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Los cuatro campeones

¿Qué?— Ella seguía sentada, recibiendo miradas de todos, con enojo, confusión, algunos alumnos se levantaron para verla.

En la mesa de los profesores, la profesora McGonagall se levantó y se acercó a Dumbledore, con el que cuchicheó impetuosamente. El profesor Dumbledore inclinaba hacia ella la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo.

Harry se volvió hacia Ron y Hermione, con preocupación y en shock. Más allá de ellos, vio que todos los demás ocupantes de la larga mesa de Gryffindor lo miraban con la boca abierta.

Yo no puse mi nombre —dijo Tn, totalmente confundida mirando a sus compañeras de habitación.

Debe ser un error— Dijo Jane con preocupación.

En la mesa de los profesores, Dumbledore se irguió e hizo un gesto afirmativo a la profesora McGonagall.

¡Tn Potter! —llamó—. ¡Levántate y ven aquí, por favor!

Vamos —le susurró Rose, dándole un leve empujón.

Ella se puso de pie, con nervios, caminó hasta la mesa de los profesores con todas las miradas sonre ella. Le pareció un camino larguísimo. La mesa de los profesores no parecía hallarse más cerca aunque él caminara hacia ella.

Bueno... cruza la puerta, señorita Tn —dijo Dumbledore, sin sonreír.

Tn pasó por la mesa de profesores. Salió del Gran Comedor y se encontró en una sala más pequeña, decorada con retratos de brujos y brujas. Delante de él, en la chimenea, crepitaba un fuego acogedor.

Cuando entró, las caras de los retratados se volvieron hacia ella. Viktor Krum, Cedric Diggory y Fleur Delacour estaban junto a la chimenea. Con sus siluetas recortadas contra las llamas, tenían un aspecto curiosamente imponente. Krum, cabizbajo y siniestro, se apoyaba en la repisa de la chimenea, ligeramente separado de los otros dos. Cedric, de pie con las manos a la espalda, observaba el fuego. Fleur Delacour la miró cuando entró y volvió a echarse para atrás su largo pelo plateado.

¿Qué pasa? —preguntó, creyendo que había entrado para transmitirles algún mensaje—. ¿«Quieguen» que volvamos al «comedog»?

No sabía cómo explicar lo que acababa de suceder. Se quedó allí quieta, mirando a los tres campeones, sorprendido de lo altos que parecían.

¿Qué pasa, Tn?— Le preguntó Cedric con una sonrisa.

Oyó detrás un ruido de pasos apresurados. Era Ludo, que entraba en la sala. La tomó del brazo y llevó hacia delante.

¡Extraordinario! —susurró, apretándole el brazo—. ¡Absolutamente extraordinario! Caballeros... señorita —añadió, acercándose al fuego y dirigiéndose a los otros tres—. ¿Puedo presentarles, por increíble que parezca, a la cuarta campeona del Torneo de los tres magos?

Viktor Krum se enderezó. Su hosca cara se ensombreció al examinar a la chica. Cedric parecía desconcertado. Fleur Delacour, sin embargo, se sacudió el pelo y dijo con una sonrisa:

—¡Oh, un chiste muy «divegtido», «señog» Bagman!

¿Un chiste? —repitió Bagman, desconcertado—. ¡No, no, en absoluto! ¡El nombre de Tn Potter acaba de salir del cáliz de fuego!

Krum contrajo levemente sus espesas cejas negras. Cedric seguía teniendo el mismo aspecto de cortés desconcierto. Fleur frunció el entrecejo.

«Pego» es evidente que ha habido un «egog» —le dijo a Bagman con desdén—. No puede «competig». Es demasiado joven.

Distintas casas (Año 1-4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora