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Narrador en primera persona.
No tenia miedo de la muerta.
Como tenerlo si he vivido toda mi vida con ella, viéndola reflejadas en personas, que tenían planes, futuro, el día de tu muerte, será un día normal, te levantaras de la cama, harás tu rutina normal, y saldrás de tu casa sin saber, que no volverás.
Saludaras a tus amigos/familiares, sin saber que será la ultima vez, algunos creen que tendrás señales, el carro se descompondrá, no encontraras las llaves antes de salir de casa, una mariposa negra, un gato negro, algo.
Suelo pensar en la muerte, como una perra, oh, bueno, solía pensar en ella de esa manera, he aprendido a aceptarla como una vecina, una amiga tal vez.
Pero a pesar de trabajar con ella, de mandar personas a la luz, nunca entendí, o, mejor dicho, nunca sabia que había en ella, que había en ese lugar donde mandaba a las personas que morían.
Esperaba todo menos esto.
—¿Oscuridad?
Mi pregunta resonó en, lo que sea que sea este lugar, solo había oscuridad, gire y vi, más oscuridad.
—¿Es enserio?, ¿Esto es todo?
—No, solo es tu oscuridad—Vi a mi querido guía, Sabriel, cómodamente, sentado en una silla—Es lo que sientes que mereces.
—¿Lo que merezco?
—A pesar de tu desastrosa vida, has ayudado más de lo que crees, ¿o no recuerdas cuando eras niña y ayudaste a pasar miles de fantasmas en una sola noche?
—Recuerdo más la parte donde dure internada en un hospital por meses, por un coma.
