Alas de la Libertad

Capítulo III

-        ¿Estas bromeando? –preguntó Mike con el rostro tan serio que hizo que Sofia tuviera que aguantarse la risa–. ¿Investigar a esos delincuentes, perseguirlos y convencerlos de unirse a la Legión? Ni siquiera Erwin...

-        Si Brown tiene razón –interrumpió Erwin con los ojos brillantes–, esos "delincuentes" tendrán no solo un gran potencial, si no tendrán una determinación única para sobrevivir. Es justo lo que necesito para la reforma que planeo.

Esa reforma... Sofia solo sabía que la incluía. A Hange y Mike. Tal vez unos pocos más, pero solo eran peones de algo más grande. Algo que solo su capitán veía. Y de alguna forma, a Sofia no le importaba que Erwin la usara.

Casi 6 meses pasaron, ahora Sofía tenía 18, y el hecho de haber perdido su equipo no supuso un problema para sus superiores, pues siempre estaban dispuestos a cubrirse las espaldas los unos a los otros y omitir cierta información en sus informes.

Sus amigos no creían aquello, pero la Legión era como una pequeña familia. Eso pasaba cuando te enfrentabas a la muerte siempre con las mismas personas. Juntos sobrevivían y juntos lloraban a sus muertos.

Aun así, no se libraron del castigo que Shadis les impuso. Sofia apenas pudo ponerse de pie para ir a la siguiente expedición, una de las más dolorosas para ella, y el ardor de sus músculos la noqueo tanto que no pudo adelantarse para visitar a su padre y a los Jaeger.

Al regresar de aquella expedición, ni siquiera tuvo tiempo para regresar al cuartel ya que Shadis recibió una carta del Comandante Supremo Zackley advirtiendo sobre Nicholas Lobov, aquel comerciante a quien Erwin mando a investigar a Sofia, tomaría "otras acciones" para quitarle recursos a la Legión.

Sin tiempo de nada, Sofia, Mike, Erwin, Shadis y Flagon (un capitán de la Legión) partieron hacia Sina para que el Comandante y Erwin se reunieran con Zackley y sirvieran de testigos ante los representantes del Rey, por lo que se quedarían en aquel lugar durante un par de semanas. Ya había pasado un par de veces en los más de 3 años que Sofia estaba en la Legión.

Mientras Erwin, Mike y Shadis se encontraban en constantes reuniones con los altos mandos del ejército y Flagon desaparecía en medio de la ciudad, Sofia recogía informes que Luke dejaba plantados por ahí, al fin y al cabo, era el contacto que le contaba todo lo que ocurría en la Policía Militar.

Luke no era fiel a nada, ni siquiera a la insignia de su chaqueta y a las personas que le daban de comer, pero era fiel a sus amigos. Sofia le pidió reunir información de los que querían que la Legión acabara, y a pesar de sus protestas, Luke hizo lo que su amiga pedía.

Incluso mantuvo vigilados a los bandidos que Erwin quería en la Legión, enviando a escuadrones, de novatos al principio para ir avanzando desde ahí, para que probaran las habilidades de los ladrones.

Según sus informes... eran formidables.

Por lo que en un día relativamente calmado y en el cual los altos mandos no requerían la presencia de Erwin, este decidió ir de encubierto a ver a estos delincuentes.

Y regresó maravillado.

La sonrisa de Erwin siempre parecía transportarlo a otro lugar. A veces resultaba aterrador.

Por lo que antes de irse al cuartel decidieron ir a arrestarlos junto a Luke. Lo harían pasar como que la Policía Militar pidió ayuda a la Legión para realizar aquel arresto, pero aun necesitaban a alguien de la Policía para supervisar aquello.

-        ¿Es confiable? –pregunto Erwin mientras esperaban a Luke en la entrada del subterráneo- Se que te ayudó estos años, pero la gente usualmente tiene un precio.