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El comienzo

Narra Tn:

—No puedo —Caminaba por los pasillos con Harry, le pedí que me acompañara en cuanto la profesora Sprout me llamó— Yo fuí quien le dijo a Cedric que tomáramos la copa, yo lo metí en eso, y si no la hubiera tomado...

—No tuviste la culpa de nada —Harry sobaba mi espalda mientras seguíamos caminando, sus palabras no me dicen nada, yo sé que tengo la culpa.

Me quedé en silencio, no me hará cambiar de opinión, no sé cómo haré para reunir las fuerzas necesarias para ver a sus padres, para verles la cara y tomar ese estúpido premio. Y cuando menos lo esperé, estaba frente aquella puerta, vi como Harry giró la perilla, inconscientemente di unos pasos dentro de la habitación.

—Señorita Potter, pase, tome asiento —Me quedé congelada cuando sus padres me miraron.

Recuerdo poco de la reunión breve que ocurrió, sus padres no me culparon de lo ocurrido. Me agradecieron el regresarles el cuerpo de su hijo. Durante toda la conversación, el señor Diggory no dejó de sollozar. La pena de la señora Diggory era mayor de la que se puede expresar llorando.

—Tomen esto —dije a la señora Diggory—. Tendría que haber sido para Cedric: llegó el primero.

Pero ella lo rechazó.

—No, es tuyo. Nosotros no podríamos... Quédate con él.

Regresé a mi habitación con paso lento, no sé que hacer con el dinero. Aquella mañana, durante el desayuno, Dumbledore se había dirigido a todo el colegio. Simplemente les había pedido que me dejen tranquila, que nadie le hiciera preguntas ni lo forzara a contar la historia de lo ocurrido en el laberinto. Agradezco eso a Dumbledore. Y apesar de ello, los gemelos no se rindieron, pero en uno de esos días, tuve una idea:

—Pero, ¿Qué opinas, cariño? —Fred me sacó de los pensamientos— ¿Qué color se nos ve mejor?

—Oigan —Busqué entre mis cosas el saco de monedas— Están a nada de juntar lo necesario para Sortilegios Weasley, ¿Cierto?

—Así es nuestra estimada —George hizo un ademan chistoso, y antes de que Fred hablara, lo interrumpí.

—Tengan —Dejé el saco en las manos de Fred y apreté una mano de George— Sigan su sueño.

Me levanté antes de que pronunciaran una palabra y caminé hacia mi habitación.

—No no no —Sentí una mano detenerme— Es tu premio, es tuyo.

—Eso no es mío.

—Lo es, no lo usaremos —Fred me miró con unos ojos bastante abiertos.

—No lo usaré, úsenlo en algo bueno, y sobre todo, solo les pido una cosa —Hice una pausa pequeña— Compren un buen traje de gala a Ron —Los miré con una pequeña sonrisa, besé la mejilla de Fred, e iba con George, hasta que sentí sus brazos apretándome contra sus cuerpos— Los amo chicos.

En el almuerzo durante último día, faltaba la acostumbrada decoración: para el banquete de fin de curso solía lucir los colores de la casa ganadora. Aquella noche había colgaduras negras en la pared de detrás de la mesa de los profesores. El auténtico Ojoloco Moody estaba allí sentado, con el ojo mágico y la pata de palo puestos en su sitio. Parecía extremadamente nervioso, y cada vez que alguien le hablaba daba un respingo. La silla del profesor Karkarov se encontraba vacía.  Madame Maxime seguía allí. Se había sentado al lado de Hagrid. Hablaban en voz baja. Más allá, junto a la profesora McGonagall, se hallaba Snape. Era difícil interpretar su expresión, pero parecía tan antipático y malhumorado como siempre.

Distintas casas (Año 1-4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora