05. Encuentro

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El Alma Vista Desde Aquí 05 

Encuentro

—Hola... —tan pronto escucho aquella voz, supo de quién se trataba—. Disculpa mi atrevimiento e intromisión —ambos comensales se habían enfocado en la mujer que les interrumpió—. Es que... te vi desde afuera, solo iba pasando cuando... es que, yo pensé que...

—Hola —sonrió—. Ha pasado mucho tiempo —se levantó y aunque ni siquiera él imaginaba lo que estaba por hacer, simplemente le abrazo.

—Sí. Demasiado —gracias a ese gesto, al fin se sintió en confianza suficiente como para relajarse—. La verdad dude en saludarte.

—Déjame presentarte a mi hija, Susana. Susie ella es Candy.

—¿Candy?

—Sí. Tiene el mismo nombre —la rubia no entendió a qué se refería, pero no pidió explicaciones.

—Hola, Susana; soy Candice White —saludo a la niña.

—Solo dime Susie.

—Vaya que han cambiado las cosas... —musito aún más nerviosa, dirigiéndose a él.

—Lo sé. ¿Deseas ordenar algo? Nosotros invitamos —la rubia acepto solo un café—. Pero cuéntame, ¿Cómo has estado?

—Bien. Ahora vivo en el Hogar de Pony, estoy tratando de hacerme cargo de los niños —por alguna razón que no comprendió, le entristeció escucharla—. Me mantienen ocupada y... bueno, no sé qué más puedo decir. Mi vida se resume a eso. Pero escuché sobre el éxito que has tenido con Hamlet y, no sé, tal vez aproveché estás pequeñas vacaciones para ir a verte en Chicago —realmente eso no estaba en sus planes.

—Según escuché, las entradas se han agotado.

—¿En serio? —intuyo que ella no tenía boleto.

—Si necesitas una entrada, puedo tratar de conseguírtela.

—No te molestes. Seguro que Albert no se olvidó de comprarme una —su incomodidad fue notoria y cambio el tema—. Me alegra ver que te has convertido en un hombre de familia y que eres feliz.

—Espero que tú también lo seas.

—Lo soy. Lo soy —sonrió con nerviosismo y desvió la mirada, intentando alejar a los fantasmas que inundaban su mente—. Todo gracias a los niños; ellos me llenan de dicha.

Con calma, Terry alcanzó a notar la actitud incrédula de su hija ante ese comentario, aunque había guardado silencio mientras saboreaba su pastel.

—Pa; ¿tenemos tiempo de visitar ese Hogar de Pony? —capto la atención.

—Me temo que no. Es como a dos días en tren y además, Candy está de vacaciones.

—Talvez en otra ocasión —sugirió la rubia.

—Talvez, algún día, cuando las madres de Candy quieran invitarte —la niña sonrió, aunque supuso que esa era una mentira piadosa.

—¿Es hija tuya y de Susana? —al fin se atrevió a preguntar.

—No —supo que intentaba averiguar algo, pero siendo condescendiente le respondió, aunque no quiso revelar más y con solo una mirada, Susy supo que él deseaba que tampoco dijera nada, solo sonrió.

—Entiendo. Tal vez debería marcharme, quizá tu esposa este por llegar y no deseo meterles en problemas —se apresuró, creyendo comprender lo que eso significaba.

—Tranquila —la niña se burló al responderle—. No esperamos a nadie.

—Susie me está acompañando durante la gira, pero solo hasta que las vacaciones de verano terminen, entonces tendrá que regresar a la escuela.

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