Un grupo de estudiantes es seleccionado para pasar sus vacaciones en el famoso campamento North Hills. Lo que al principio parecía ser un viaje inolvidable se transforma en algo infausto y catastrófico.
Durante su estadía en las instalaciones, los j...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ya había caído la noche, los docentes se reunieron en el comedor para solucionar sus diferencias de una vez por todas. Los cuatro tenían la intención de iniciar de cero.
—Lo lamento mucho, compañeros —dijo Dina con la cabeza gacha.
—Yo también lo siento —expresó Inés, por primera vez se le veía algo arrepentida—. No debí decir esas cosas tan hirientes.
—Por mi parte, te quiero pedir una disculpa, Dina: sé que tú no serías capaz de cometer un acto tan grave como ese —comentó William en voz baja y apacible.
—¿Entonces ya todo está arreglado?
—Creo que aún hay un asunto por resolver...
—¿Qué pasó ahora? —preguntó el señor Thompson, rascándose la cabeza.
—Dentro de poco tenemos que regresar a la ciudad y todavía no hemos encontrado nuestra buseta.
—Es cierto. —Inés se puso de pie y caminó por el comedor—. Ese tal Joshua Donovan me da muy mala espina.
—A mí también, pero no podemos inculparlo: no tenemos suficientes pruebas —alegó William, torciendo la boca.
Los estudiantes bajaron a cenar. La comida que había preparado Edward tenía un sabor exquisito; no era un mal cocinero después de todo. Al concluir, se cepillaron los dientes y se fueron a descansar.
1:00 a. m.
Dos guardias de seguridad se encontraban en su respectiva cabina vigilando el muro que dividía las colinas. Todo estaba oscuro y silencioso, la luna era cubierta por una gran cantidad de nubes grises y el frío que se sentía era inconmensurable. Ambos estaban agotados, pero debían continuar hasta el amanecer.
—Ya quiero que termine nuestro turno —dijo uno de ellos, bostezando.
—Espero la mañana con ansias. —Ambos asomaron la cabeza por la ventana para el admirar el paisaje—. ¿Leíste el reporte que nos envió el señor Donovan?
—¿El de la buseta que desapareció? O, ¿sobre la muerte de Allen y Rashitt?
—Hablo del asunto de la buseta. —Puso los ojos en blanco—. Pobre gente, no me quiero ni imaginar lo que dirá el director de esa institución cuando se entere.
—Hablando de eso, ¿en verdad crees que se inició una investigación solo por eso? Digo, es un hecho que el vehículo se encuentra aquí en el campamento, porque es casi imposible que nuestros compañeros hayan permitido que este saliese sin autorización. Yo presiento que aquí ocurrió algo más para que el señor Joshua haya iniciado un protocolo tan drástico.
—Ahora que lo mencionas, sí tiene algo de sentido...
El canto de los grillos cesó y un silencio abrumador inundó por completo las colinas. De repente, comenzó a escucharse un escalofriante silbido, el cual se escuchaba a una lejana distancia.