7.- El Origen del Arcoíris

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¿Qué es la nostalgia?

La nostalgia es recordar el pasado añorando su regreso, añorando las sensaciones y emociones que alguna vez sentimos. Es un viaje a lo más profundo de nosotros mismos con el único objetivo de aferrarnos a un sentimiento que no podemos dejar ir, porque es demasiado valioso para perderlo. La nostalgia puede nacer de un aroma, un sabor, una canción, o incluso de una simple gota de lluvia cayendo sobre nuestras manos. Es la manifestación misma de nuestra alma que llora, porque existe un vacío en nuestras vidas que no sabemos cómo llenar, un anhelo constante y persistente por algo que fue y no volverá...

La nostalgia a veces es peligrosa, nos hace olvidar el presente para revivir el pasado, sin darnos cuenta de que ese presente, en tan sólo un día, ya no lo será.

Entonces ¿Por qué deseamos volver?

Tal vez éramos felices, pero no lo sabíamos, después de todo sólo cuando conoces la tristeza reconoces la felicidad. Volver el tiempo atrás... si tan sólo fuera posible, si tan sólo la vida fuera un reloj que pudiéramos girar para llegar a aquel momento que anhelamos... aunque tal vez lo es. Después de todo, si caminas en línea recta llegará un momento en que llegues al mismo punto que comenzaste, sin siquiera tener que voltear. Tarde o temprano en algún momento tendrás que enfrentarte a ese pasado, ya sea que lo añores o que lo intentes olvidar. Como un juego de ajedrez, la vida se encargará de poner cada pieza en el lugar que corresponde, sin importar los segundos, los minutos, las horas o los años que demore. Esa es la esperanza de muchos, también la mía, pensaba Nina...

Su cuerpo estaba congelado, su abultado cabello tan característico, ahora lucía lacio y pegado a su cabeza. Su ropa estilaba y la lluvia recorría sus mejillas sin detenerse, pero por extraño que pareciera una gran calma la embargaba, una calidez que su cuerpo no percibía, pero sí su alma. Una inquietante tranquilidad se hacía presente... Tal vez llorar, a pesar de todo, la había ayudado.

—Vamos, si te quedas acá te enfermarás —dijo Alex tomando su mano—. Estas congelada, el estudio está cerca, allá podremos secarnos un poco...

Ella dudó.

—Tranquila, no hay nadie a esta hora. Lo prometo —agregó.

Nina no estaba segura por qué lo seguía, tal vez estaba demasiado confundida para pensar qué hacer o qué era lo correcto, sólo intentaba mantener su mente en blanco; como un autómata, sin racionalizar sus acciones ni sus pasos.

Alex sacó las llaves de su bolsillo e ingresó la clave de acceso al estudio, una vez dentro, quitó su abrigo y lo extendió en el perchero de la entrada. Miró a Nina esperando que hiciera lo mismo, pero esta parecía perdida.

—Nina tu abrigo, tu abrigo...

—... Lo siento —respondió al tiempo que desabotonaba su abrigo verde.

Se dirigieron a la última habitación del pasillo. El mismo en el que esta mañana ese músico había besado su mejilla. Alex se acercó a la pared y encendió la calefacción, seguido de una lámpara lateral que proyectaba una luz muy cálida. Parecía una pequeña sala de estar, había un cómodo sillón celeste en forma de L y una mesita de centro blanca. En la pared perpendicular se ubicaban seis casilleros alineados verticalmente, Alex abrió uno de ellos y extrajo un par de toallas, una manta y un bolso deportivo.

—Esta salita la usamos para descansar —dijo sonriendo—. A decir verdad, quizá soy yo el que más la usa, a los chicos no les gusta quedarse tarde en el estudio, por eso siempre dejo ropa acá.

Abrió el bolso y empezó a sacar varias prendas hasta decidirse.

—Sí, esto puede quedarte bien —agregó, entregándole una camiseta y un chaleco largo de color gris—. Saldré un momento para que puedas cambiarte —diciendo esto, tomó una de las toallas junto al bolso y salió de la habitación.

Tal vez yo, tal vez tú©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora