Represalia

506 66 5
                                    

Mil cosas rondaban por su cabeza, la había escuchado mientras hablaba que debían volver a empezar toda la investigación y centrarse ahora no solo en ubicar al acusado sino en los 3 nuevos hombres que debían enlazar. O sea, todo el mes de trabajo que llevaban se acababa de ir a la basura y tenían quien sabe cuánto tiempo de trabajo frente a ellos. Además que ella tendría que hacer unas llamadas pues ahora eran los acusadores y en lugar de entregarle el caso a uno de los fiscales del juzgado, ella pensaba continuarlo. Pero no le importaba para nada, en ese momento lo único que clamaba su cuerpo era ver su sangre correr.

- ¿Sabías que siempre almuerza en la oficina? – ah, la maravillosa conversación con Shino y su intento de conquistar a su enemiga. Debía reconocerle que se había dado cuenta del buen cuerpo de esta.

- Creo que una parte de las palabras "no me interesa", no te han quedado claras

- Podríamos pedir la comida y acompañarla

- Paso 8 horas al día encerrado con ella ¿Te parece que se me antoja aumentar 1 hora ese tiempo? – su apatía no sonaba nada inusual

- Bien, tal vez la invite a cenar otro día que no sea los viernes

- Como sea, necesito un café – muy cargado, necesitaba elaborar un plan.

Lo primero que pasó por su mente fue directamente decirle la verdad y reírse en su cara con maldad, pero ella podría negar todo, cancelar la cita y ya. Debía ser otra cosa. Mientras resaltaba algunos números en los registros telefónicos pensó en decirle la verdad el viernes en el Club, pero realmente el resultado sería el mismo. Además todavía tenían el maldito caso por terminar.

El miércoles su cabeza estaba fría pero otra parte de su anatomía no tanto, le era imposible no mirarla cada vez que se movía por la sala de reuniones o salía por algún motivo y no podía evitar fijar sus ojos en lo bien que enmarcaban su cadera y trasero esas faldas que solía usar e inevitablemente venía a su mente la imagen de ella completamente desnuda y solo decorada con los cardenales que él le dejaba en cada encuentro, así como los sonidos que emitía y empezaba a endurecerse solo con los recuerdos ¡Maldita sea! No debería estar pasando eso, ¡él quería sangre! Se repetía mil veces que quería vengarse de ella, humillarla de la misma forma en que ella lo había hecho cuando lo enfrentaba en los casos, pero por otro lado, la desgraciada era toda una proeza en la cama. ¿Cómo había llegado a ser así de hábil? ¿Por qué ella conocía el Club muchos años antes que él? ¿Por qué conocía así de bien el funcionamiento de este? ¿Cómo o por qué había hecho esas cláusulas? Además si cumplía todo lo de su lista de cosas que quería hacer ¿no podría sacar ventaja de eso? ¿Eso no sería una forma de venganza?

~

El viernes ella estuvo de mal humor cuándo le entregó el listado de nuevos teléfonos para que solicitara los registros mientras otra caja con información les había sido entregada. En el momento que la alarma sonó desapareció sin siquiera despedirse. Usó casi 20 minutos en adelantar un poco del trabajo que se le había represado ahora que su mirada tenía voluntad propia y perdía tiempo viéndola de reojo, como si una máscara fuera a aparecer en su cara de repente, especialmente porque había vuelto a usar su cabello recogido. No había vuelto a dejar las llaves en su oficina, así que solo apagó su computador y organizó un poco antes de irse. Una parte de él quería llegar lo antes posible al Club y la otra parte se estaba tomando las cosas con excesiva calma pues estaba en una extraña negación. Se desvistió, tomó la bata y abrió la puerta de la habitación todavía indeciso de sus planes para ese encuentro.

Ella estaba sentada en la cama comiéndose unos chocolates que le ofreció y él aceptó. Deshaciéndolos un poco con su lengua antes de besarla. La parte de su cabeza que estaba en negación todavía les había quitado la bata, observando que la marca en su cuello había desaparecido por completo y en el centro de la de su hombro había un ligero moretón

Club Tres (NejiTen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora