34. Green y Blue(。♥o♥。)

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Me levanté temprano. Cerca de las 08:00am yo ya estaba en pié.

Me duché y me vestí, obviamente con lo de siempre, casi tres años y yo no había cambiado casi nada.

Jeans ajustados, sudadera gris, y mis inseparables Converse negras. Amaba esas zapatillas con todo mi ser.

Me miré al espejo. Físicamente quizá hubiera cambiado un poco.

Mi cabello estaba mas oscuro, dado a que ya no me apetecía estar tanto al sol como antes. Y mis ojos también se habían oscurecido, necesitaba ponerme unas gotas cada cierto tiempo y eso los había oscurecido bastante.

Bajé a desayunar.

Sylvia, como siempre, preparaba el desayuno, esa mujer era imparable. Estando embarazada podía hacer de todo sin quejarse.

-Buen día, Sylvia. Hola Blue.-Saludé y me serví un café.

-Te prepararé tostadas.

-No te preocupes. Puedo hacerlo yo.- dije. Sylvia se veía nerviosa, y al mismo tiempo cansada.

Me preparé tostadas con mantequilla y comí.

-Cómo dormiste, cariño?

-Muy bien. Papá nos acompañará?

-Sí. Vendrá con nosotras. Ay!- se quejó y sostuvo su voluptuoso vientre. Se sentó y acarició a Blue.

-Estas bien?

-Si... Si... Bien...  Aaay!!!- cerró los ojos con fuerza y apretó los puños.

-Sylvia!!!  Necesitas algo??

-No preciosa. Estoy bien. Solo que Blue esta algo inquieta hoy.

-Ah...

-Bien. Nos vamos?- preguntó con una sonrisa

-Claro... Nos... Vamos...

-Bien. Mike! Nos llevarás al centro comercial?- preguntó hacia el segundo piso.

-Voy bajando, cariño!

-Bien, ve a buscar tus cosas y nos vamos.-Sonrió.

-Sí.-Me acerqué a ella y toqué su vientre.-Blue... No golpees a mamá, eso es malo.- sentí como pasaba su cabeza por mi mano.- Eso es.- Sonreí y la acaricié por última vez. Fui a buscar mis cosas y bajé.

Papá, Sylvia, Phill, y James ya estaban en el auto. Phill iría a encontrarse con Ann, que era su novia. Y James nos ayudaría con las compras.

Llegamos al centro comercial.

-Bien. Nosotras dos iremos al piso de bebés y embarazadas y ay!... Blue! Quédate quieta amor.-Dijo en dirección a su vientre.- y ustedes nos esperarán.

-Bueno .-dijo desconfiado James. Lo entendía, Sylvia también me preocupaba.

-Está bien.

Subimos por las escaleras mecánicas. Podía ver la expresión de dolor bastante bien disimulada de Sylvia, no quería que yo me preocupara.

-Sylvia... Quieres sentarte?-pregunté vcon cautela.

-No preciosa. Estoy bien. Ay!

-Si claro... Cómo no lo noté... Y yo soy una señorita...

-Esta bien... Sentemonos un rato.

Fuimos a unas bancas afuera de un local y nos sentamos.

Sylvia sujetó su abultado vientre de ocho meses y tres semanas, con una expresión de dolor indescriptible.

Tu amigo es odioso. (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora