La historia de Vergil y Charlotte.- Capítulo 14

326 24 6
                                    

- No quemé la carta. No olvidé a Vergil. No podía hacerlo, yo le amaba, de verdad le amaba, pero aún así no pude hacerlo.

Nero mira a su madre, un poco extrañado por ése aspecto tan joven que tenía. «Incluso parece más joven que yo» pensó.

- No te preocupes. No creo... Que de verdad hiciera falta... Esto... Y... Ejem ¿por qué no estuviste conmigo?

- No lo sé. Pensé que no íbamos a ser felices así. Y además con éste aspecto... Crearon historias. La gente que me conocía creó historias sobre mí. Decían que era un fantasma. Muchos vieron a tu padre atravesarme con Yamato  mientras huían.

- Hablando de eso... ¿Cómo...?

Trish respondió a esa pregunta. Le explicó que Sanctus la salvó de morir, pero que fue el conejillo de indias para su primer experimento de transferencia de poder demoníaco a un humano, pero que ella fue la única que conservó el aspecto que tenía en el momento.

- Ojalá pudiera olvidar aquellos días, después de que Vergil se marchara. No fueron malos en especial, pero la tristeza me superaba. Yo... No quiero hablar más. Necesito descansar.

Nero, pensativo, vio a su madre dirigirse a su habitación. Ella no quería recordar aquellos días en los que la tristeza casi se apoderó de ella.

••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Marcus llegó al refugio de Agnus con poca cosa en mente salvo asegurarse de que los dos jóvenes estuvieran bien.

- ¿Chico? Eh... ¿Vergil? ¿Donde demonios te has metido?

- Se ha marchado.

Agnus estaba apuntando algo en la tablilla que siempre llevaba consigo.

- ¿Que se ha marchado? Pero... ¿Por qué?

- No lo sé. Ella no quiere decirmelo. Me ha pedido estar sola.

Marcus se dirigió a la habitación que el demonio azul compartía con la chica. En cuanto llegó la vio a ella, sentada en la cama.

- Oye, pequeña... No estés triste... Emmm... Yo lo perdí todo hace mucho tiempo... Solo... Sólo digo que se puede superar... ¿Pero qué estoy diciendo? Nunca lo he superado, he estado años deseando mi muerte... Lo siento Charlotte... No soy el indicado para decírtelo, pero sé fuerte. Aguanta.

Salió por la puerta y se dirigió a su casa, una vez más, para desahogarse con el alcohol.

Dos años después estaba caminando lentamente por la calle, con su uniforme sucio y aún roto por la batalla contra Solemnis. Se acercó sin pensarlo al antiguo orfanato donde trabajaba Charlotte, y lo encontró lleno de niños.

- ¿Pero qué...?

Vio también al pequeño Credo jugando con una chica de aproximadamente un año, pelirroja, y lo que más le sorprendió, un chico de la misma edad, con el pelo completamente blanco.

- Oh, señor Marcus, pensé que no le volvería a ver, nunca señor.

- Marcus está bien pequeño... Oye... Esos dos...

- Ah son mis hermanos... Bueno, ella, Kyrie, es mi hermanita, y este es Nero, mis padres lo han adoptado, y yo le quiero mucho. Y ellos dos se divierten mucho juntos.

Marcus se quedó callado un rato.
«Así que... Éste es el hijo de Vergil y Charlotte» pensó.

- Marcus, ¿Crees que algún día pueda ser un soldado de la Orden y llegar a ser como tú?

La historia de Vergil y CharlotteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora