Namjoon y Jimin construyeron un lindo hogar hace diez años, en él crecieron lindos cachorritos.
Jimin está satisfecho con lo que tiene pero Namjoon está aburrido del mismo estilo de vida así que decide cambiarlo, aunque esto afecte a su familia.
Uni...
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Los nervios invadieron todo el pequeño cuerpo de Jimin, por primera vez conocería a su alfa y futuro padre de sus cachorritos. Aunque él veía absurdo que sólo el alfa pudiera escoger a la persona con la que pasaría el resto de sus días, si bien, era una injusticia para los omegas, pero, ¿qué podía decir él? Era un simple omega en un mundo gobernado por alfas, nada de lo que él dijera tendría valor.
-Quiero que te comportes muy bien con él, tiene un excelente nivel económico y me han dicho que es muy inteligente y guapo -dijo la señora Park, acomodando la ropa de Jimin, deseando que su hijo se viera perfecto.
-No se preocupe madre, me portaré bien -respondió Jimin con una gran sonrisa en su rostro a pesar de que no estaba de acuerdo con que su madre tomara el trabajo de casamentera con él.
-Espero que esto si lo puedas hacer bien, tu hermano nunca me dio estos problemas -le reciminó, pero eso era algo que él ya sabía, claro que lo sabía. Su hermano era un alfa privilegiado.
-Bueno, él es un alfa... -respondió Jimin, esperando no ser reprendido por la imprudencia de sus palabras.
-Exactamente Jimin, nada te costaba nacer como un alfa -escupió con odio-. Estoy segura que ni destinado has de tener, por eso que te busqué un buen partido -la decepción era clara por el tono de su madre, pero él no había decidido ser un omega, no era su culpa.
Jimin siempre trató de ser bueno, educado y amable, pero al parecer a su madre lo único que le importaba era su hermano. Era de esperarse, ambos eran alfas.
Por otro lado, el trato de su padre hacía él siempre fue distinto, su padre le escuchaba, le daba consejos y, sobre todo, le daba amor, pero luego, cuando Jimin cumplió los catorce años, su padre falleció y lo dejó completamente solo.
-Párate recto, das mala impresión -lo reprendió, golpeándole la espalda. Jimin corrigió su postura de inmediato.
Esperaron cinco minutos más, estaban parados con los rayos del sol pegándoles directamente en la cara. A la señora Park no le importó aguantar, siempre y cuando su hijo se casara con aquel joven. Había investigado sobre él, un joven llamado Kim Namjoon, hijo de un empresario importante, una madre obediente sabiendo su lugar como omega y lo más importante, tenían bastante dinero e influencias.
Un precioso coche azul se posicionó delante de ellos, la puerta se abrió dejando ver a un joven demasiado guapo, confirmando aquellos rumores que la señora Para había escuchado.
-Lamento la tardanza, había mucho tráfico -explicó el joven, apenado por la situación.
-No se preocupe, lo entendemos -se apresuró a responder la señora Park. Debía lograr que su hijo inútil se casara con ese joven apuesto.
- ¿Tu eres Jimin? -preguntó, ignorando a la mujer. Era un chico completamente precioso, definitivamente sería de agrado a sus padres, y obviamente él sería quien daría a luz a sus herederos.
-Así es -se apresuró a contestar-, es un honor conocerlo, mi nombre es Jimin... -dudó en brindarle la mano, pero al final lo hizo y aquel alfa la aceptó gustoso.
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