Perdón

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Azote la puerta de mi recámara, tomé una de las pocas almohadas que habían sobrevivido a la noche que había pasado con Acker y grité por el enojo que sentía por que mi esposo estaba arrepintiéndose de haber llegado a mi vida y cambiarla por completo

Quería llorar pero no podía, no extrañaba mi humanidad pero en este momento en el que Damian aún estando muerto para siempre seguía acechando una felicidad que pensaba que duraría para siempre y acabaría por siempre en cuestión de minutos 

Tocaron mi puerta, no quería ver a nadie hasta que Acker dijera que se iría para siempre, volvieron a tocarla pero al no responder abrieron mí puerta

Era Acker con una cara sería, sus ojos transmitían un poco de la tristeza que sentía y se sentó en mi cama como la primera vez que llegó a mi recámara

-Hola-dijo en voz baja-vengo a decirte que

-Esta bien, fue un placer conocerte Acker, jamás te olvidaré-gire mi rostro, pero Acker tomó de mi barbilla y los dos nos mirábamos a los ojos

-Cariño, no me iré lo dije por qué pensaba que Damian ya no podía hacernos daño y aunque este esa amenaza suelta la enfrentaremos juntos-Acker entrelazó su mano con la mía y le dio un beso -te amo y juramos estar siempre juntos ¿Lo olvidaste?

Sonreí de manera triste mientras asentía y Acker me abrazó, le respondí el abrazo de inmediato

-Sabes que no me resistiría a vivir sin ti, la eternidad sería infierno sin ti-Acker me dijo cerca del oído 

-También mi eternidad sería el infierno si no estoy contigo-tome a Acker de su cabello y lo acerque a mi para darle un tierno beso en los labios que el me respondió con ansías

Acker me levanto con sus brazos y me puso contra el muro y mientras el rompía mi playera, respondía a sus besos, luego de eso mi espalda empezó a rozar la pared en la que estaba detenido, pero ahora no era tan salvaje como la vez anterior, era un acto suave y delicado; mi estómago sentía el abdomen de Acker flexionándose hasta que escuche acercarse un coche que se detuvo frente a mi puerta

-¡A Dylan le encantará el regalo que le trajimos de nuestra luna de miel!

Mi madre había llegado.

La Agonía de DylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora