Con juguetes

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—¿Cómo te sientes?

Chuuya sabía que Dazai podía ser un degenerado, que por algo era de los más temidos por sus métodos de tortura, para sacar información, de sus planes e, incluso, sus intentos suicidas. No pensó cuando apostaron, que el castigo que le pondría iba a ser algo... sexual.

—Vete a la mierda —respondió desde la cocina, sus piernas temblando ligeramente, su mente tratando de concentrarse en los hotcakes sobre la sartén y no en lo que tenía... adentro.

Y es que en serio estaba tratando de no enfocarse en el plug anal dentro de él, pero luego de ya varios minutos, era algo difícil, además de que el maldito del castaño tenía control sobre las vibraciones...
Dazai rió a lo bajo, en su mano agarrando el celular donde controlaba todo, observando desde la puerta de la cocina a Chuuya, su cabello en una coleta, con tan solo su ropa interior, y un mandil de cocina, sí, nada más, ni playera, ni sombrero, ni guantes, solo... Su mirada bajó al trasero del pelirrojo, a sus piernas donde notaba sudor y algo de temblor.

—¿Cuánto más crees aguantar? Llevas con eso veinte minutos.

Chuuya apretó fuerte el mango de la sartén, su rostro dando un giro para ver a Dazai quien le seguía observando divertido y algo intuitivo. Estuvo a punto de lanzarle otro insulto, de incluso agarrar uno de los hotcakes calientes y tirarselos a la cara, pero en ese mismo instante, Dazai desde su celular que estaba conectado al plug, aumentó las vibraciones y lo único que pudo hacer Chuuya, fue dejar el mango de la sartén, y agacharse porque las piernas las empezaba a sentir como gelatinas.

—¿Ya empiezas a desistir? —preguntó Dazai, recostando su peso sobre el marco de la puerta, celular en mano y una sonrisa algo maliciosa.

—T-te odio —fue lo único que pudo responder Chuuya, quien ya no podía evitar no darle atención al pequeño aparato vibrante dentro de él, le estaba estimulando ya bastante y sus piernas con poca fuerza eran prueba de ello.

Dazai, que en estos momentos agradecía a los grandes avances de la tecnología que le permitían controlar las vibraciones de un maldito plug anal a cierta distancia, se relamió los labios al ver a Chuuya agachado, con las manos sobre las piernas formando puños y con sudor por todo el cuerpo que le hacía brillar bajo la luz de la cocina.

—¿Necesitas ayuda?

Chuuya apretó con más fuerza los puños, sus nudillos quedando blancos mientras trataba de regular su respiración. Pensó que el tener un pequeño aparato vibrante dentro de él no sería tan placentero como los dedos del castaño, pero se equivocó de sobremanera.

Pegó un brinco al sentir los dedos de Dazai en su hombro. Y es que el simple toque pareció incendiar todo su cuerpo porque... Sabía que probablemente necesitaría algo más grande si quería llegar a la éxtasis, que el plug no sería suficiente, que solo le haría sufrir sin el toque de Dazai o algo más grande, así que...

—Sí —respondió a la pregunta de segundos atrás, tragándose su orgullo o el hecho de que sabía que Dazai planeó todo esto para terminar así.

El castaño, con una sonrisa de oreja a oreja, como si Chuuya hubiese hecho un trato con el mismísimo diablo, asintió, se metió el celular en el bolsillo del pantalón que llevaba en ese momento, y cargó al pelirrojo como si fuera un saco de harina.

—¿No puedes ser más delicado? —escuchó a sus espaldas, aunque estaba un poco más concentrado en el sudor de Chuuya que le envolvía.

—Si te hubiera cargado estilo princesa, te hubieras enojado aún más —recalcó Dazai.

Soukoku. OTP challenge +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora