Salida.

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-Verán que cuando lleguemos su vida cambiara, estarán bien-Los niños me observaban con interés, posiblemente pensaban que todo esto era una broma

-Dudaría de que mi vida cambie-el niño parecido a Damián hablaba como si fuera un pequeño niño amargado

-Cambiara te lo prometo-le sonreí y el trato de hacerlo, sin embargo se le dificultaba

Sebastian arranco el coche y note que una señora solamente nos miraba desde la puerta de su casa y cuando ella sintió mi mirada cerro su puerta de un solo golpe. 

No había el coche avanzado una cuadra cuando algunas personas de sus casas salian con algunas antorchas y palos de escoba que los blandían como armas  

–Ahora nos encontramos en un set de filmación de película de zombies ¿¡O qué!?–Sebastian alzó su voz mientras trataba de dar vuelta en otra dirección para sacarnos de ese lugar

–No es momento de tus comentarios llenos de sarcasmo e ironía, Sebastian–Acker trataba de no estar nervioso

–Siempre salimos de apuros tío, no tienes que preocuparte–Sebastian le dio una palmada en la espalda a Acker–aunque está vez al parecer es nuestro último día siendo inmortales

–¡Cállate!–le grité a Sebastian y por fin guardo silencio-Deja de decir estupideces y salgamos...

La gente no venia hacia nosotros como parecía sino que se había quedado muy cerca de donde nos habíamos encontrado a los niños y note como un señor rechoncho llevaba a un hombre de sesenta años y la gente lo empezaba a golpear y un grito se escucho, era de reclamo hacia el hombre, algo grave le había hecho a una niña de diez años.  

-¿Tendremos que intervenir?- Pregunte aun sabiendo la respuesta

-Ese señor le hizo algo a esa niña, mi hermano y yo llegamos a escuchar todo -el niño señalo al "pequeño Damián"-sus papas siguen tristes.

Sebastian giro el coche en silencio, todavía gire mi cabeza para ver la escena y eso me hizo recordar lo cruel que un humano puede ser. 

Media hora después ya estábamos mas lejos de San Blas y mas cerca de casa y aunque nos faltaba mucho por llegar todavía no nos habíamos puesto de acuerdo en como íbamos a llegar a mi casa con dos niños totalmente desconocidos y sedientos de sangre. 

-¿Les podemos dar comida?-solté casi en forma de susurro, Acker hizo unas muecas al parecer no totalmente convencido

-Los volverá débiles y en su desarrollo les afectara y les restara inmortalidad 

-¿Entonces que podemos hacer?- pregunte mientras uno de los niños que estaba dormido se acomodaba en mi pierna

-No me gusta esta idea pero creo que necesitamos recurrir al amigo de mi abuelo-Sebastian me miraba por el retrovisor 

-¿Que hace el amigo de tu abuelo?-Pregunte 

-Muchos trabajos, de esos que necesitas para ocultar tu inmortalidad....

Alce mi ceja confundido 

-Necesitamos pasaportes para que los lleve a Salta y luego ustedes dos nos alcanzan allá ¿Cómo ven? 

Acker y yo asentimos de inmediato, no había otra opción, los niños tendrían que irse con Sebastian y luego me iría a Salta con Acker. 

Para siempre. 

Era tarde y decidimos quedarnos en un hotel que estaba en el pueblo conocido como Santa Catalina. 

Sebastian pidió una recamara sola y Acker y yo nos quedaríamos con los niños. 

-Lastima-Acker me susurraba mientras subíamos las escaleras y nos dirigíamos a la habitación numero 130-hoy tenia ganas de...

La propuesta de Acker hizo sonrojarme de mis mejillas e hizo que me imaginara la escena. 

     

La Agonía de DylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora