Capítulo XIV

161 16 1
                                    

Como si los titanes hubieran decidido dejarlos en paz, el regreso a los muros fue demasiado fácil y sin pérdidas, con solo unas decenas de avistamientos que fueron fáciles de evitar.

Erwin puso a Levi a cuidar el mismo flanco que Sofia, quien suponía que era una manera de cuidarla pues su estado mental no había mejorado demasiado, pero Levi se veía bien. Tal vez se contenía para cuando llegara a la seguridad de los muros y su naturaleza inexpresiva le ayudaba.

Una cosa había sido perder a Caro, pues ella simplemente no regresó. No vió su cuerpo, ni la vió agonizar y no sostuvo su mano mientras moría. Y no, no dolía menos, pero sí que perder a Nick resultaba más traumático, pues la principal diferencia era que Nick la sostuvo al perder a Carolina.

No sabía cuándo o cómo, pero sus amigos se habían hecho pilares fundamentales para aguantar la vida de la Legión. Adoraba a Erwin, Hange, Mike, Nanaba y tantos otros, pero Nick y Caro eran suyos. Más de lo que eran sus otros amigos.

Nos vemos en el siguiente punto. Te toca conseguir la comida para ambos esta vez.

Sofia repitió esa despedida de Nick una y otra vez, pero su sonrisa torcida y ojos brillantes desaparecían constantemente, siendo reemplazados por el rostro destrozado de dolor que murió mientras sostenía su mano.

Aunque no estaba tan sola como lo supuso.

Levi estaba a su lado en todo momento.

Ya sea señalando animales con gestos para distraerla un poco, comiendo junto a ella o durmiendo a su lado. Bueno... sentado a su lado durante la noche pues Sofia juraba que ese hombre no dormía jamás. Tampoco es que ella dormía demasiado, pero cuando despertaba sobresaltada, Levi apoyaba su mano en la cabeza de Sofia.

Era extraño, pero ahí afuera no tenían tiempo para la pena así que casi no la tenían.

El problema comenzó cuando llegaron a las murallas y Sofia se encontró con los ojos desesperados y llenos de miedo de su padre.

Nathan Brown parecía casi enfermo de alivio al verla cruzar las murallas. Sofia sinceramente creía que nunca la había recibido a lo largo de sus años en la Legión. A su lado se encontraba Eren, el hijo del doctor Grisha y el niño rubio de antes. Parecía que había pasado una eternidad, pero solo fueron 4 días. Menos de una semana antes Nick estaba a su lado.

Más por obligación que por quererlo realmente, se bajó de su caballo y se acercó a su padre. Pondría una excusa para volver al cuartel pues sentía que aquella armadura construida en el exterior comenzaba a derrumbarse.

- Hola papá –saludó estando lo suficientemente cerca–. Hola Eren. Hola...

-Armin –respondió el niño rubio sonrojándose ligeramente–. Armin Arlett.

En otro momento, Sofia se hubiera sorprendido al escuchar el apellido pues los Arlett habían sido una pareja que construyó un artefacto volador y trató de salir de los muros. Los rumores dicen que salieron, se estrellaron por ahí y murieron por el impacto, pero Luke le contó que lo más seguro es que la Policía Militar se encargó de la pareja antes de que pudieran probar su artefacto. Le hacía gracia a Sofia que Luke era la persona que más odiaba a la Policía Militar y él era parte de ese cuerpo.

- Hola Armin –saludó Sofia y clavó la vista en su padre–. Tengo que irme a llenar informes, reportes y evaluaciones de lo que pasó ahí afuera.

Sin decir nada, Nathan estrecho a su hija entre sus brazos haciendo que respirar fuera increíblemente difícil para Sofia.

- ¿Quieres hablar de ello? –susurró su padre mientras Eren, con la mirada preocupada, jalaba su manga.

- ¿Cómo se siente? –el niño insistía al ver que Sofia no parecía escucharlo. Y no lo había escuchado–. ¿Estar ahí afuera?

Alas de la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora