El hilo roto

CAPÍTULO 9: Tu nombre.

Desde el día de aquella cruel discusión los dos chicos cortaron cualquier comunicación y dejaron de buscarse mutuamente. Al principio Chuuya pensó que Dazai con su actitud tan bromista y juguetona vendría a buscarlo para molestarlo nuevamente, pero no fue así. Cada vez que veía al castaño este ni siquiera le devolvía la mirada y lo ignoraba por completo como si se tratara de un desconocido.

Había transcurrido alrededor de un mes y seguían sin dirigirse la palabra, sus amigos en común se habían percatado de su alejamiento, pero decidieron no intervenir en el asunto puesto que conociendo la personalidad de ambos no cederían fácilmente ante el otro.

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Dazai trabajaba en una cafetería como mesero junto con Akutagawa y gracias a ellos dos es que había mucha clientela, especialmente femenina.

Saliendo de la universidad siempre se dirigían al empleo de medio tiempo y trabajaban hasta entrada la noche, entre tantas cosas Dazai a penas tenia tiempo para si mismo como para deprimirse por haber sido rechazado así que no pensaba mucho en la situación.

-Dazai-san, ¿se encuentra bien? .- Preguntó Akutagawa, en los últimos días había notado que el mayor se encontraba un poco apático y su alegría habitual no existía.

-Si, estoy perfecto. -Mostro una sonrisa, pero ni siquiera se esforzó en ocultar la falsedad.

-¿Tiene que ver con… -Akutagawa iba a seguir hablando cuando la campanilla de la puerta aviso que un nuevo cliente había ingresado al lugar.

-¡Bienvenido! -Dijeron los dos jóvenes al unísono, pero al ver de quien se trataba su emoción se disipo en un instante.

-No sabia que trabajabas aquí. -Comentó Chuuya fijando su vista en el castaño.

-Tu mismo lo dijiste, hay muchas cosas que no sabes de mí. -Su respuesta fue tan natural que el mismo se sorprendió al escucharse.

-¿En que te podemos ayudar? -Interrumpió el pelinegro al notar la tensión que se había formado en el ambiente, estaban trabajando así que no podían tener otra discusión como aquel día.

-Quiero un capuchino de avellana. -Contesto sin siquiera dirigirle una mirada.

-En un momento se lo traigo. Dazai-san, por favor cobra. -Pidió mientras se dirigía a la máquina de café para prepararlo. 

-Serian 223 yenes. -Dijo con voz monótona, en realidad no pensó que se toparía con el Chuuya de esta manera y lo que menos quería era tener una conversación ahí.

El pelinaranja pago su café y sin pensarlo mucho se marchó del lugar, también se sentía incomodo al hablar con el contrario y por más que quería disculparse por sus crueles palabras no sabia como. Al también descubrir que Dazai y Akutagawa trabajaban juntos sus celos habían regresado, básicamente esos dos eran inseparables y debían poseer una relación muy estrecha.

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De vez en cuando Chuuya iba a esa cafetería solo para ver unos minutos al castaño, seguían tratándose como desconocidos, pero se había percatado que a pesar de todo no podía estar completamente apartado de Osamu.