Mimado

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Drake mantenía su mirada sobre el monitor, observaba gráficas y posibles planes para atrapar al Pingüino, Bruce confiaba en ello, él también. Pero aunque parecía perderse por lapsus de tiempo siempre regresaba para mirar el tiempo para su cita. Damián lo había notado, no se había separado de la cama del petirrojo, él y Titus habían reclamado como su propiedad esa habitación y nadie los haría irse.

—¿ No tienes hambre? — Cuestionó el mayor al ver que su hermano solo jugaba a lanzar la pelota al danés.

— No, se me entreno para durar días sin alimento en el desierto. — Respondió con aires de grandeza.

—Entonces cuida el comando. — Lanzó un pequeño dispositivo a sus manos, era una clase de reloj que mantenido una búsqueda en la red de Wayne inc. Buscando entre los satélites algún código. — Iré por un sándwich. — Se levantó con torpeza estirando su espalda y con ella algunos de sus huesos tronaron en cadena.

— No es necesario, puedo ir por ellos. — Se ofreció en ayuda el árabe.

— No es necesario, puedo hacerlo solo. — Llevó su mano hasta las hebras de cabello del morocho y dando una caricia revolvió estás que brillaban con el reflejo de la luz artificial del recinto.

— Insisto. — Respondió, aunque el silencio y los pasos alejándose de Tim fueron su respuesta. Un bufido molesto llamo la atención del canino que mordisqueaba su juguete. — No importa que haga, parece que Drake solo tiene simpatía por el estúpido clon mal hecho de Superman. — Chasqueó sus dientes generando el tradicional sonido característico del menor.— ¿Qué debería hacer, Titus? — El perro lo miraba con compasión y lamiendo sus nudillos dió un par de ladridos como si entendiera a su amo.

Timothy deambuló por el pasillo principal, giro sobre el cruce llegando a casi tropezar con los cuadros de los anteriores Wayne, cada uno más grande y presente en las ilustraciones, de más pequeño les tenía terror, siempre mantenía un batarang por si algún cuadro tenía la oportunidad de moverse y atacarle, aunque ahora era un simple juego de niños. Bajó las escaleras hasta la cocina y sin avisar hurto una pequeña cantidad de aperitivos para Damián y él, claro sin olvidar algo para Titus. Hurgo un poco más, buscaba algo que merendar para quitarse la ansiedad de su cita, aunque la compañía del niño le era relajante aún deseaba algo más. Abrió un par de cajones más, la alacena y el refrigerador, tomando el helado.

— Fresa. — comentó al recordar que era el sabor principal del gusto de su acompañante y sin más que tomar regreso a su alcoba con la suerte de no se visto por Alfred. El regreso fue sin sorpresas, tuvo hasta tiempo de dar mordidas a las galletas que si bien las conocía eran de Dick y el helado de Jason pero no le importa era una venganza por tomar siempre sus comidas y dejar las cajas vacías. Se introdujo al conjunto y regalando una gran sonrisa a su acompañante mostró el botín adquirido.

— Traje tu helado favorito — Entregó el bote con una cuchara. — Sólo despacio no quiero un cerebro congelado. 

Damián se quedó perplejo al enterarse que su hermano conocía sus debilidad en golosinas. — ¿Cómo? — Cuestionó aún asombrado.

— Eres fácil de deducir. — Respondió dando una mordida a su galleta. — Fue necesito observar un par de días para conocerte.— La respuesta fue tan natural y fluida que colapso a Damián al enterarse de los simple que era.

— Estás bromeando — Gritoneó molesto.

— Eres un niño, algunas veces te comportas como tal. — Tim retomó su lugar y volvió a oprimir teclas en órdenes consecutivos, resonando en la habitación y fuera de ella.

— Soy un guerrero. — Aclaró. — Entrenado para asesinar.

— No. — El sonido del teclado se esfumó tan rápido como Damián cayó, los ojos eléctricos de Tim se alejaron del monitor ignorando cada uno de los comandos reflejado en ellos, partiendo hacía el cuerpo inerte de su consanguíneo — Eres un niño, eres mi hermano, estás diseñado para ser molesto e irritante, con mejillas grandes para ser tomadas por Stef. — La afonía reino por un par de segundos, ambos se miraban con asombro y cariño, Damián no podía evitar sus mejillas se colorearan del rubor, realmente no podía evitar sentir algo por su enemigo, eso estaba mal. Ninguno de los presentes se atrevió a romper el momento, pero el destino puede ser cruel y el sonido de la alarma programada a las seis, tocó su melodía advierto que era hora de su encuentro.

— Diablos Kon. — Su tino de voz se elevó y saltando de la silla corrió al baño a tomar una ducha y alistarse para el encuentro, Damián estaba más seguro de su plan, su hermano era de él y sería capaz de cualquier cosa por su propiedad.

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J

ason mantenía su mirada fija en las armas que Harper había mejorado, algunas veces se preguntaba cómo alguien como Roy era un genio de la armería si aún confundía la derecha con la izquierda.

— Son asombrosas y tuyas. — Habló el pelirrojo mientras limpiaba las manchas de aceite de sus manos. 
— Sí. — Tomó una ocho milímetros y examinó la modificación, era sorprendente.
— Esa la llamo el Zombie maldito. — Una risa se escapó de su garganta y sin aviso previo el cañón estaba apuntando a su cerebro.
— Es una broma de Dick, verdad. — Demandó la respuesta el forajido a lo cual Harper ni hizo más que reír. — Nunca creí que Dickis te llamará Zombie pero me encanta.


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Esto lo escribí en la plataforma, algún error favor de mencionarlo, puede que se modifique en los días por el uso de computadora. Ambos capitulo es solo uno pero me troleo la aplicación.
Una disculpa, no, Miles de ellas esto tiene casi un año sin ser actualizado espero hacerlos más seguido pero no prometo nada.
¿Cómo les va en esta cuarentena del diablo? Ya vete virus mugroso.
Como siempre, los amo y los llenare de galletas y amor.

El DanTim y TimDami es amor, es vida. 

Un acercamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora