevamente vuelvo a escuchar ese ruido, unos golpes en las escaleras, me pongo mis zapatos, abro la puerta y el frío de la madrugada me toma desprevenido pues solo ando con un pantalón de pijama gris y sin una camiseta.

Más golpes se escuchan en la parte baja de la casa, camino despacio y en silencio, bajando las escaleras con cautela veo la figura de una persona moverse en medio de la sala, esta murmurando algo y tropieza con la mesita haciendo otro ruido y cayéndose en el sofá.

Me muevo rápido para poder ver de quien se trata, cuando ya estoy más cerca veo aquel cabello inconfundible en el que muchas veces he fantaseado enredando mis dedos en él.

Llego hasta estar de frente con ella, Aleixa sigue en modo sonámbulo, murmura cosas que son indescifrables, me hago espacio en el sofá sentándome y agarrándola por los hombros para que logre enderezarse, al parecer la despierto de su sonambulismo, me mira desconcertada y se levanta de golpe.

—¿Nick? —mi única reacción es estrecharla hacia mí, su cabeza reposa en mi pecho y cuando menos siento tengo sus brazos alrededor de mi cuello.

—Ven, te acompaño a tu habitación —digo levantándola y tomándole la mano para dirigirnos hacia las escaleras y subir. — Buenas noches, Aleixa

—Nick —me llama antes de que cierre la puerta— Quédate, por favor, no me dejes ahorita

Solo hago un asentamiento de cabeza, me dirijo hacia la cama y ella me hace un espacio, me deslizo por debajo de las sábanas blancas, me acomodo para poder dormir mejor.

Me estoy quedando casi dormido cuando dos brazos se aferran a mí mientras que unas piernas se entrelazan con las mías, es Aleixa y se ve que lo hace de forma inconsciente y yo no me quejo por ello al contrario dejo que me use como una almohada y recuesta su cabeza en mi pecho y por instinto paso mis dedos por su cabello suave y sedoso.

Se apega más a mí y no puedo controlar mi boca a la hora de decir las palabras que salen de mi inconsciente.

—Te quiero —suspiro— Ojalá y tu sintieras lo mismo por mí.

Luego poco a poco mis párpados se fueron cerrando hasta que me quedo dormido.

*********

Se mueven a mi lado y me comienzo a despertar recordando todos los sucesos de la madrugada. Aleixa se encuentra durmiendo, su cabello esta esparcido por las almohadas mientras que sus largas pestañas reposan sobre sus pómulos rosados, sus labios tentadores como siempre y con ese color rojizo que los caracteriza.

Me levanto de la cama y dispuesto a salir de la habitación a hurtadillas una voz me detiene.

—¿Nick? —pregunta Aleixa— ¿Qué haces aquí?

—En la madrugada me desperté porque escuche un ruido extraño en la primera planta —explico— Bajé las escaleras y te encontré a ti sonámbula y murmurando cosas, luego te traje hasta tu habitación y me pediste que me quedara contigo.

Su cara es una total sorpresa y confusión a la vez.

—¿Pero y tu y yo? Ya sabes... —titubea.

—Oh, claro que no, solo me utilizaste como almohada —me burlo de ella y de inmediato se sonroja, se cubre la cara con sus manos tratando de ocultar el rubor en sus mejillas— Tranquila Aleixa, déjalo

GLOW [Mer]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora