GLOW [Mer]✔

C A P I T U L O 4

Aleixa Burmester

Nueve años atrás

Brasil era encantador, estábamos celebrando el cumpleaños de Danna. Ella siempre pedía viajes para sus cumpleaños y aquella vez no fue la excepción.

Habíamos viajado desde Inglaterra solo para celebrar su cumpleaños en uno de los mejores países con los mejores carnavales y desfiles. Ya llevábamos demasiado tiempo en las calles de Río de Janeiro, comenzaba a anochecer y a mí me dolían los pies, pero al parecer Danna estaba encantada que no le importaba si caía una lluvia de hamburguesas o relámpagos anunciando que se avecinaba una lluvia.

Perdimos a nuestros padres, pero les avisamos que esa noche nos iríamos de fiesta, fue cuestión de minutos para que llegáramos a una discoteca nombrada "Glow" que según Danna era una de las mejores de la ciudad y mientras que ella viviera no dejaría de ir a bailar por ningún motivo, aunque ya tuviera cincuenta o mil años de edad.

Pero obvio que Danna solo tenía dieciocho años y todavía era joven.

Entramos al lugar y las luces de colores rojos, azules y verdes bañaban toda la pista de baile de la discoteca, "China" una de las canciones latinas propias de Sudamérica entonaba todo el lugar mientras que personas tomaban como si no hubiera un mañana y otras estaban dando lo mejor de si en la pista de baile que se encontraba en el centro.

Había personas sudando, el ambiente era agobiante, pero a la vez eufórico que te hacía sentir como si estuvieras en otro mundo y no supieras si la mejor decisión era regresar a la realidad o quedarte ahí para siempre disfrutando y sin preocupaciones.

Personas me pisaban y otras me golpeaban con manos mientras se movían al ritmo de la música, logré llegar a la barra que estaba a pocos metros de la pista de baile y fue ahí que pude divisar a mi hermana bailando con un extraño.

Danna era hermosa y no podía negarlo, ella siempre se llevaba la atención a cualquier lugar que fuéramos tanto como los eventos de la empresa de mi padre tanto como este tipo de lugares mientras que yo siempre era su sombra y debía acostumbrarme a ello.

De pelo rubio, ojos esmeraldas a los cuales le adornaban unas largas y gruesas pestañas haciendo que sus ojos relucieran, labios carnosos pero un poco pálidos con la necesidad de un labial, un cuerpo perfecto y alta. Parecía una diosa sacada del Olimpo, como si la mismísima Afrodita la hubiera creado y Atenea le hubiera dado su inteligencia porque no siempre las caras bonitas tienen el cerebro hueco algunas veces se hacen excepciones. Portaba un vestido morado oscuro, pegado al cuerpo creándole una segunda piel, era demasiado corto para mi gusto y con un escote corazón el cual le favorecía mucho mientras que yo llevaba un vestido suelto color azul.

Así era mi constante vivir, básicamente era una sombra que solo llegaba a tener existencia cuando me metía en alguna que otra discusión, pero de lo contrario yo era un cero a la izquierda.

El bar tender me saco de mis pensamientos mientras que me preguntaba si iba a querer tomar algo en especial.

—Solo una soda, por favor.

—¿Vienes aquí para tomar soda? ¿Sabes que puedes tomar otras cosas, ¿no? —preguntó incrédulo, pero la verdad era que a mí nunca me había gustado el alcohol y prefería omitirlo a toda costa. —¿Segura quieres la soda?

—Sí, coca cola estaría bien.

Odiaba que me hicieran ese tipo de preguntas, se que me veo como una niña aun teniendo catorce años y realmente lo era, pero para mi edad me consideraba madura ya que por lo menos yo no había hecho alguna locura o algo por el estilo.