𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗱𝗼𝘀

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Louis estaba demasiado cansado como para ir a una fiesta al día siguiente.
Tenía que hacer dos ensayos para el lunes que venía y una pequeña presentación en equipo para la materia de química.

Él no quería hacer nada más que quedarse en casa, pero no podía, había prometido a sus amigos ir y eso es lo que haría. Se apresuraría para terminar aquellos dos ensayos y asistiría a la fiesta para divertirse como un adolescente normal.

—Lou, hijo, ¿Bajarás a comer? —gritó desde la parte baja de la casa.

—¡en un segundo voy, mamá! —dijo levantándose de su escritorio para bajar a ayudar a su madre a poner la mesa.

Todos estamos de acuerdo con que por lo menos el noventa por ciento de las madres no han ni siquiera puesto la mesa cuando dicen "baja a comer", sin embargo, a Louis la mayoría de las veces no le molestaba ayudar a sus padres a poner la mesa, pero suele ser molesto estar hambriento y que no esté la sopa caliente puesta en la mesa, aunque debemos entender que ha que ayudar un poquito, y Louis lo entendía.

—Lou, ¿Por qué descalzo, amor?
—exclamó Johannah suavemente. Louis soltó un gruñido y subió para cambiarse sus tenis, luego bajó y se sentó en la mesa, la sopa ya estaba servida.

Las gemelas bajaron corriendo junto con Lottie, quienes reían muy fuerte llenando la casa de sus alegres carcajadas.

—Lottie, Daisy, Phoebe, no pueden comer con sus muñecas en la mesa
—exclamó.

—¡Mami! ¿Por qué no? —preguntó Daisy.

—porque es hora de comer, dejen eso allá —señaló un sillón. Las tres chicas se levantaron de la mesa y dejaron dichas Barbies sentaditas en un sillón.

La familia se sentó a comer, todos contando sus anécdotas en la escuela y trabajo, pero Louis estaba demasiado callado y eso al ruloso Harry le preocupaba, porque eran pocas las veces que se mantenía así. Su cabeza se apoyaba en una de sus manos para no caer, mientras que su otra mano jugaba con la cuchara y la sopa. Harry lo miraba seria y atentamente tratando de adivinar que es lo que su pequeño Louis estaba pensando en esos momentos.

—¿Por qué Niall puede ver a su guardián y yo no? —preguntó, más para él mismo que para la familia, pero no le molestaba en lo absoluto que alguien le respondiera la pregunta formulada.

Le dieron ganas de jalar el despeinado cabello de su humano y decirle que dejara de pensar cosas, que era hora de la comida. Harry rió al siquiera imaginar como sería y la reacción de Louis, soltando una carcajada que se escuchó por toda la casa, pero en realidad solo lo escuchó el.

—¿Qué es tan gracioso? No era una broma, lo dije en serio —exclamó con un ceño fruncido, Harry, extramado, tapó su boca.

—Louis, nadie se rió —dijo sonriendo levemente.

—está loquito —las gemelas rieron.

—niñas, basta —regañó Mark.

—en serio escuché una risa, alguien se rió de mi, de verdad la escuché
—dijo serio.

—pudo haber sido tú imaginación, Lou —dijo y tomó su mano.

—no, mamá, es en serio. Nadie me cree, ¿Verdad? —la familia solo lo miró, el ojiazul gruño.

—William, no te enojes, cielo...

—no me gusta que me digas William, mamá, ¿Cuantas veces te lo tengo que decir? —gritó, su madre tuvo un cambio de expresión prestamente, Louis se arrepintió de haber gritado, pero estaba estresado de todo en ese momento, incluyendo el pequeño detalle de la risita que el escuchó, sabía que la había escuchado.

𝙊𝙣𝙚 𝙍𝙪𝙡𝙚 ✰︎𝙇𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙎𝙩𝙮𝙡𝙞𝙣𝙨𝙤𝙣✰︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora