Me encontraba un tanto nerviosa. Era ya de noche, llevábamos varias horas en un bar y, sin embargo, no había recibido ningún correo electrónico por el momento. Lo comprobaba cada cierto tiempo, esperando encontrarme de pronto con alguna notificación. Sin embargo, no sucedía.
Dejé el vaso vacío de cerveza sobre la barra, donde había estado hablando junto a Ariadna. De hecho, no era la primera cerveza que tomaba aquella noche, y el alcohol comenzaba a hacer efecto en mi sistema. Lo notaba en mi manera de moverme y de hablar, y también notaba que a Ariadna comenzaba a sucederle lo mismo.
—Puede que debamos irnos ya —comenté—. Tu entrevista será mañana a las once...
—Quedémonos un poco más —me pidió.
Miré mi reloj, dándome cuenta de que aún no eran las doce. Aceptaría tomar algo más, y después insistiría en marcharnos. En cualquier otro momento, habría insistido en aquel momento, pero el alcohol provocaba que me tomase los asuntos que debían ser serios más a la ligera. Algo que no me gustaba.
—Pero la entrevista... —traté de insistir sin mucha convicción.
—¡Vamos! El contrato ya es casi mío, solamente tendré que firmarlo mañana —replicó—. Ni siquiera será mañana mi primer día de trabajo...
Iba a decir algo, pero mi móvil comenzó entonces a vibrar en mi bolsillo. Alguien me estaba llamando, y tenía una ligera idea de quién podía ser. En cuanto miré la pantalla y vi el nombre que aparecía en ella, suspiré.
—Tengo que salir para contestar —le dije a mi amiga.
Salí del bar lo más rápido que pude, intentando llegar a tiempo al exterior para que la llamada no se cortase. En el bar había demasiado ruido como para mantener una conversación telefónica y, además, no quería que supiesen que estábamos allí. No cuando se suponía que Ari estaba preparándose para su entrevista al día siguiente.
—Luken —dije en cuanto salí al exterior y pulsé el botón para responder a la llamada.
No me sorprendió comprobar que era él quien me llamaba, aunque había esperado que lo hiciese mi padre, como director de la academia. Al fin y al cabo, si se trataba de una misión importante, lo normal era que se interesase por ella y desease estar al tanto.
—Buenas noches, Liher —me respondió él—. Creo que ya sabes por qué te llamo.
—¿No debería hacerlo tu padre? —pregunté.
Intentaba controlar mi tono de voz para que pareciese que me encontraba perfectamente, pero no pude evitar arrastrar un poco las palabras, lo justo para que él se diese cuenta de lo que sucedía.
—¿Has bebido?
—Lo que yo haga no es asunto tuyo —repliqué. Me molestaba que actuase como si fuese un líder o un director cuando no era más que el hijo de uno. No era nadie todavía, y no tenía derecho a decirme lo que debía hacer—. ¿Por qué no ha llamado tu padre?
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Su cazadora
FantasyEn el pasado, los vampiros eran perseguidos por los cazadores. Ahora, la situación ha cambiado, y son los cazadores quienes son perseguidos. Ellos deben luchar para no ser dominados por sus enemigos naturales y para evitar que el caos domine el mund...