Capítulo dedicado a un nuevo seguidor ¡Gracias por formar parte de la comunidad Ladys mayliz
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Colocó la caja sobre el escritorio, junto al monitor de la computadora encendida y observo su cuarto con cierta duda, se veía distinto, como si su lugar seguro, en donde se podía sentir cómodo sin que nadie le interrumpiera, ahora solo fuera la habitación que ahogo sus llantos en sus épocas malas. Ya no se sentía vinculado y cómodo en el, justo el mismo sentimiento que estaba naciendo con los integrantes de su antigua manada. Se quejó cuando un amargo sentimiento se instaló en el medio de su pecho, y colocó su mano en ese lugar tratando de apaciguarlo en todo el viaje no había sentido el dolor que conllevaba el rechazo de su pareja, le sorprendía que estando más cerca de el, el sentimiento se prolongara. Ahogó un grito cuando la ventana de su cuarto casi fue derribada por un enorme cuerpo humano, su pelo azabache se encontraba húmedo y pegado a su frente sudada, sus ojos rojos brillaban furiosos mientras gruñía mostrando su cara totalmente trasformada, parecía un animal, y como tal, se le dificultaba la simple tarea de abrir la ventana.
—Maldito Derek ¿puedes dejar de ser tan neandertal? Dios—Murmuró mientras se tensaba al ver el estado de su alma gemela, no parecía estar en sus cabales, y ese instinto punzante que le decía estar en peligro, se hacía presente a medida que Derek encontraba la manera de romper el cristal que constituía la ventana. El gruñido proveniente del lobo retumbaba por el cuarto, y Stiles no tuvo otra opción que alejarse de su cuarto, recordando que las cenizas de serval estaban en su jeep gracias a la distracción del castaño. Corrió escaleras abajo, cuanto escuchó el estruendo de la ventana romperse se dirigió rápidamente a la cocina, cerrando la puerta que separaba a esta del comedor y con impaciencia, busco un cuchillo entre los cajones de las encimeras, tratando de mantener el control del temblor que tenían sus manos. Los pasos pesados del lobo se escuchaban cada vez más cerca, y el castaño no podía evitar temblar ante lo que podría suceder, el era humano...un humano inútil sin capacidad natural de defenderse de un sobre humano como lo era Derek, y ese estúpido cuchillo solo serviría para que el quedara como un idiota por tratar de defenderse con algo que ni siquiera tenía acónito—acónito—susurró al recordar. Con rapidez, buscó en sus bolsillos, buscando eso que tal vez crearía una barrera para impedir que el malhumorado de su destinado quisiera arrancarle la garganta con los dientes. El polvo embolsado se hizo notar cuando su mano nerviosa finalmente la toco, arrastrándola fuera de su bolsillo con rapidez, notando como el lobo se volvía más frenético al oler lo que la bolsa contenía en su interior traslucido.
—Stiles—murmuró con una voz gutural, como si proviniera desde el fondo de su pecho, grave y peligrosa, la voz de un Alpha. Un escalofrío recorrió como el filo frio de un cuchillo por todo su cuerpo, el miedo y angustia que sentía en esos instantes no se comparaban a los sentimientos que tenía ante una persecución de la manada contra el monstruo semanal que les tocaba vencer, podía jurar que el miedo era mucho mayor, y no solo por el hecho de salir gravemente lastimado, si no, el ver a alguien como Derek perder el control sobre algo que en realidad tenía control absoluto, control sobre su trasformación, sobre sus sentimientos, Derek era un maestro, era algo inusual la sobre exaltación que tenía en esos momentos, y sabía muy bien a quien iba dirigida, justo tenía que ser el...siempre el. Derek golpeó una vez más la dura madera que separaba la cocina pequeña del comedor, destruyéndola en el acto, la madera se separo como si hubiera estado unida por tablones, guiándose de las grietas creadas por el impacto para separarse de su unidad. Un gruñido resonó por la cocina, y Stiles no lo pensó dos veces antes de tomar un puñado de acónito en su mano, acercarlo a su boca mientras Derek se apresuraba para llegar a el, estirando su brazo peludo cargado con esas armas filosas que conocemos como garras hacia él, el castaño inhalo, y justo antes de que siquiera una garra rosara un minúsculo pelo de su cuerpo, Stiles soplo con fuerza el polvo, que golpeó de lleno en la cara trasformada del hombre lobo, causando en el instante el colapso de este volviéndolo a su forma humana en un microsegundo mientras era arrojado al piso por la misma gravedad—Mío.
