Capítulo 12 "Melbourne"

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—¿Tan pronto con tus insinuaciones Calum?—

—Yo diría: Qué tarde—

—Cierra la boca— Reí bajando la maleta de la cama —Vamos ya—

Antes de salir me aseguré de que todo estuviera en orden y cerré perfectamente la puerta principal.

—Yo conduzco primero— Ofrecí mientras el metía la maleta a la cajuela del auto.

—¿Estás segura nena?— Puedes hacerlo al amanecer.

—No te preocupes Cal— Sonreí con seguridad para que me diera las llaves.

Y fue justo lo que hizo. Esperé a que el mapa me marcara la ruta para poder tomar nuestro camino.

—Deberías de dormir para que puedas descansar—

—No quisiera dejarte sola—

—Está bien, puedes hacerlo. Te aseguro que no te voy a secuestrar—

—Nena, no sabes como amaría que hicieras eso—

—Ya duérmete Calum— Reí.

No insistí más, enseguida se acomodó en el asiento y se sumió en un largo y profundo sueño.
No sin antes besar mis labios por última vez en la noche.

Ni siquiera notó que hice sonar bajo las bocinas del auto, escuchando mis canciones favoritas.

Y no sabía porqué, se supone que la noche anterior dormimos muy bien. O quizás no durmió hasta que subimos a la habitación, contando aparte que se despertó temprano porque tenía hambre.

Se miraba tan cómodo que no quise despertarlo en ningún momento, así que al parecer tendré que conducir hasta Melbourne por nueve horas seguidas. Lo que uno hacía por cariño.

Cuando el sol comenzó a salir me detuve en una gasolinera y aprovechando la situación, compré un café para mantenerme despierta el resto del camino y aún así Calum no despertaba ¿Seguirá vivo? Su estomago sube y baja consecutivamente, así que sí, sigue vivo.

Unas horas mas tarde me vi en la obligación de despertarlo de su plácido sueño. Estabamos justo al final del camino y el mapa no marcaba más allá.

—Cal. Calum— Llamé un par de veces.

—¿Eh?—

—Ya llegamos—

—Ah sí—

—Calum, despiertate. Te dije que ya llegamos—

Paró medio cuerpo de golpe y abrió rápidamente los ojos al ver que lo que había dicho, era cierto.

—¿Por qué no me despertaste nena? Yo debía conducir también—

—Estabas durmiendo tan agusto que no quise molestar—

—¿Y qué hora es?—

—Casi las 10:00—

Bostezó largo y se estiró antes de que volviera a pronunciar una palabra.

—Da la vuelta, vamos a desayunar. Lo mas seguro es que ellos ya lo hayan hecho—

Hice lo que dijo siguiendo sus instrucciones para llegar al lugar que tenía en mente.

—Ahí nena—

Señaló un gran restaurante, estacioné el auto para poder salir y caminar pocos pasos hasta llegar.

—Cal, voy al tocador— Informé al llegar a lo que sería nuestra mesa.

—Claro nena—

El café que había bebido anteriormente había aumentado mis ganas de ir al baño y después de ello lavé mis manos y con un pedazo de papel humedo mojé un poco mi cara y salí de nuevo, de vuelta a la mesa con Calum.

High-Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora