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—¿Esta... es la sorpresa de la que me hablabas la otra vez?
Chuuya se había imaginado miles de escenarios. Desde una cena romántica bajo la luz de la luna, un vino de esos difíciles de conseguir o, hasta incluso un nuevo sombrero para su colección, a pesar de que a Dazai no le encantaran. No un maldito dildo envuelto en un lazo.
—¡Pero Chuuya, no pongas esa cara! —le reclamó al ver la mueca que puso el pelirrojo.
—¡¿Cómo se supone que reaccione, idiota?! —fue su manera de defenderse, porqué en serio, ¿qué se supone que debe hacer? ¿Sonreírle y darles las gracias?
—Podrías sonreírme y darme las gracias.
Y Chuuya... Chuuya quería sacar el cuchillo que tenía en la pierna y clavárselo a él mismo porque seguro que si se lo intentaba clavar a Dazai, su extraño poder de inmortalidad le salvaría como siempre, así que mejor acabar con su vida. Aunque...
—¿Tú... también lo usarás? —preguntó un poco tímido, viendo como el color desaparecía de Dazai ante la pregunta.
Dazai no tenía problema en experimentar pero muy aficionado a que le metan algo por el trasero no era, mucho menos un dildo de ese tamaño. Así que, decidió evitar la pregunta, aprovechando que el enano estaba distraído, acercándose hasta él hasta quedar frente a frente e inclinándose un poco para estar a su altura.
—¿No te gustaría probarlo ahora mejor? —habló cerca de los labios del pelirrojo, casi rozando con ellos, disfrutando del aire caliente que emitían con cada palabra.
Chuuya tragó saliva, nunca despegando sus ojos de los de Dazai que empezaban a tornarse oscuros y asintió sin siquiera darse cuenta, recibiendo como respuesta que Dazai le empujara a la cama junto al dichoso juguete, atacando sus labios como si fuera un dulce prohibido.
No fue el típico primer beso tranquilo, sino uno con bastante fuerza en donde los labios resonaban con cada movida y las lenguas se encontraban peleando por dominación. Las ropas duraron tan solo minutos, pues la temperatura en el lugar se volvía sofocante con el pasar de los minutos y, antes de siquiera procesar todo lo que estaba ocurriendo, Chuuya ya estaba recibiendo el mejor oral de su vida.
¿Cuándo llegó la boca del castaño hasta su miembro? No tenía idea. ¿Le molestaba? Para nada, incluso se abrió más cuando vio que Dazai agarraba el tan infame dildo, quitándole el lazo que desde un principio estaba mal puesto y acercándolo amenazadoramente hasta su entrada. Tragó saliva con anticipación para luego soltar un gemido al sentir de nuevo la boca del otro sobre él junto con la introducción, tal vez no toda, pero si lenta del dildo en su entrada.
Fueron minutos en donde el pelirrojo se sintió en el cielo del placer, gimiendo todo lo que podía siempre que los labios y lengua del otro jugaban con su pene, maldiciendo a lo bajo cada que el dildo entraba cada vez más y los sonidos obscenos inundaron el cuarto.
Cuando su vista se empezó a perder en la luz que tenían en el techo, sintió como Dazai paraba, dándole unos segundos para recuperar el aliento para luego medio levantarse con los codos para poder ver lo que ahora planeaba el castaño.
No era difícil adivinar qué haría luego, puesto que ya se había quitado toda la ropa restante que faltaba y se posicionaba en su entrada, ambas manos posicionándose a los costados de la cara de Chuuya, observándole con pasión, siendo recibido por sus brazos que le rodearon el cuello, atrayéndolo hacia él para darle un beso lleno de cariño mientras entraba. No fue nada doloroso a comparación de otras veces, probablemente porque el dildo le ayudó a prepararle mejor, pero dios, no iba a negar que Dazai se estaba moviendo mejor que muchas otras veces.
Tanto que sus piernas terminaron rodeando las caderas del más alto con la intención de atraerlo más hacia él, de sentirlo aún más profundo y animarlo a seguir. Dazai, notando eso y sonriéndole a Chuuya que se veía igual de divertido y perdido en su propio mundo, empezó a moverse brusca y velozmente, provocando que el pelirrojo soltara gemidos aún más fuertes, mordiéndose el labio para que a él no se le escapara uno. Pero al ver la cara de Chuuya tan complacida, solo le animó a darle aún más, así que, para duplicar ese placer, terminó moviendo una de sus manos de los costados de la cabeza de Chuuya a su miembro y lo empezó a masturbar. Algo que Chuuya recibió con sorpresa, pero no se quejó para nada, incluso a Dazai le pareció verlo asentir varias veces, aprobando la acción.
Y bueno, más placer, velocidad y profundidad tienen como consecuencia que el pelirrojo llegara a su límite rápidamente, pues las estocadas de Dazai tocando ese punto que sentía le volvía loco, más su mano que se movía con velocidad de arriba hacia abajo, jugando con la punta de vez en cuando y, la mirada que éste le dedicaba cada que gemía su nombre era... demasiado para él. Terminó moviendo sus brazos del cuello de Dazai a su espalda, viniéndose a los pocos segundos a la vez que clavaba las uñas en algunas vendas y piel del castaño que no pareció ni inmutarse, pues siguió moviéndose hasta poder terminar de igual manera.
—Algún día haré que uses ese dildo —comentaba el pelirrojo minutos después a lo bajo, más para él que para Dazai quien escuchó perfectamente.
—Hmmm, tendrías que ganarme en alguna apuesta para eso, chibi~.
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Jamás había escrito tanto sexo en tan poco tiempo jsjsjs.
Siguiente: Contra la pared.
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Soukoku. OTP challenge +18
FanficAlgunas escenas comprometedoras y explícitas entre los chicos. That's it. Ninguno de los personajes me pertenece, créditos a Asagiri Kafka y equipo. Créditos al bello dibujo de la portada a @HiChuya en Twitter, yo solo la edité❣️.