Realidad

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Neji POV

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Un suspiro fue ahogado contra sus labios, Tenten había elevado una de sus piernas para ponerla alrededor de él y sin perder tiempo la sostuvo de esta y de la cadera para empezar el delicioso roce que era posible al tenerla así. Deslizó su mano para subir por completo la falda del vestido y de paso tomarla del trasero para levantarla lo suficiente y poder dejarla sobre la mesa, como acto reflejo ella abrió más las piernas para permitirle ubicarse en medio de estas, la mordió ligeramente en el cuello dejando que su olfato se inundara de su perfume y la mano que tenía en su pierna la rodó hacia su intimidad, comprobando que estaba húmeda, se estaba empapando igual de rápido que hacía siempre ante sus caricias. Movió un poco su ropa interior e introdujo un par de dedos, viendo su espalda arquearse y que se mordía el labio para no dejar escapar un gemido, se inclinó lo suficiente para enterrar la cabeza entre sus senos y morderlos por encima de la ropa antes de empujarla para que se acostara completamente sobre la mesa, y disfrutara lo que él hacía.

Era incorrecto y precipitado, lo sabía, pero simplemente no había podido soportarlo más. Ese bendito vestido lo estaba enloqueciendo desde que la había visto llegar en la mañana, un vestido bastante parecido al que había usado en los alegatos iniciales pero de color vino que contrastaba con su piel, parecía pintado por la manera en que se ajustaba a su cintura y a sus pechos y por otro lado a pesar de ser suelto en la cadera su trasero resaltaba, en un momento la vio estirarse para alcanzar algo y por la forma en que la tela de la falda se elevó alcanzó a ver una de las marcas que él le había dejado en la parte interna de la pierna derecha, aunque lo que definitivamente rebasó su autocontrol fueron las botas de cuero y tacón alto, era la primera vez que la veía usarlas, la hacían lucir elegante pero a la vez sexy y provocadora. Por eso la había apresado así, temiendo ser rechazado pero por dentro confiando primero en que sabía que le atraía y segundo en que todo lo ocurrido cuando tenían la máscara puesta haría que ella reaccionara a su tacto... y así era. Verla estremecerse sobre la mesa, con los ojos cerrados y sonrojada era una visión espectacular, le parecía curioso que de lo único que ella parecía ser consciente en ese momento es que estaban en la oficina y no debía hacer ruido, aunque por la hora lo más probable es que ya no hubiera nadie. Con su pulgar acarició su clítoris de modo circular y tan solo un momento después pudo sentirla llegar al orgasmo.

Dudó por un momento, su miembro clamaba ser liberado y poder inmiscuirse entre ella como tantas incontables veces había hecho ya. Pero no estaba seguro de hacerlo, debía preguntarle si podía continuar. Tenten se incorporó colgándose de su corbata y lo había besado al tiempo que dirigía sus manos a soltarle el botón del pantalón y bajar su cremallera, acariciando su entrepierna de arriba a abajo, bueno, esa era la confirmación de poder seguir. Liberó su erección e hizo de nuevo a un lado la ropa interior y la penetró, ambos gimieron en medio del beso ante la unión. Sin romper el beso se recostó sobre ella para quedar los dos horizontales en la mesa, ella cruzó las piernas detrás de su cintura y en esa posición se dedicó a deleitarse con cada embestida.

- No pares Azor – su voz que se entrecortaba con cada uno de sus movimientos fue apenas más alta que un susurro, pero la escuchó perfectamente y aumentó la fuerza. No estaba seguro si consciente o inconscientemente, pero ella lo estaba reconociendo

- Déjame ver tus ojos Liebre – pidió, demostrando que él también sabía quién era ella y que necesitaba ver aquello de lo que siempre había sido privado por la máscara. Lo obedeció y se excitó aún más al ver esos orbes chocolate ahora casi negros pues sus pupilas estaban dilatadas y completamente nublados por el placer, ella volvió a cerrarlos cuando un nuevo orgasmo hizo presencia y le fue inevitable acompañarla en ese viaje al paraíso. Se quedó quieto por un par de minutos regulando su respiración, no quería separarse y además aunque pareciera increíble su miembro seguía completamente duro y listo para seguir, dio un par de estocadas y ella ahogó un gemido, uniendo sus labios de nuevo pero indicándole que se levantara. De pie contra el borde de la mesa se movía lentamente en su interior mientras la sostenía de la cintura para balancearla un poco y mejorar el contacto, sin dejar de beberla ni un segundo, las manos de ella ya se habían deshecho de la corbata y estaba empezando a soltar a tientas los botones de su camisa.

Club Tres (NejiTen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora