Seungmin tuvo la desgracia de haberse presentado como Omega, ya no podia heredar el trono de Yagakima. Ahora tendría que casarse a la fuerza con algún alfa para que este se convierta en Rey, sin embargo Seungmin se niega hasta que conoce a Chan.
Cha...
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En Yagakima se encontraba Kim Seungmin, principe de aquel reino heredero al trono. Su padre lo habia entrenado desde muy pequeño para que fuera un Alfa fuerte y resistente que gobernara al pueblo con la misma sabiduría que él.
Sin embargo, el destino tenia algo totalmente diferente para Seungmin.
Luego de no tener celos ni desarrollar habilidades de un Alfa por dieciséis años, Los Reyes se preocuparon por su hijo hasta el punto de llamar a un medico que examinara a Seungmin.
El doctor dijo que era normal que se presentara tarde y todo estuvo en calma hasta ese entonces, pero un tiempo después, Seungmin empezó a tener malestares continuos. Dolores de cabeza y sensibilidad por todo.
Su celo ocurria cada tres semanas y le duraba unas cuarenta y ocho horas. Aquello no parecia ser un celo de Alfa y el aroma dulce a fresas con vainilla lo confirmaba, por lo que volvieron a llamar al medico para hacerle otro examen.
Desde su habitación, Seungmin podía escuchar los gritos de su padre hacia su madre, los de la corte real y los sirvientes.
El rubio derramó otra lagrima y se abrazó a él mismo, ocultando su rostro entre sus piernas. El examen medico que le habían hecho le salió positivo para Omega y eso no solo decepcionó a sus padres, sino a él mismo.
Seungmin juraba ser Alfa que algún día tomaría el trono y gobernaría sobre todo y todos, pero aquello no podía suceder. Ahora era un Omega con la única función de procrear y obedecer. En ese estado jamás podría ser Rey.
El rubio no quería ser domado por alguien, él quería ser el dueño de sus propias decisiones.
Seungmin sollozó, ocultándose bajo sus sabanas con un suave chillido mientras sus mejillas se mojaban por sus lagrimas. Escuchar a su padre maldecirlo por haber sido Omega le rompía el corazón.
Alguien tocaba a su puerta en esos momentos, el rubio dejó que pasara y Jeongin, el hijo de una de las sirvientas y su amigo, entró a su habitación para luego cerrar la puerta a sus espaldas
-- Ho-hola -- le saludó el Beta --. Ya me enteré...
-- Soy un maldito Omega -- gruñó Seungmin.
-- Oye, no digas eso -- el pelirojo se sentó en una esquina de su cama --. Ser Omega no está mal...
-- ¡Mi padre no me dio hermanos confiando en que yo seria un Alfa como él y heredaría el trono! ¡Dime que no es malo! -- chilló Seungmin
Jeongin suspiró: -- No tienes la culpa de ser Omega, no elegiste serlo.
Su madre tocó a la puerta y entró. Jeongin se levantó de su cama rápidamente e hizo una reverencia ante la reina antes de retirarse. Seungmin ignoró a su madre y se escondió bajo las sabanas
