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Estaba cerrando el departamento para irse pronto o su taxi lo dejaría por que ya se había tardado demasiado.
Escucho ruido y vio a Christopher caminando despacio en sentido contrario.

—¡Christopher! Ven aqui.

Lo escucho limpiarse la garganta y pararse derecho y caminar hacia el sin nada de miedo.

—¿Ya te vas?

—Si.

—Yo olvidé mi... mi cartera en recepción.

—Pero aquí no hay recepción... no es un hotel.

—Bueno en la oficina...

Erick se acercó asustando a Christopher que aún así no retrocedió sino que lo miro directo a los ojos.

—Si te sientes tan incómodo... creo que estara bien, ¿Olvidarlo?

—Claro, yo iba a sugerir lo mismo. —paso una mano tras su cuello.

—Tengo que irme pero cuando regrese arreglamos esto, no hay forma de que te me escapes.

—Solo fue un simple beso, si lo hago de nuevo no haría mucha diferencia.— se encogió de hombros y entró al departamento.

Erick suspiro. No haría diferencia. Entonces todo estaba bien. Ahora debía contárselo a Zabdiel o su conciencia no lo dejaría en paz.

. . .

—¡Erick! —Yanelis lo abrazó al verlo. — Es bueno que estés aqui.

—Te veo mucho mejor, ¿Tus medicamentos ya funcionan?

Ella solo sonrio y lo abrazó de nuevo, se alejó sostuvo sus manos y lo miro a los ojos unos segundos.

—¿Pasa algo?

—Lo que sea que escuches hoy sobre mi, no debe influir en tu vida ni tus decisiones.

—¿Que?

—No te preocupes por mi.—No explico más y simplemente llevo a Erick a cenar con su familia.

—Llegaste justo a tiempo. —dijo su mamá recibiendolo. —Ya te sirvo tu plato.

Se sentó a comer y entre platicas salió el tema de que Yanelis se veía mejor que otros dias.

—Deberías agradecérselo a Zabdiel...

—Mamá... —susurro Yanelis molesta.

—Si, el esta pagando una gran cantidad de dinero por el tratamiento de tu hermana. Por lo menos deberías llamarlo.

—¿Es en serio? —Erick sostuvo la mano de Yanelis. —Pero... el nunca antes le intereso ayudarnos en este aspecto... pero... iré a agradecérselo justo ahora.

Yanelis solo suspiro rendida al intentar ocultarlo.

—Puedes quedarte en casa de Zabdiel si quieres...—dijo su mamá disimuladamente entrando a la cocina.

Tal vez podría llegar de sorpresa a su casa, sabía que a esa hora estaba fuera del trabajo y solía quedarse revisando papeles antes de dormir.

Cuando estuvo ahí toco la puerta una vez pero eso arruinaría la sorpresa, uso la llave que alguna vez le dio y entro despacio buscándolo por todas partes y se detuvo cuando vio la luz encendida y la puerta entre abierta.

—Zabdiel... en verdad debo irme ya... —escucho la voz melosa de una chica y una risita ridícula. —Se que amas quedarte dentro de mi pero tengo que volver a mi casa.

Erick retrocedió sintiendo que la realidad se le perdía por segundos. La llave golpeó en el suelo y torpemente dando pasos hacia atrás encontró la puerta principal.

Compañero de Cuarto.    ♤ChrisErick♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora