Capítulo 25

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   Primeramente quiero pedir disculpas por lo de ayer, tuve que eliminar el capítulo que subí porque mi cuenta contaba con algunos inconvenientes.
Pero mientras que lo solucionaba, tuve tiempo de poder arreglar y terminar el capítulo tal como quería que fuera en un primer momento.

   Así que si leíste la versión anterior, aviso que esta tiene algunos cambios, por lo que recomiendo que la vuelvas a leer.

Elisheba...


****

-He dicho que no, Draco –exclamó Lucius elevando la voz a un tono que todos conocían claramente que significaba que no admitía réplicas de nadie, y que lo mejor era quedarse callado…

-No lo entiendo, padre. Realmente no lo entiendo.

   …Pero parecía que ese hecho no era conocido por Draco. O más bien lo estaba ignorando.

>No sería la primera vez que dices que estabas bajo la maldición Imperio. Aunque, al contrario de esa oportunidad, ahora estarías diciendo la verdad.

   Lucius se puso de pie golpeando el escritorio con la palma abierta, pero Draco ni siquiera parpadeó como lo habría hecho en otra oportunidad, mostrando lo firme que era su decisión.

-Esa vez fue necesario que lo hiciera. Ya te lo expliqué –siseó, secretamente orgulloso de que su hijo no se mostrara como un niñito asustado ante un simple despliegue de ira. Aunque no le agradaba demasiado que fuera justo ante su ira –Tenía que mantenerlos a salvo, a ti y a tu madre. Hubieran quedado en la ruina si me llevaban a Azkaban.

-Ahora es lo mismo, padre –contestó el muchacho dando un paso hacia delante –Ahora también nos estarías protegiendo, a madre y a mí, al decir la verdad. Lo que realmente sucedió.

-No lo entiendes, Draco –negó Lucius –Y no te pido que lo hagas tampoco, sólo debes obedecerme y no insistir más sobre este tema –sentenció volviendo a sentarse tras su escritorio.

   Draco no estaba dispuesto a ceder, no otra vez. Ya lo había hecho hacía unos meses atrás cuando su padre no le permitió volver a Hogwarts luego de las vacaciones de Navidad, mandándolo a terminar sus estudios a Durmstrang, en pleno año escolar y sin tomar en cuenta lo que él quería.

    El muchacho recordaba lo caótico que había sido todo durante esos meses, empezando justamente en el inicio de las vacaciones cuando al haber llegado a su casa, con el firme propósito de convertirse en un mortífago para ayudar a Harry, se encontró con que algo estaba sucediendo. Pronto se daría cuenta que estuvo a solo un paso de cometer el peor error de su vida, salvándose simplemente porque la maldición que Albus Dumbledore había colocado sobre Lucius acababa de romperse.

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