CAPÍTULO 17: Deja de mentirme.

1K 151 42
                                    

La noche transcurrió tranquilamente y cuando amaneció los deslumbrantes rayos del sol se colaban por la ventana haciendo que el sueño de cierto joven se viera interrumpido y finalmente despertara.

Al principio pensó que seguía soñando, por más que quería moverse sentía que algo oprimía su pecho y le complicaba el levantarse. Fue hasta que bajó su mirada que entendió la situación, esto ya no era un sueño pero bien podría considerarse como uno.

A su lado se encontraba acostado un joven de largos cabellos rojizos que lo tenía abrazado con una intensa fuerza, parecía que utilizaba sus brazos como una cuerda para evitar que pudiera escapar.

-Pareces un pequeño koala.-Fue lo primero que cruzó por su mente, él no esperaba una respuesta, pero cuál fue su sorpresa al ver que sus palabras sólo generaron que esos delgados brazos lo oprimieran más.

-Tenía miedo de que te fueras, sólo podía aferrarme a ti de esta manera.-Chuuya no se encontraba dormido y estaba más que decido a no separarse de Dazai.

・*:..。♡*゚¨゚゚・*:..。♡*゚¨゚゚・*:..。♡*゚¨゚・

Lo que sucedió fue que por la madrugada Chuuya se había despertado en su recámara, estaba un poco confundido pero recordaba vagamente que había sido Dazai quien lo fue a dejar a su casa. Por su mente pasó la posibilidad de que este joven se encontrara aún en su hogar, él conocía muy bien a sus padres y sabía que jamás dejarían que un muchacho anduviera sólo por la ciudad de noche, así que con mucha prisa y esperanza se dirigió al cuarto de huéspedes para comprobar su teoría.

Y efectivamente, tenía toda la razón. En aquella alcoba se encontraba durmiendo ese chico con el que la noche anterior tuvo una larga discusión.

Sus ojos estaban fijos en la cara del moreno y estando tan cerca pudo apreciar con mucho detalle cada uno de sus rasgos. Tal vez porque habían pasado mucho tiempo juntos es que nunca pensó detenidamente en lo atractivo que era.

Dazai tenía un cabello oscuro brillante y un poco rizado, a simple vista parecería que era desordenado y tal vez enredado, pero la verdad es que su pelo era muy suave y sedoso. Chuuya no pudo resistir la tentación y con mucho cuidado, para no despertarlo, acarició suavemente su cabeza. Tal vez Osamu estaba soñando algo alegre porque en ese momento, a pesar de seguir durmiendo plácidamente, una sonrisa hermosa se dibujo en su cara provocando que el pelirrojo soltara una pequeña risita.

-Eres como un niño.- Susurró para sí mismo.

Como aquellos ojos cafés estaban cerrados, sus pestañas podían ser mejor apreciadas, eran negras y más largas de lo usual. Tenía una linda nariz y era más delicada que en la mayoría de los hombres, sin duda la belleza que este chico poseía estaba muy por arriba del estándar.

Pero Chuuya se quedó en shock cuando fijó sus ojos en ese par de labios. Esos labios carnosos estaban levemente entreabiertos y tenían un tenue color rosado. El sol estaba comenzando a salir y con su suave luz los iluminaba gentilmente, haciéndolos incluso aún más apetecibles a la vista.

“Besables.” Eso fue lo que pasó por la mente del joven de ojos azules y solo así es como recordó que la noche anterior los había invadido.

-¿Qué hice ayer?.-Su cara estaba extremadamente roja que incluso podía sentir que le quemaba, estaba muy avergonzado de sus acciones, pero sinceramente no se arrepentía de haberlo hecho.

Pensó detalladamente en qué hacer, tenía miedo de que cuando Dazai despertara se fuera inmediatamente y ya no pudieran hablar, así que consideró las opciones y concluyó que lo mejor era quedarse en la misma habitación y esperar a que el otro se despertara.

El hilo rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora