Capítulo dos

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Capítulo dedicado a VivianHernandez558 quien me pidió actualización, pero me olvidé de publicar. jiji



ADVERTENCIA: Contenido sensible.







Los días pasaron tan veloces como una bala en pleno vuelo, dando así por terminado el verano y el comienzo de la última etapa de la preparatoria. Stiles paso la mayoría del tiempo dentro de su casa, sumamente preocupado por los síntomas que su cuerpo estaba teniendo. En primer lugar, apenas dormía y a consecuencia de eso llevaba sin excepción, enormes ojeras las veinticuatro horas del día, luego los constantes calambres en su cuerpo, entumecimientos de extremidades y lo más preocupante, los dolores en el pecho, más específico...su corazón.

El mundo actual es muy avanzado, por lo que no sería una locura poder encontrar, en una red oculta y especial, sobrenaturales especialistas en áreas que podrían ayudar a cualquiera que lo necesite y no sepa como solucionarlo. Y Stiles, al ser un hombre hiperactivo, al verificar que no se trataba de algo mundano, comenzó a buscar entre red y red hasta encontrar, lo que parecía ser una mujer ciervo llamada Emilia, quien era doctora de las diferentes especies y además era conocedora de muchos secretos, lo mejor para el castaño era que la mujer vivía a pocos kilómetros de Beacon Hills, no le tomaría más de un día en ir y volver con las respuestas que quería obtener. Después de hacer una vasta búsqueda donde pudo cerciorarse que todo lo dicho en la página era cien por ciento verdadero, prendió su Roscoe y se encaminó hacía las afueras de su pueblo.

Muchos podrían decir que, con tan solo hablar con el druida de la manada llamado Deaton, todo sería mucho más sencillo que hacer todo el trabajo que conllevaba buscar a Emilia, pero en todas las acciones de Stiles tenían un porque, y esta no era la excepción. Deaton era parte de la manada McCall Hale, si había un suceso, por más mínimo que fuese, este tarde o temprano terminaría comunicándoselo a los lidere, y eso era lo que menos quería el castaño, no cuando justamente esos dos, parecían despreciarlo, luego esta el hecho de que el ojimarrón no confía en el pelado, más que nada en sus oraciones incoherentes y llenas de acertijos que al final no llevan a ningún lado.

Stiles tomó el volante con una mano, y con la otra marcó al número que había copiado de los datos personales de la mujer ciervo. El tono no tardo más de dos veces en sonar antes de que alguien en la otra línea atendiera.

—Hola—contestó detrás de la línea una mujer de voz dulce.

—Emilia, soy Stiles el chico que corre con los lobos. Necesito una consulta suya. —Apoyó su hombro contra el teléfono, haciendo que este quede atrapado entre su cabeza y la otra extremidad, tomando el volante con las dos manos, observó a unos metros suyo un pequeño venado tirado a un costado de la carretera, aún no había salido del pueblo.

—Lo conozco, o al menos eh escuchado de ti. Estaría encantada de esperarlo, dime cuando y yo prepararé todo para la consulta—contestó la mujer, sonando emocionada por ser contactada por él. El castaño aparcó su jeep a un costado y desabrochó su cinturón para poder bajar.

—En unas horas estaré ahí. Calculo que, si no hay inconvenientes, es seguro que en la noche aparezco ahí.

—Bien, estaré esperando—habló, y así sin más, colgó. Puede que aquella atención que le estaba dando la mujer podría parecer sospechosa, pero estamos hablando de él, el hombre más desconfiado de los desconocidos gracias a toda la trayectoria con los sobrenaturales que parecían ser un pan de dios, pero al final era una novia Darach en búsqueda de vírgenes para completar su sacrificio. Pero el tenía sus habilidades, estamos hablando de un futuro agente del FBI, y el confiaba en su yo intuitivo, estaba seguro de que no le fallaría. Dejó su celular en el asiento del automóvil y salió de este para acercarse al venado que, al parecer, había sido atropellado hace unas horas. Lloraba y gemía más al ver como el humano se acercaba a él, lo veía como un depredador, y como presa, era natural su instinto de huir, sin embargo, sus piernas no daban vasto a caminar o arrastrarse. Stiles se acercó, y observó con horror como la anatomía del animal estaba anormalmente fuera de lugar, aún no sabía cómo podía seguir vivo. Pensó en dejarlo ahí, que muriera gracias a el paso del tiempo, después creyó que lo mejor sería sacrificarlo y dejarlo dentro del bosque para que se uniera a la tierra, pero terminó tomando la manta que tenía en la parte trasera del jeep para envolver al animal. Al principio le costó acercarse, pues el estar un paso más cerca del venado, este luchaba por alejarse hiriéndose más, hasta que prácticamente se lanzó sobre el ciervo para poder apresarlo e impedir que se siguiera moviendo. Al momento en que su mano toco el pelaje del animal, este dejó de moverse, y sus redondos ojos asustadizos conectaron con los de Stiles.

—No eres un simple animal ¿No? —preguntó tocando la cabeza del animal con delicadeza, sin llegar a tocar sus cuernos, más que nada por impresión. Apoyó la manta sobre su cuerpo, cubriéndolo completamente con esta, y con buen agarre, lo levanto para llevarlo al jeep—No puedo dejarte tirado aquí, pero tampoco puedo dejarte en la veterinaria. Iremos con alguien que creo que conoces, ella sabrá que hacer, y estoy seguro que cuando lleguemos tus heridas estarán completamente curadas—No podía llevar al ciervo donde Deaton, tendría que dar muchas explicaciones, lo llevaría a una cerca de ahí, incluso más cerca que la de Beacon, ellos podrían acomodar y cuidar del venado mientras el se encargaba de lo suyo—Primero te llevaré a un veterinario de animales exóticos, tienes algo de suerte, esta a una hora de aquí.

En la casa del sheriff, que normalmente se encontraría desocupada y desolada, había un corazón galopando furioso. Se encontraba ahí por que el humano no se atrevía a contestar sus llamadas o mensajes como habitualmente lo haría, estando dispuesto y entregado a él. Con su olfato desarrollado, descubrió que el hijo del Stilinski se había ido hace mucho, incluso faltado a la primera clase del año. Derek gruñó frustrado, su lobo a estado molestándolo desde aquel día, por eso intentó comunicarse con el castaño desde hace unos días, y decidió perder el orgullo y acercarse a su residencia para poder hablar, o al menos oler su dulce aroma a algodón de azúcar y frutilla para calmar a su lobo, quien extrañamente estaba fuera de control.

—¿Dónde está Stiles? —gruñó tomando una prenda sucia del castaño, la que tenía más concentrado su olor, para después salir por la ventana como si nada hubiera pasado.

¿Qué diría Stiles si supiera que un bandido robo sus prendas?

Ladydory

  

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