—A veces tengo ganas de jubilarme. Lo pienso seriamente—murmuró mientras, de puntitas de pie, pasaba sobre el gran cuerpo durmiente de su mate, con cuidado de no pisar ninguna parte de su cuerpo, aún que ganas no le faltaban. Stiles sabía que dentro del jeep tenía todo su arsenal de artilugios en contra de lo sobrenaturales, era obvio que alguien como lo era el castaño, poseía miles de instrumentos para salvar su pellejo y el pellejo de lo que antes era su querida manada. Las cuerdas de muérdago era un regalo único hecho por un cazador especial, sabía que algún día iba a servir de ayuda, y con suerte no lastimaría a Derek si la usaba en contra de el, no quería tentar a la suerte de dejarlo suelto y que una vez despierto quiera volver a matarlo solo por verle la cara, Stiles sabe que Derek lo odia, pero creía injusto que lo quisiera matar como si fuera una adolescente recién convertido que no sabía absolutamente nada de control, todo lo contrario, y eso era lo extraño de la situación en la mente de Stiles. Ya en el jeep, como un niño emocionado de jugar con sus juguetes nuevos, observaba la gran variedad de objetos anti lobos que podría utilizar en caso de que las cosas se salieran nuevamente de control, tal vez solo debería de llamar a Peter y decirle que se encargara del patético lobo que yacía dormido en la silla del comedor, solo Stiles sabía cuanto le había costado poder subirlo a la silla, ese cuerpo era puro musculo, y pesaba mucho más de lo que aparentaba, su espalda lo lamentaba. Quejándose del lio en el que se había metido involuntariamente, tomó la cuerda de material con origen misterioso y unas esposas capaces de aguantar la fuerza anormal de un lobo antes de cerrar con llave a su Roscoe y caminar nuevamente a la casa. Había tenido un corto descanso de Beacon Hills, no tenía ganas de estar lidiando con cosas como esa, no al menos hasta que se hubiera establecido bien y comenzado a ir a las clases que, para su mala suerte, ya habían comenzados sin el. Llegó a su destino y desenredo la correa, caminando en círculos al rededor del muerto (el nuevo apodo que Stiles le puso) hasta que la soga quedo a menos de cincuenta centímetros para usar el extremo y atarlo en un lugar que le fuera imposible a Derek de desatarlo. Una vez terminado el trabajo, se alejo a menos de un metro para poder examinarlo, podía admitir que cuando el hombre estaba dormido, incluso si estaba atado a una silla, se veía tan sereno e inocente que no parecía ser alguien que paso por una vida tan difícil como la que Derek había pasado, Stiles tenía muy pocos momentos en los que podía ver esa cara, era casi un milagro, una de las siete maravillas, y ni hablar de verlo sonreír, eso ya era todo un reto, pero así como era el, con sus altos y bajos, con sus actos heroicos, con sus ganas de ayudar a los demás, con su actitud solitaria, altanera y prepotente, así era el hombre del que Stiles se enamoro, y era una lastima que hubiera terminado así, para los dos, para Derek por querer ir en contra del destino, pero el ya lo había aceptado, y no iba a obligar a Hale a estar con el cuando este no lo sentía en su corazón, algunas personas quieren ir en contra del destino, y eso esta bien, a pesar de lo herido que se sentía por eso. El aprendió a soltar.
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Die rooi voog
WerewolfEl lobo más grande de la manada, miraba a todos los adolescentes y a su sobrino con decepcion plasmado en el rostro. -¿Qué pasa cuando el humano de la manada se desilusiona?-Preguntó con una mezcla de molestia y diversión, dejando que algunas motas...