1. El comienzo

100 9 0
                                    

19 de agosto de 2015

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

19 de agosto de 2015

6:10 a. m.

Era una hermosa mañana, el campamento North Hills era iluminado por los cálidos rayos del sol, toda la frondosa hierba estaba cubierta de rocío y la brisa era suave y reconfortante. De repente, un grito desgarrador se escuchó a lo lejos. Aquellos quejidos provenían de la cabaña de una campista, esta se ubicaba al oeste del lugar. Una mujer de avanzada edad se encontraba de rodillas frente a la gran vivienda, llorando desconsoladamente. Entre sus brazos cargaba un viejo suéter de lana de color rosa; al parecer, no quería despegarse de él. Observaba las parpadeantes luces de los autos de policía, mientras escuchaba a los guías del campamento charlando con los oficiales sobre lo ocurrido: su nieta Sofía de ocho años de edad, había desaparecido de manera misteriosa a horas de la madrugada. Al escuchar el nombre de la pequeña, la señora se acercó hacia uno de los policías, molesta.

—¡¿Qué le diré a mi hijo?! —exclamó, entre sollozos.

—Señora Wilson...

—¡¿Quiere que le diga que su hija desapareció por arte de magia?! —farfulló.

—Escuche, el paradero de su nieta aún es incierto, pero trataremos de encontrarla lo más pronto posible, se lo prometo.

—Algo me decía que no debía visitar este lugar...

—¿A qué se refiere? —El hombre arqueó una ceja y se cruzó de brazos.

—Como usted sabrá, las personas de la alta sociedad no se guardan nada, incluso cuando se trata de algo que podría poner en peligro la seguridad de los demás. Escuché terribles comentarios por parte de mi círculo social sobre este campamento, uno de los más impactantes fue que un pequeño grupo de personas que visitaron estas instalaciones jamás regresaron y que hasta la fecha se desconoce su paradero. Contésteme, ¿es esto cierto?

El oficial guardó silencio y torció la boca.

—No puede ser. —La señora Emily rompió en llanto—. Mi nieta ha desaparecido por culpa de mi ignorancia.

—En verdad lamentamos lo sucedido, trataremos de buscar a la menor por cielo, mar y tierra. No nos detendremos hasta encontrarla.

—Me quedaré aquí todo el día, esperaré hasta que terminen la búsqueda. Yo sé que mi niña va a aparecer en cualquier momento. —Esbozó una cálida sonrisa, la cual, transmitía un cierto aire de esperanza.

—Así será, señora, tengamos fe —comentó el chico, abrazándola.

Emily se sentó en una mecedora ubicada en el porche de la vivienda a esperar alguna noticia relevante sobre el paradero de su nieta. Los oficiales y los guías del campamento se encargaron de revisar cada rincón de las instalaciones. Entre lágrimas, la señora Wilson rezaba por un milagro; no perdió la fe en ningún momento.

La ColinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora