Capítulo Veintitrés

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Su madre siempre le decía de pequeño: –- No le hagas daño a Seungmin y pórtate bien, si no haces caso entonces te castigaré

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Su madre siempre le decía de pequeño: –- No le hagas daño a Seungmin y pórtate bien, si no haces caso entonces te castigaré.

Y como todo niño pequeño, Jeongin vio a su madre como la mala de la historia y aunque le obedecía, le molestaba mucho que no le dejase hacer lo que quisiera.

Ahora que el pelirojo volvía a recordarla, no pudo evitar sonreír. Ella no lo encerraba en su habitación cuando no obedecía por nada, ella solo lo protegía. Lo protegía de la Reina.

La Reina, madre de Seungmin, la Omega más temible de Yagakima, amada por algunos, temida por sus cercanos incluyendo a Jeongin.

Aquella Omega, desde que Jeongin tenia memoria, siempre le miraba con asco y sus gestos no siempre fueron buenos hacia él cuando lo veía jugar con Seungmin de pequeño, pero eso era todo.

Pero a partir de la muerte de su madre, la Omega no tuvo ni una piedad con él y el maltrato se hizo cada vez más notable e hiriente para Jeongin. De mirarlo mal, ahora se la pasaba insultándolo cuando lo veía y muchas veces lo había dejado sin comer por varios días.

Ya pesar de tanta maldad, la única razón por la que sonreía era por Seungmin

Aquel rubio en definitiva no era como su madre. Era humilde y amable a pesar de ser tan hermoso y tenerlo todo. De pequeño jugaba con él a toda hora e incluso iba hasta él para jugar en las noches mientras corrían de ser perseguidos por caballeros.

Y Jeongin amaba estar con él porque se sentía importante para alguien, sentía que tenia a alguien con quien podía contar, pero cuando el rubio se enamoró... todo a su alrededor se fue desmoronando poco a poco.

Su atención ya no estaba en él, ahora estaba en Christopher y a pesar de que seguían conversando y manteniéndose unidos, ya nada era como antes. Jeongin sentía que poco a poco perdía lo único que le importaba.

Hasta que Minho apareció en su vida repentinamente para ocupar el puesto de Seungmin.

Salieron muy poco y a escondidas de todos, pero aquello fue suficiente para que ambos se perdieran en el otro y llegaran a enamorarse.

Jeongin amaba a Minho con locura, por que además de ser hermoso y muy inteligente, lo hacia sentir especial, como si fuese la joya mas valiosa en el mundo. Minho lo hacia sentirse tan bien, que las palabras hirientes de La Reina ya no tenían efecto con él.

Luego de que Minho se fue, él le mandó cartas y Jeongin se las correspondía todas e incluso siguieron así cuando Christopher y Seungmin no estaban en Yagakima. El pelirojo guardaba las cartas en un cofre debajo de su cama luego de leerlas, imaginándose la sonrisa de Minho.

Y en un pequeño descuido, todo se fue a la mierda.

La Reina lo había descubierto leyendo la carta en la cocina y se la arrebató, luego lo miró furiosa y miró a su alrededor para luego tomar su muñeca con fuerza y jalarlo hasta su habitación, donde nadie podía escucharlos.

-- Tu ridículo romance termina ahora -– gruñó la Omega, rompiendo la carta

-- ¡N-no! ¡por favor no! –- sollozó Jeongin, cayendo de rodillas para tomar los pedazos de la hoja a sus pies.

La Reina pisó con sus zapatos de plataforma una de sus manos, sacandole un gran chillido a Jeongin que lo hizo sollozar más fuerte

-- Escúchame bien parásito, tu jamás vas a ser amado por alguien. ¡Jámas! -– le gritó –-. Siempre vas a vivir bajo tierra y nadie te sacará de aquí maldito gusano, por que me voy a asegurar de que Minho jamás lo haga.

-- De-déjeme en paz por favor, no le hice nada -- lloró el pelirojo y luego gritó más fuerte cuando la Omega ejerció más presión en su mano.

-- Cuando quite el zapato de tu mano quiero que le escribas una carta a Minho diciéndole que ya no lo amas y que te olvide para siempre, o sino haré que él sufra.

Jeongin negó entre sollozos, pidiendo clemencia.

-- Tu decides. Terminas con tu ridículo y fantasioso romance, o Minho saldrá muy lastimado y todo será tu culpa.

La Reina apartó su zapato, Jeongin siguió llorando en el suelo con una mano probablemente rota.

Se levantó con dificultad y se sentó en su escritorio para escribir la carta como podía mientras sus lagrimas mojaban sus mejillas y mandíbula, entregándosela a la Reina cuando terminó

La Omega lo tomó en sus manos y antes de retirarse agregó: –-. Espero que ya hayas comido, por que no volverás a alimentarte en dos semanas.

Jeongin rompió en llanto mientras se deslizaba en su silla al escuchar el seguro de la puerta. Tomó su mano muy adolorido y se acostó en su cama, deseando morir rapidamente para dejar que el dolor emocional y físico dejaran de atacarlo al mismo tiempo.

 Tomó su mano muy adolorido y se acostó en su cama, deseando morir rapidamente para dejar que el dolor emocional y físico dejaran de atacarlo al mismo tiempo

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My King  (ChanMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora