08. Soluciones

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El Alma Vista desde Aquí 08

Lemon

Soluciones

—Temo que no es posible. De hecho, debí haberme retirado después de traerla.

—Sí lo dices por el transporte, te pido que no te preocupes por eso.

—Es por Susie —Candy no pudo evitar el comentario.

—Confiando en tu discreción. Debo admitir que, al parecer, es por la misma razón que te marchas —después de que Candy la mencionara, no tuvo más opción que admitirlo.

—¿Tienes hijos?

—Una hija.

—¡Oh! Vaya... eso no me lo esperaba... no sabía que tuvieras familia.

—Solo unas cuantas personas lo saben.

—Entonces —miro a Candy, quien parecía jugar con la servilleta—. ¿Podrías ayudarme con ella? Temo que me excedí un poco con los tragos que le di.

—Estoy bien.

—Eso lo responde todo —le aseguro a Annie—. Sin duda, te excediste y temo que no será fácil pasar completamente desapercibidos.

—Espera. Estoy bien y no hablen como sí no los escuchará; estoy en medio de ustedes. Solo necesito quitarme este infierno de zapatos.

—Podemos fingir que se lastimo el pie —sugirió.

—Terry; creo que serás nuestro héroe durante esta noche —la rubia prefirió ya no decir nada, al notar que básicamente era ignorada.

—Veamos...

Inhaló profundo antes de levantarse, después hizo que la rubia girará un poco, le quitó el zapato derecho, tomo su pañuelo y lo enredo al rededor del tobillo de la rubia.

—Listo —sonrió, mirándola desde abajo—. Ahora, sí me permites; no llames más la atención —después de una leve mirada, la tomo en brazos y camino con Annie tras ellos, hasta la salida.

—Como agradecimiento, si lo deseas, podemos pasar a dejarte a tu hotel y si no es demasiado, espero aceptes acompañarnos mañana en el almuerzo, con tu hija, claro —pidió, después de solicitar su auto.

—No estoy seguro de que a mi hija le agrade la idea. Por lo que entendí, mañana les llevarán al zoológico y le prometí acompañarla —el auto llegó y con ayuda del chofer, manteniendo la farsa del pie lastimado, introdujeron a la rubia y luego subieron los demás.

—Atrás quedó la chica tímida del San Pablo —después de un largo e incómodo silencio, ella misma se sorprendió al decir aquello—. Y tampoco soy ninguna tonta —se animó al notar que Candy se había quedado dormida casi de inmediato—. Puedo darme cuenta de que, nada de lo que diga, servirá para volver a encontrarnos.

—Annie...

—Esperaba que tuvieran la oportunidad de hablar, de volver a conocerse y, claro, no espero que hagan como que el pasado nunca ocurrió, pero al menos, si esperaba que ella abriera los ojos y entendiera que aislarse de todo mundo no le sirve de nada. Porque esa es la realidad, Terry. Desde que Neil intento secuestrarla y luego trataron de obligarla a que se casara con él, ella comenzó a ocultarse y a alejarse de todos.

—No sabía que Neil...

—Sí. Lo hizo y no esperaba que lo supieras; es algo que quedó como un secreto de familia. Él la engaño. Le hizo creer que habías venido a Chicago, envío un chófer por ella y luego la llevo a un sitio apartado. Casi muere al huir de ese lugar, pero por fortuna nada grave paso.

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