No es el fin.

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**15 días antes, en el jardín**


Me encontraba en el pasto, tirada, me sentía exhausta y mi respiración estaba acelerada, apenas podía mover mis manos; llevaba 15 días dentro del jardín con Kerub, me estaba entrenando, pero sentía como si me estuviera matando lentamente.


— Control total, necesitas valor para poder tener el control sobre tu fuerza, no dudes de ti misma y concentra tu fuerza en piernas y brazos — Kerub me daba instrucciones mientras trataba de mantenerme en pie, mis manos se recargaban en mis rodillas y respiraba tan rápido y pesado que mi estomago también se inflaba de aire.


— Necesito un descanso — Apenas pude escucharme a mi misma.


— ¿Lista para lograr romper la roca?— tenia una enorme roca de unos 4 metros de diámetro delante de mi, había pasado las últimas 3 horas intentando romperla.


— Necesito un descanso— de nuevo mi voz parecía perderse entre el viento.


— Recuerda colocar tus manos rectas, flexiona los codos cuando estés a punto de golpearla y deja caer toda la fuerza de tu cuerpo— había escuchado esas instrucciones lo suficiente como para repetirlas por mi misma, estaba tan cansada.


— Nece... Nece... Necesito... Necesito un descanso... un descanso...— de verdad lo intente pero mi fuerza se había ido.


— ¿Acaso intentas decirme algo?— me estaba dando la espalda, puso su mano sobre la roca y me hizo la pregunta.


— Por favor Kerub, ya no puedo... ya no tengo... fuerza...— estaba comenzando a suplicar.


— Golpea la roca — sereno como siempre, como si nada pudiera romper esa calma que lo distinguía.


— No puedo, no puedo hacerlo... — Mi voz al igual que mi fuerza se estaba yendo, mi vista comenzaba a nublarse y empezaba a sentir una pesadez en mis rodillas.


Deje caer mi cuerpo y puse mis manos en el pasto, ya no lo soportaba mas, era imposible romper eso, pero seguía insistiendo, sentía que trataba de ayudarme pero no me daba alguna pista o lección que aprender, solo indicaba como debía de colocarme y que sacara esa fuerza en mi, pero no había logrado tan siquiera rasgarlo.


— No puedo dejar que te detengas ahora, haz entrenado fuerte estos días pero necesitas aprender a saber donde esta tu energía.— Seguía sereno y seguro, a pesar de que sus palabras sonaran desesperadas.


— ¡No se como! ¡no puedo hacerlo! Desperdicias tu tiempo en mi, basta ya de decirme que debo distinguir o que debo conocerme, no tengo idea de lo que hablas— mi corazón se agitaba y cuando sentí un poco de aliento comencé a reprocharle.


— No importa cuantas veces quieras darte por vencida, sigo creyendo que puedes hacerlo— ¿por qué me animaba tanto? ¿qué había en mi que lo hiciera pensar así?


— ¡Muéstrame como! solo quiero verlo una vez, quiero que me muestres que es posible— lo miré, decidida, pensando en que todo era una tontería, y que tenia que terminar.

La sonrisa de AyraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora