El tiempo pasaba lentamente o al menos así lo sentía cierto niño de cabellos castaños.
El orfanato seguía con sus actividades regulares, pero de alguna forma se percibía un cambio bastante notable ya que desde la partida de Chuuya el lugar había perdido cierto brillo y alegría. De alguna forma se podría decir que Dazai había madurado, sus bromas habían finalizado y su sonrisa había dejado de ser tan espontanea como antes.Ambos niños habían acordado mantener la comunicación a través de cartas semanales, en ellas se contaban las cosas que sucedían a su alrededor y los bueno o malos momentos que vivían, el de ojos azules narraba de forma muy alegre cuanto se divertía en su nueva casa con sus padres y lo bien que se la pasaba en la escuela con sus amigos, por otra parte Dazai ponía su mayor esfuerzo para contarle cosas alegres y tratar de no mencionar cuanto lo extrañaba y la falta que le hacia en cada uno de los días que pasaba.
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Yokohama, Japón. (2005, Julio 07) [Carta para Chuuya Nakahara]
Hoy es Lunes, sabes que detesto estos días porque Haruka-san siempre me obliga a recoger las hojas de los árboles y es cuando más deberes nos dejan las cuidadoras.
¿Adivina que paso? Hoy Naru-san nos enseñó nuevas palabras en inglés y nos dejó muchos ejercicios para repasar la clase, no me gusta hacer la tarea porque es aburrida y ahora que te fuiste ya no tengo a quien copiársela.Odasaku me sigue regañando por ser un flojo y dice que sigo así Haruka-san se enojara conmigo, pero ella siempre está enojada conmigo, ¿Qué digo conmigo? ¡Con el mundo!
Se que he escrito "Nakahara" y que ese ya no es más tu apellido, pero espero y no te moleste, te he conocido con él y me gustaría seguir utilizándolo de esa forma.
Me alegra que te estés divirtiendo mucho con tu nueva familia y amigos, pero tampoco te olvides de nosotros, sé que es imposible que vengas a visitarnos debido a que te has cambiado de ciudad, pero igualmente ojalá un día vengas de visita, suerte en todo.
PD: Espero que hayas crecido al menos un centímetro.
Atentamente: Dazai Osamu.
El pequeño se quedó observando dicha carta y le parecía muy sosa y aburrida, había perdido algo, pero honestamente no sabía que escribirle. Sí le contara sus verdaderos pensamientos y sentimientos solo lo haría sentir peor diciéndole que lo extrañaba mucho y que quería que regresara al orfanato junto a él, era muy egoísta de su parte escribir algo así.
Los martes el cartero pasaba a recoger/entregar la correspondencia y eso significaba que tendría que esperar nuevamente una semana para recibir una respuesta por parte de su amigo, una espera de mucho tiempo para su gusto.
Los días se fueron convirtiendo en semanas y las semanas en meses hasta que estos se volvieron años, justamente se cumplían tres años desde que Chuuya se había ido de aquel lugar. El castaño ahora con 10 años se había convertido en alguien más apático y reservado, no se mantenía alejado del resto, pero a diferencia de antes ya no tenía la chispa que lo caracterizaba, muchos niños habían sido adoptados y conseguido buenas familias, sin embargo, él ya se había rendido en eso.
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-Dazai, tienes que levantarte para las clases. -Le decía su mejor amigo tratando de despertarlo amablemente.
-Odasaku, aún es temprano. -Se cubría con las mantas fingiendo no escuchar nada.
-No seas un flojo, Naru-san ya nos está esperando con el resto de los niños. -Con algo de esfuerzo logró sacar a su amigo de la cama y de mala gana a que tomara un baño y se arreglara para ir a clases.
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El hilo roto
FanfictionUn día Dazai escuchó una historia muy interesante que recordaría por el resto de su vida... "Cuenta una leyenda de la antigüedad, que las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo invisible. Dicen que por más que se estire o...