Cuando desperté, porque tenía calor, me sentí diferente, plena. No era mi primera experiencia en el sexo, pues había estado con Adrián anteriormente, pero aquella vez había sido diferente. Tal vez se debiese a la conexión que tenía con Zigor, además de la evidente experiencia que él había demostrado tener. Lo único que sabía era que no me arrepentía de lo que había sucedido, y que había sido una de las mejores noches de mi vida.
—Buenos días —me dijo Zigor, que estaba a mi lado en la cama.
No me había dado cuenta de que estaba despierto y, al mirarlo, me di cuenta de que tenía aún los ojos cerrados.
—¿Cómo has sabido que estaba despierta? —pregunté.
—Porque te has movido.
Abrió los ojos entonces para mirarme. Sentí que mis mejillas enrojecían ligeramente al sentir aquella mirada sobre mí y recordar lo ocurrido la noche anterior. Por suerte para mí, si notó que me había sonrojado, no hizo ningún comentario al respecto.
—Zigor —susurré, mirándolo a los ojos.
—¿Ocurre algo? Pareces preocupada.
Tenía razón. Estaba preocupada, porque no sabía lo que ocurriría. Estaba preocupada porque sabía que pronto debería separarme de él, y me costaría hacerlo. De hecho, no sabía si sería capaz. Aquella separación me dañaría más de lo que había esperado, y tal vez aquel dolor no se pudiese reparar nunca. Aun así, era mi deber continuar.
—¿Me creerías si te dijese que te quiero? —quise saber.
Sentía que tenía que expresar lo que sentía. Él tenía que saberlo. Tenía que confesárselo antes de que todo se torciese, porque aquello era lo más verdadero de lo que estábamos viviendo. Lo quería.
—Claro que te creería, porque yo me siento igual —respondió, riendo suavemente—. Somos almas gemelas, Liher, y eso significa que los sentimientos que nos unen son muy fuertes.
—¿Tienes que hacer algo? —pregunté cuando lo vi mirar el reloj de su muñeca.
—Tenemos que hacer algo —me respondió—. Un barco nos espera para recorrer el Danubio. ¿O pensabas que no tendría nada preparado para el día de tu cumpleaños?
Zigor se esmeró por hacer del día de mi cumpleaños el mejor que había pasado. No tuve tiempo de pensar en nada más que en el momento, pues me llevaba de un lugar a otro, viendo los lugares más emblemáticos de la ciudad y sacando una gran cantidad de fotografías. Tanto fue así que no tuve oportunidad de devolver las llamadas a quienes habían querido felicitarme hasta la tarde, cuando regresamos al hotel, estando yo exhausta.
—Puedes quedarte en mi habitación —ofreció Zigor.
No tuvo que insistir para que aceptase.
Al estar en una misión, solamente Ariadna y Luken me habían llamado.
—Iraia y Erik te echan de menos, y querían felicitarte también —me dijo mi amiga cuando le devolví la llamada.
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Su cazadora
FantasyEn el pasado, los vampiros eran perseguidos por los cazadores. Ahora, la situación ha cambiado, y son los cazadores quienes son perseguidos. Ellos deben luchar para no ser dominados por sus enemigos naturales y para evitar que el caos domine el mund...