Los recuerdos.

52 4 4
                                    

Ciertamente estaría nerviosa por que mis padres me vieran llegar en esta patrulla de seguridad, realmente no lo estoy, dudo que ellos estén en casa.

Miro mi reloj son las 17:08 de la tarde, estoy sentada en la parte posterior, es una camioneta grande que tiene una división entre los "altos" y los "discapacitados", la cabina de atrás tiene dos hileras, una frente a la otra que forman los asientos, arriba cerca de mi cabeza hay un tubo grueso con anillos de seguridad magnéticos, supongo que es ahí donde ponen sus manos los "discapacitados", trato de zafar alguno, pero es imposible; voy sola por supuesto sin poder ver hacia donde me dirijo, aunque de alguna manera confió en que estos me llevaran segura, jamas han perdido a alguien, o dejado que alguno escape.

Un giro de la camioneta me arroja al otro lado, mi cabeza se golpea contra el piso y trato de mantenerme consiente y levantarme, pero de nuevo algo nos golpea y mi espalda se encuentra en el techo, antes de poder darme cuenta de lo que sucede estoy tirada, toco mi cabeza y comienzo a revisar mi cuerpo, al parecer ya todo terminó, nada nos golpea, todo pasó tan rápido.

Me duele todo el cuerpo, mi cabeza esta sangrando, me dirijo a la puerta que ahora se encuentra de lado, golpeo tan fuerte como me es permitido y grito por ayuda, escucho ruido por afuera, pero nadie me abre, entonces grito con más fuerza.

Apártese de la puerta — Eso sonó como un "alto" así que obedezco y me alejo.

El sonido de un golpe me hace brincar hacia atrás, mis oídos retumban, los cubro con mis manos mientras siguen golpeando, después de varios golpes un agujero del tamaño de un puño de hombre se forma para dejar entrar luz, un "alto" mete la mano y arranca la puerta como si fuera la cascara de una banana.

Con un arma en mano entra y me pide que me arroje al piso y ponga mis manos en mi cabeza, su orden es fuerte, lo hago sin pensar, pide que me identifique, no puedo decir nada, estoy atontada por los golpes recibidos, entonces toma mi cara y pone el identificador en mi ojo izquierdo, el resultado determina quien soy y da un aviso de que necesito hospitalización.

Un "alto" me lleva cargando hasta una camilla y ahora mi transporte se convierte en una ambulancia.

—¿Qué rayos pasó? — murmuro a una DOSC que está frente a mi revisando mi condición.

Están averiguando que fue lo que sucedió, no hay nada de que preocuparse y por favor descansa— Me dice después de poner una inyección en mi brazo que me hizo perder el conocimiento.

No tengo idea de cuanto tiempo a pasado, trato de levantarme pero una voz que me resulta familiar me llama.

Mamá— ¿Cómo te sientes?— 
Ayra— Creo que mejor... —
Mamá— ¿Qué sucedió?— 
Ella no suena fría y puedo notar su preocupación. Así que lentamente le explico que no era mi intención desobedecer las órdenes. Pero ella me interrumpe iniciando sus deducciones.
Mamá— Estuviste de nuevo cerca de la reja, ¿no es así?— 
Ayra— Mamá yo...— 
Mamá— Dime ¿que hiciste? Quiero saber todo desde el principio.—

Me acomodo en la cama para tomar asiento y después de aclarar mi garganta, comienzo desde el principio.

Ayra— Estaba caminando cerca de la reja cuando vi a un grupo de gente reunida, un hombre hacia una campaña política y me quede mirando. Otro hombre a lo lejos me miro y comenzó a gritar algo, después todos arrojaban piedras, sin darme cuenta como pasó un "alto" me alejó de la reja y uso su bastón de seguridad para alejar a las personas que estaban tratando de acercarse, después mire y había muchas personas en el piso. Después, los "altos" me subieron a una patrulla y después... No se que paso.

Mi madre tiene una cara muy sería después de que le cuento todo. A ella le inquieta algo más.

Mamá— Es extraño.— Murmura, pero alcanzo a entender.
Ayra— ¿Qué es extraño mamá?
Mamá— Ayra, sabes que Koji jamás va a regresar, ¿cierto?
Ayra— ¡¿Cómo?!— Mi corazón se encogió en mi pecho con un dolor desgarrador, mis ojos se llenaron de lágrimas, agache mi cabeza y sin poder decir nada, callé. 
Mamá— Ayra, me preocupas... no puedes seguir así. Lo sabes, ¿verdad?— Sé a lo que ella se refiere, pero no he podido hablar de esto desde que sucedió. La veo preocupada, pero no quiero hablar de eso. —Ayra... haz ido a ver la casa en busca de Koji, ¿no es así?— Un intento más por saber mi razón de estar en la reja. Ella no se equivoca, pero no puedo decir nada. 

Mamá— ¿Tocabas la reja, con tus manos o tu cara?... ¿Algo de ti tocaba la reja?— Creo que se a dado cuenta que no puedo hablar al respecto, sin mas a cambiado de tema. 

Ayra— Sí, tenía mis manos tocando la reja, ¿por qué es eso importante?
Mamá— La reja debe de estar electrificada, jamás se apaga. Alguien noto eso, alguien noto que tu estabas tocándola y aprovecharon para escapar muchas personas. Son peligrosos, tal vez ellos atacaron la patrulla. Aunque eso aún no se resuelve. ¿Notaste a alguna persona extrañamente? ¿Alguien sospechoso?—

Su respuesta me a asustado, me a puesto fría, ¿cómo no me dí cuenta? Trato de recordar, pero nada me viene a la mente.

Mamá— Ya recordaras, cuando pasé, llámame, es importante.— Se levanta del sillón y con un beso en mi cabeza se despide. Aunque, se a detenido en la puerta, —Es un alivio que estés bien— Se retira con una leve sonrisa sin mirarme. 

¿Qué sucedió? 

Han pasado tres años de la desaparición de las personas, esos tres años pensamos que serían una catástrofe, pero el gobierno actuó muy rápido e implantaron sistemas de seguridad asombrosos.  La paz jamás se había visto en esta manera. Y ahora esto. Probablemente fue mi culpa, si yo no hubiera estado allí, nadie se hubiera dado cuenta que la reja estaba apagada.

No puedo creer que estoy involucrada en esto, ¡¿cómo no me dí cuenta?! Me siento terrible, no creo que pueda hacer algo, ¿cómo lo haría? No tengo nada en mis manos que me permita ayudar a localizar a estas personas, si tan solo pudiera recordar algo. 

Dentro del sueño de Ayra...

¡Largo!— Son tantas voces... pero no logro ver a nadie. Trato de hablar pero mi voz no se escucha, solo tengo mis pensamientos. 

¡Largo traidora!— ¿Traidora? ¿yo? pero... ¿qué he hecho?

—¿No lo recuerdas?— ¿una mujer? ¿de donde viene esa voz? no logro ver nada. —Olvidaste a Koji— ¿Qué? no... yo no lo olvide... ¡No! ¿Quíen eres?

Dejaste que se llevaran a Koji— ¡No podía hacer nada! Yo... Yo... no quería. No quería que eso pasara...

Hay muchas sombras, sus manos me culpan, me señalan. Ojos en el piso mi miran, personas heridas me miran desde el piso, uno de ellos me mira fijamente y me sonrie, su sonrisa es escalofriante, mueve sus labios, algo esta diciendo. 

Repentinamente me despierto, el sudor invade mi cuerpo, tiemblo de miedo, estoy aterrorizada ¿qué fue eso?. Esos ojos... 

La sonrisa de AyraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora