Cavilación

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Abrió la ducha y disfrutó el agua tibia mientras se enjabonaba de a pocos y exfoliaba su piel, lavó su cabello y unos segundos antes de salirse cerró el grifo del agua caliente y giró al máximo el de la fría, casi tiritando por el cambio drástico de temperatura que la dejó completamente despierta. Salió del compartimiento tras envolverse en una toalla y tener su cabello en un turbante. Cepillándose los dientes antes de tomar su crema y aplicársela por todo el cuerpo. Le era un poco extraño pero aliviador ver su reflejo y notar que todas las marcas que la acompañaron durante los últimos meses finalmente habían desaparecido por completo. Tenía relegada al último rincón de su cabeza la conversación que había sostenido con Neji en esa oficina del juzgado antes del veredicto del jurado. No sabía porqué le había dicho que le diera tiempo si lo que realmente quería decirle era que se fuera a la mierda y no se riera más de ella. Inhaló profundo, no iba a pensar en eso.

Se vistió y tomó las llaves del vehículo de Kankuro, quien seguía dormido, para ir hasta el supermercado, su propio auto seguía en el Club desde el día que había ido enojada y no le había hecho falta, mientras él estaba en la oficina ella casi no salía y si lo hacía era para caminar un poco por el barrio. Compró algunos ingredientes que necesitaba para la cena que planeaba hacer esa noche y cuando regresó él acababa de despertarse. Desayunaron juntos y pusieron la televisión un rato, la víspera de navidad siempre se caracterizaba por la mala programación, vieron las noticias notando que todavía hablaban del caso, mostrando imágenes de ella en el tribunal y luego salía la empresa de seguros que agradecía haber podido detener un desfalco sistemático, cambió de canal y tras no encontrar nada interesante finalmente optaron por poner una película antigua de las que él tenía guardadas. Iban a pasar la velada solos pues Gaara estaba de viaje y Temari había acordado que pasaría ese día con su pareja y año nuevo sí con ellos.

Mientras cocinaba escuchaba a Kankuro relatar viejas historias mientras ella se reía y luego evitaba que él se comiera una de las guarniciones antes de tiempo. Después de la cena habían estado un rato en la terraza de la casa disfrutando la vista, pero el frío la hizo protestar y justo después de brindar con un vino que habían elegido para la fecha se acostaron a dormir. Ella se levantó a escondidas para dejar sus regalos junto al árbol y pudo ver que aunque no lo había sentido salir de la habitación, él había hecho lo mismo, menos mal habían acordado no intercambiar nada ese año.

A la mañana él le entregó el primer regalo, un par de tacones para que usara ese día, no eran tan altos como los que solía usar en la oficina y así no quedaría más alta que él. Ella le entregó su primer regalo que había elegido tras pensarlo mucho, un cupón válido por una clase para mejorar su mnemotecnia con las fechas, podía jurar que su carcajada se había escuchado hasta el barrio siguiente. Después de eso le dio el segundo regalo, el de verdad. Había tenido que buscar bastante teniendo en cuenta que no sabía nada del tema por más que le hubiera explicado varias veces, hasta que encontró una marioneta armable de colección que él no tenía en el departamento ni estaba entre las que destruyó en la oficina y que según como la aparejaba cambiaba la forma. Su segundo regalo le pareció extraño, él sabía que ella no era mucho de usar joyería y por eso nunca le daba algo así, pero en la pequeña caja había una cadena de oro que le explicó también debería usar ese día, debía reconocer que era hermosa.

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El matrimonio era en la tarde casi noche, peinó su cabello en 2 trenzas que luego recogió detrás de su cabeza y daban la impresión de ser algo elaborado, se maquilló más de lo que solía hacer para la oficina y se puso el vestido, era rojo de tirantes y al igual que todos los trajes que él le escogía para esos eventos sociales no le dejaba usar ropa interior pues en el delgado y delicado material cualquier cosa se marcaba. Afortunadamente aunque era escotado, dicho escote estaba formado por tela holgada en el frente, evitando dejar ver más de la cuenta cuando le diera el aire frío. La abertura en su pierna derecha era a mitad de esta y dejaba ver sus tacones nuevos, que tenían la altura justa para que el vestido no se arrastrara. Él le hizo el favor de abrocharle la cadena y se fueron. La ceremonia fue corta y cuando se acercaron a felicitar a los recién casados estos no se sorprendieron de verla ahí, las pocas veces que Kankuro se dejaba ver en alguna reunión era porque ella lo acompañaba.

Club Tres (NejiTen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora